Los costos del modelo económico / Paul Buchet

Al inicio del segundo mandato de la presidenta Michelle Bachelet, salió en las librerías un libro de varios autores titulado “El otro modelo” con el subtítulo: “· Del orden liberal al régimen de lo público”. Después de leerlo a la época, uno podía creer con los autores del libro que podía existir “otro” modelo económico pero después de tres años, uno se puede preguntar si aparece realmente otro modelo económico.
La constante búsqueda desenfrenada de productividad, de tecnología, de comercio y de consumo hace creer que todo sigue igual. Las dudas empiezan a existir acerca de la explotación de recursos naturales, del destape de tecnología comercial y del apetito desordenado para disfrutes y evasiones. No se ve que la población nacional y global pueda tan fácilmente abandonar su megala-economanìa o su consumismo exacerbado. Los que se ilusionaron con el libre mercado que iba a ordenar las cosas se equivocaron y no se ve qué otro factor de la economía pueda arreglar las cosas. Definitivamente, no se puede arreglar las cosas con los mismos instrumentos que crearon los problemas
El libro “El otro modelo” hace poco hincapié en la idea de otro modelo “social”. Es cierto que las estructuras económicas determinan el tipo de sociedad que existe. ¿A caso se puede esperar cambios sociales en el Chile de hoy con la el estilo económico que existe? Las veleidades de cambiar la Constitución, por ejemplo son tentativas del oficialismo para transformar la sociedad cambiando sus leyes fundamentales. Hemos sufrido un acuartelamiento por la dictadura militar de tantos años que nos infantilizó. Las mismas proposiciones del programa de gobierno con sus ideas de gratuidad de la enseñanza, de nivelar las desigualdades a través de mayores impuestos a los más ricos del país, de luchar contra las corrupciones y las colusiones, enfrentan oposiciones tan férreas y juntan tan poco apoyo que nos hacen perder la ilusión de otro modelo “social”.
Es de temer para el futuro que la sociedad se deje llevar hacia el populismo de quienes prometen un Estado benefactor que pueda solucionar todos los problemas. Las reacciones populares delante los últimos acontecimientos de las catástrofes naturales, de inundaciones, de plagas, de delincuencia, de vandalismos, de accidentes… revelan una población desamparada que exige soluciones inmediatas a sus problemas particulares. Sin embargo será imprescindible recuperar la madurez social para solucionar a la larga los problemas porque el modelo económico tiene invadido todas las dimensiones de nuestra vida humana.
Para plantear un cambio es necesario partir con la toma de consciencia de lo que significa en el fondo el modelo económico enraizado. Y como, a los partidarios de este modelo les gusta que les hablen en términos de dinero, saquémosles las cuentas de los costos del modelo económico.
No, los costos de producción, de comercialización de las empresas…, las calculan, ellas, con muchas habilidades para sacar las máximas ganancias sino hablemos de los costos que esas empresas “no” pagan ellas pero que son igualmente verdaderos costos. Esos costos, algunos los llamaron “externalidades” justamente porque no los pagan las empresas o los pagan muy mal, las pagan los de afuera de sus empresas. Los famosos derechos de explotación que sean de minerales, de extensión de tierra, de las aguas son royalties o impuestos tan ínfimos cuando uno estima honestamente el vacío de las minas, el empobrecimiento de la tierra, la contaminación del mar … Se debe entonces profundizar las cosas y descubrir que existen muchos otros gastos provocados que no pagan las empresas.
Empecemos por la delincuencia que tiene un costo creciente en más carabineros, más víctimas, hospitalizadas, más destrucciones, más cárceles, más abogados, más jueces… El aumento necesario de toda esta protección social que siempre parece insuficiente lo financia el Estado y/o los mismos ciudadanos Pero ¿quiénes son los causantes de este aumento de problemas? Sin duda habrá un porcentaje que se debe cargar a la congénita maldad humana pero sus excesos actuales provienen de la grieta social que el modelo económico promueve. Se puede estimar que la grieta social aumenta y que hoy los más ricos (10% de la población) rentan la mayor parte de los beneficios del país.
Cuando se reflexiona a otros problemas como los del Transantiago, de las obras de nuevas vías de circulación, el problema del crecimiento gigantesco de las ciudades, su contaminación y sus corrupciones inmobiliarias…, uno podría ingenuamente pensar que esto es el progreso pero en realidad son las adaptaciones para acomodar la población a las comodidades del modelo económico. Este costo lo paga el ciudadano, los peajes, tac y pasajes son aportes directo pero el Estado lo subvenciona o lo paga con los impuestos que aportan mayormente el ciudadano de la clase media. Todos estos progresos sostienen el modelo no social sino meramente económico en favor de los más ricos.
Las externalidades del modelo son también todo lo que pagan los ciudadanos para sustentar el sistema financiero la gran herramienta del modelo económico. Los bancos que son las vacas sagradas del sistema cobran interés por las hipotecas y los créditos, enriquecen los accionistas mayoritarios del sistema financiero. Este mercado financiero lo pagan los clientes pero también el Estado que lo avala con su banco central y que los salva cuando quiebran. Nos quieren hacer creer que el sistema económico es de alta complejidad y que por lo tanto es costoso pero hay muchos engaños en todo el sistema financiero y lo quieren probar por ejemplo las farmacias populares que enfrentan la colusión del comercio farmacéutico.
Hablemos de los engaños de los sostenedores de la educación elitista que pretenden salvar la calidad de la educación olvidando la educación general de la población. Recordamos los resultados históricos de la salud pública con por ejemplo las cifras de las esperanzas de vida del pueblo chileno en contra del estado de desmejoras en que dejaron los sistemas comerciales de salud. Hablemos de los sistemas de pensiones: los afiliados al viejo sistema de pensión reciben pensiones honorables comparadas con lo poco que reciben los jubilados de las AFP y Seguro. Hemos visto promover carreteras, empresas de transportes de empresas particulares pero ¿Quién paga honestamente los problemas de las muertes de accidentes, la carestía de los desplazamientos…?
Es cierto que vivimos todos “caro”, es lo más grave, estamos involucrados, no podemos escapar tan fácilmente del sistema pero una cosa podemos hacer es discrepar. Podemos cargar con la reconocida debilidad humana, pero también podemos acusar preponderantemente el modelo económico de muchos gastos que no pagan los que sacan la mejor ganancia del sistema. Podemos hablar de justicia y de solidaridad. Importa denunciar las falsedades del modelo económico. Declarar vergonzosas las desigualdades crecientes sobre todo pensando a los más pobres. Anhelamos encontrar manera de salir de atolladero del modelo económico liberal. Por esto recurrimos a la fe que no hace creer en la conversión tanto personal como social. “Venga a nosotros tu Reino”.
Cuando Jesús decía a su Padre: “No te pido que los retires del mundo sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo como yo no soy del mundo… Como tú me has enviado al mundo yo también los he enviado al mundo… (Juan 17 16ss).
Por malo y corrupto sea el mundo, el cristiano no debe escaparse de él sino manifestar en él la luz crítica y liberadora que da el evangelio. Las enseñanzas magistrales de las autoridades eclesiásticas pueden ser muy bonitas pero lo que falta son las inspiraciones evangélicas de los laicos que desde sus compromisos en el mundo pueden hablar de Dios, de su Reino y del futuro al que esta llamado la humanidad.
Paul Buchet – Freire
Consejo Editorial de revista “Reflexión y Liberación”