Diciembre 14, 2024

“Hacia una sociedad participativa”

 “Hacia una sociedad participativa”

En la Casina Pío IV se discute sobre democracia, populismo, redes sociales y ong. Temas de la Plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.

La crisis de la democracia representativa, el peligro de que crezcan los movimientos populistas, la posibilidad de que las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales afronten los problemas transnacionales que pesan en el mundo, desde el terrorismo hasta la crisis ambiental, pasando por el aumento de los flujos migratorios. Son los temas que surgieron durante la sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, que se lleva a cabo en la Casina Pío IV en el Vaticano desde el pasado viernes 28 de abril.

 

«Las élites corren el peligro de inmunizarse frente a las masas», dijo en una conferencia de prensa en la Sala de prensa vaticana el economista Pierpaolo Donati de la Universidad de Bolonia, «es necesario impulsar la participación». El contexto mundial, resumió el profesor, es el de una «fragmentación social» y de la «concomitante incapacidad de los sistemas políticos de gobernar las sociedades». Fenómenos provocados por diferentes motivos: la «crisis de las democracias representativas», el «aumento de las desigualdades sociales» entre países y dentro de los países, el aumento de las migraciones «y el número elevado de refugiados», el «papel ambiguo de las tecnologías de la información y de la comunicación» que, en particular debido a las redes sociales, por una parte incrementan la participación pero, por otra, disgregan a la opinión pública, y los «conflictos religiosos y culturales» que demuestran el fracaso del modelo multicultural, sugiriendo la necesidad de pasar a un nuevo «modelo de interculturalidad». En los Estados Unidos y en Europa, particularmente, «se reduce la case media, que tiene a empobrecerse, la participación no funciona y todo ello favorece a los movimientos populistas». Por el contrario, lo que se necesita es una «verdadera cooperación subsidiaria entre un sistema político que sea sensible a la voz de los que no tienen representación, una economía civilizada y formaas asociativas de sociedad civil basadas en redes de reciprocidad».

El canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, recordó particularmente el mensaje enviado a la plenaria por el Papa, que en esos días se encontraba en El Cairo, en el cual, recordó el monseñor argentino, Francisco subraya que «en donde líneas de pensamiento hablan solo de solidaridad, la Doctrina social de la Iglesia habla más bien de fraternidad, puesto que una sociedad fraterna es solidaria, mientras no siempre es verdadero lo contrario, como tantas experiencias lo confirman». Es necesario, escribió el Papa en el mensaje citado por Sánchez Sorondo, «buscar una salida de la sofocante alternativa entre la tesis neoliberal y la tesis neoestatalista».

En este sentido, «la palabra clave que hoy mejor que ninguna otra expresa la exigencia de superar tal dicotomía es “fraternidad”, palabra evangélica, retomada en el lema de la Revolución francesa, pero que abandonó el orden post-revolucionario (debido a razones conocidas) hasta su eliminación del léxico político-económico».

Durante la conferencia de prensa, en la que participó también el profesor sudafricano Paulus Zulu (que participó en el congreso vaticano en compañía de dos estudiantes a los que les pagó el viaje personalmente), la presidenta de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, Margaret S. Archer, subrayó que «los días de los movimientos sociales de viejo estampo, del sindicalismo, por ejemplo, están superados» y las soluciones ya no son «los movimientos de protesta impulsados por las redes sociales». La estudiosa británica indicó dos ejemplos positivos: el movimiento ecológico verde, minoritario en la política pero capaz de influir positivamente las coaliciones de gobierno de las que forma parte, y realidades como las Naciones Unidas o las ong internacionales, con las cuales la Iglesia interactúa «sabiamente», subrayó Archer citando la inclusión de la Santa Sede en la lucha contra el tráfico de seres humanos, que es uno de los nuevos objetivos de desarrollo adoptados por la ONU, y el acuerdo sobre el clima de París, impulsado personalmente por Papa Francisco. Archer indicó que tanto en la votación para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea como en la primera ronda de las presidenciales francesas «ha aumentado la tasa de participación», porque «las personas comprenden que están sucediendo cosas importantes». Pero, recordó, muchas de las personas que votaron por la “Brexit” se arrepintieron cuando, por ejemplo, percibieron la pérdida de valor de la esterlina frente al euro o al dólar. «Nadie en estos momentos es capaz de actuar solo a nivel nacional, porque los problemas son globales. Y las ong internacionales están afrontando cuestiones como el terrorismo, la crisis ambiental, el incremento de los que piden asilo, que nos tocan a todos y son problemas internacionales». 

Iacopo Scaramuzzi  –  Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

Editor