Abril 24, 2024

50 Años de Sacerdocio del P. Hernán Leemrijse / Homilía

 50 Años de Sacerdocio del P. Hernán Leemrijse / Homilía

No vine a ser servido, sino a servir” (Mc. 10,45).

 Homilía del P. Sergio Torres en la Parroquia Santo Cura de Ars, zona sur de Santiago

Discernimiento sobre el modelo de ministerio sacerdotal del padre Hernán

Agradezco al padre Hernán esta oportunidad de dar gracias a Dios por estos 50 años. En estos momentos me propongo recordar algunos aspectos de la vida y el ministerio sacerdotal de nuestro hermano Hernán, no sólo en su aspecto personal, sino como representante de una generación de sacerdotes que vivieron y adoptaron un compromiso semejante. Esta presentación será iluminada por algunas de las orientaciones del Papa Francisco en sus documentos más importantes.

Damos gracias a Dios por Hernán y por muchos otros como:

  1. Misionero de Jesucristo
    2. Apóstol de la justicia social
    3. Precursor de una Iglesia en salida
  2. Misionero de Jesucristo

El evangelio de san Marcos nos dice que Jesús antes de subir a los cielos dijo a los apóstoles: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16, 15). Y luego agrega: “Los discípulos salieron a predicar por todas partes con la ayuda del Señor, el cual confirmaba su mensaje con las señales que lo acompañaban” (Mc 16, 20).

El padre Hernán escuchó ese llamado desde joven, entró en una congregación misionera y a lo largo de toda su vida ha trabajado en muchos países del mundo para “anunciar la Buena Nueva a toda la creación”.

Los hitos principales de ese caminar, brevemente son los siguientes:

  • Llamado por el Señor a ser misionero del Sagrado Corazón en su país a los 20 años.
  • Inspirado por la convocatoria de la misión “ad gentes” (Ir a misionar en el extranjero), dejó su país, Holanda, y llegó a Chile con tres compañeros en 1967.
  • Motivado por el amor a Jesús y el compromiso con la justicia participa activamente en la pastoral de la Iglesia de Chile de esa época inspirada por el padre Hurtado, Monseñor Manuel Larraín, el Cardenal Silva Henríquez y muchos sacerdotes y laicos.
  • Fue el tiempo en que la Iglesia de Chile llevó a la práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II y de la Conferencia de Medellín, y demostró, con espíritu profético, gran preocupación por los pobres y la lucha por la justicia, por ejemplo, la reforma agraria y la preocupación por la formación de líderes políticos, sociales y apostólicos.
  • Igualmente, motivado por el amor a Jesús y la preocupación por el futuro de la Iglesia el padre Hernán, junto con varios hermanos de su congregación, ingresó al movimiento Cristianos por el socialismo y tuvo una activa participación a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia.
  • Producido el golpe militar, Hernán fue expulsado injustamente del país por la dictadura. Desde ese momento, vivió algunos meses en Holanda, tres años en París y tres años en México con el mismo compromiso y entusiasmo pastoral.
  • En 1979 intentó volver a Chile y permaneció aquí dos meses, pero fue expulsado nuevamente sin justificación alguna.
  • Finalmente, en 1989, poco antes del plebiscito, cumplió su sueño de volver a Chile, su segunda patria que lo acogió con admiración y cariño.
  • Desde entonces ha continuado el mismo camino misionero, como discípulo de Jesucristo y de acuerdo con su congregación realizó su ministerio y su servicio en Santiago, en Cabildo, en Ancud, en Curicó y nuevamente en Santiago.
  • Hoy está aquí con nosotros para dar gracias a Dios por este largo caminar. Seguramente, con la Virgen María, la madre de Jesús, podrá cantar e invitarnos a nosotros a decir: “Proclama todo mi ser la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Lc 1, 46). Nosotros hacemos eco de su oración y nos unimos con él.
  1. Apóstol de la justicia social

Para resaltar este aspecto del ministerio pastoral de Hernán y de otros y otras con un compromiso semejante, he seleccionado algunos textos de la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco que de alguna manera confirman y explicitan para el momento actual el compromiso con Jesús y con los pobres.

(1) El Papa lamenta la falta de interés por el compromiso social. “Cuantas palabras se han vuelto molestas para este sistema. Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia” (EG 203).

(2) Vinculación profunda entre evangelización y promoción social. “Los pastores acogiendo los aportes de las distintas ciencias tienen derecho a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral de cada ser humano. Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo” (EG 182).

(3) La Iglesia no puede estar al margen de la lucha por la justicia. “Una auténtica fe -que nunca es cómoda e individualista- siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso… Si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política, la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia” (EG 183).

(4) Instrumentos de Dios para liberar a los pobres. “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo” (EG 187).

(5) Resolver las causas estructurales de la pobreza. “La Iglesia ha reconocido que la exigencia de escuchar este clamor brota de la misma obra liberadora de la gracia en cada uno de nosotros, por lo cual, no se trata de una misión reservada sólo a algunos… En este marco se comprende el pedido de Jesús a sus discípulos ‘dadles vosotros de comer’ (Mc 6, 37), lo cual implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos” (EG 188).

  1. Precursor de una Iglesia en salida

El Papa Francisco ha creado o “inventado” varios términos nuevos que llaman la atención por su audacia y creatividad. Uno de ellos es “la Iglesia en salida”, otro se refiere a los pastores “con olor a oveja”. El mismo Francisco define lo que sería o lo que debería ser este nuevo modelo de Iglesia: “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que ‘primerean’ (son los primeros), que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan… Ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” (EG 24).

El padre Hernán y muchos de sus compañeros se adelantaron en su época y han cumplido una tarea similar a la enunciada por el Papa Francisco con la Iglesia en salida. En las actuaciones novedosas y controvertidas, por ejemplo la de los Cristianos por el socialismo, los que participaron en esa experiencia “tomaron la iniciativa sin miedo”, buscaron a los alejados y llegaron a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos.

El Papa Francisco culmina su explicación de la Iglesia en salida con un verdadero programa de acción, que invita hoy día, a todos, pastores, sacerdotes y laicos, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos: “Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos.

Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: ‘Dadles vosotros de comer’ (Mc 6, 37)” (EG 49).

Parroquia Santo Cura de Ars, zona sur de Santiago, sábado 2 abril de 2016

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