Julio 27, 2024

La Iglesia, el dinero, el poder y la política

 La Iglesia, el dinero, el poder y la política

La Iglesia, cuanto más se acerca al dinero y al poder,
más se aleja de Dios.

La Iglesia, cuanto más se aleja del dinero y del poder,
más se acerca a Dios.

La Iglesia, cuanto más se acerca a los ricos,
más se aleja de Dios.

La Iglesia, cuanto más se acerca a los pobres,
más se acerca a Dios.

Jesús se alejó del poder político y religioso,
del dinero y de los ricos; Jesús se acercó a los pobres,
oprimidos, maltratados y abatidos.

Todo lo que es fuente de poder
requiere la vigilancia de la sociedad.

Mateo 22,15-21
Se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:¿es lícito pagar impuesto al César o no? Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: “¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Ense¬ñadme la moneda del impuesto”. Le presentaron un denario. El les pre-guntó: “¿De quién son esta cara y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César”. Entonces les replicó: “Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

La última frase de este pasaje evangélico, mil veces fue citada y mil veces utilizada en sentido partidista, tanto por los del César como por los de Dios, y por tanto de manera falsa e interesada.

1.- Religión sin poder: La religión no debe ser ningún poder, y menos la cristiana. Cuando la Iglesia se convierte en poder ya no es la Iglesia de Jesucristo, porque su misión es solo servir: “el mayor entre vosotros ha de ser el servidor de todos”. Todas las religiones cuando se convierten en instrumentos de poder son muy peligrosas, porque generan odio, animadversión, división y fanatismos que conducen a la violencia. Lo vemos a cada paso en algunos sectores del islamismo e en los integrismos fanáticos de otras confesiones.

2.- Matrimonio adúltero: cuando religión y política se convierten en poder se utilizan mutuamente como instrumentos de conveniencia, creando dependencias que les hacen ser mutuamente necesarios uno para el otro y favorecerse recíprocamente. El poder político favorece al religioso con, con leyes, concordatos, donativos, exenciones fiscales, prebendas, etc. Y el poder religioso legitima las decisiones del poder político aunque a veces no sean ni de lejos coherentes con el mensaje evangélico. Lo hemos visto bien claro en España durante los largos años de la dictadura, y aun ahora con los colegios concertados, con el 0,7 en el IRPF recaudado por el Gobierno para ella, con la inscripción masiva de muchos inmuebles que, costeados con dinero e incluso mano de obra gratuita del pueblo, los recientes gobiernos de turno permitieron a la Iglesia católica inscribirlos todos a su nombre en los Registros correspondientes. Todas esas componendas son contrarias a la autenticidad cristiana: La Iglesia, cuanto más se acerca al dinero y al poder, más se aleja de Dios.

3.- Nunca hipotecarse: La Iglesia no se puede hipotecar a ningún César, a ningún gobierno, a ningún poder, y menos al económico, y aun mucho menos ser ella un poder económico. La Iglesia no puede hipotecar jamás lo que solo es de Dios. Y de Dios son especialmente los últimos de la sociedad: los oprimidos, los pobres, los indefensos, los desvalidos, los marginados, los hambrientos, enfermos, sedientos, encarcelados, emigrantes, desnudos… La Iglesia cuanto más se acerca a los pobres, más se acerca a Dios, no con asistencialismo, sino reclamando justicia para ellos (“dichosos los que tienen hambre y sed de justicia”), pero cuando la Iglesia calla la boca ante leyes injustas (reforma laboral, reformas y amnistías fiscales a favor de los que más tienen, reducción drástica como hizo el gobierno español, a la cooperación internacional, etc.), que favorecen más a los de arriba que a los de abajo, está traicionando a Jesucristo presente en los débiles y necesitados. La iglesia no puede consentir de ninguna manera la sumisión y el sacrificio de los débiles al poder político ni económico, como está pasando ahora en España. No basta acudir, aunque haya que hacerlo, a ayudar a los desahuciados, los parados, los inmigrantes, los excluidos de la sanidad pública y asistencial, sino que tenemos que denunciar al sistema que los produce, las causas y los causantes que los generan, y quien primero tiene que hacerlo son los Obispos y su Conferencia Episcopal. No es justo rescatar a los bancos y desahuciar a los pobres.

4.- Sistema político injusto: Es injusto un sistema político, cuyos cargos públicos están mucho más al servicio de su dinero, incluso con la corrupción, o el de los bancos, o el de los grandes empresarios del IBEX, que al servicio del pueblo; es incompatible con el Evangelio; es incompatible con asistir a actos religiosos y a celebraciones cultuales cristianas, y mucho menos celebrarlas para ellos como a veces hacen incluso algunos jerarcas. Todos los que tienen el dinero y el poder como meta de su vida, no deberían entrar nunca en un templo cristiano porque su dios no es el Dios de Jesucristo. Cuando Zaquezo le dijo a Jesús “si a alguien he defraudado le devolveré cuatro veces más”, es cuando Jesús le dice: “hoy ha venido la salvación a esta casa”. No hay ninguna riqueza inocente, ni mucho menos la de la Iglesia, ni la de los áticos de los cardenales señores Rouco (370 m2, Reforma 370.000 €) y Bertone (700 m2 y 442.000 € de reforma). Francisco no quiere obispos ni cardenales “untuosos, suntuosos ni presuntuosos”. La Iglesia tiene que alejarse del dinero y del poder, y acercarse cada vez más a los desheredados de este mundo.

5.- Impuestos justos: Es justo y necesario pagar impuestos para sostener y potenciar lo más posible la educación, la sanidad, las comunicaciones, la discapacidad, los servicios sociales, etc. de personas que no tienen medios para costearlos por si mismas. Pero si luego esos impuestos van a ser empleados para mordidas, para sobornos, para influencias, para gastos suntuarios y militares injustificados como los desfiles aéreos o paradas militares, eso ya no es del César. En esos casos la objeción fiscal es una obligación, y más si Hacienda, manipulada por el poder, como siempre hace, tiene mano dura y rigurosa con los de abajo, e indulgente y permisiva con los de arriba, y no digamos nada si después viene la Justicia alargando sine die las sentencias contra los grandes defraudadores, como estamos viendo a diario, y en cambio mete en la cárcel al instante a los roba gallinas.

6.- Servicio público: Ejercer un cargo político con honradez, lealtad, honestidad, entrega personal y vocación de servicio a la Comunidad tiene un gran valor humano y por lo mismo cristiano. Estos merecen nuestro voto. Pero ejercerlo para enriquecerse, dejarse sobornar, tener influencias, llevar una vida por encima del nivel del pueblo, trepar hacia más poder y querer perpetuarse en él, no para servir al pueblo, sino para servirse del pueblo, tomar decisiones que favorecen a los que más tienen, es inhumano, injusto, indecente y deleznable. A estos tales un cristiano nunca les debe dar su voto. Todos sabemos bien quienes son, pues, como dice Jesús, por sus obras los conoceréis.

7.- Recortes y no recortes: El Gobierno recortó, por ejemplo en 2015, un 15% el gasto en prestaciones por desempleo, y recortó, y mucho, en sanidad, en educación, en servicios sociales, pero no recortó para nada el dinero destinado a la Iglesia católica. Veamos:
En los últimos 7 años el Estado recaudó, vía 0,7 % en el IRPF las siguientes cantidades con destino a la Iglesia Católica, en millones de €:

Campaña Renta en: 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Cuantía recaudada 248.6 247.1 249.05 247.56 250.26 250,3 249.16

Más del 80 % de los 250 millones que recibe la Iglesia de esta Asignación Tributaria a través de la casilla de la X va destinado a financiar las 70 diócesis que la Iglesia tiene en España, como sueldos de sacerdotes y obispos, rehabilitar parroquias o pagar universidades privadas católicas, excepto los capellanes castrenses que son personal militar a sueldo del Estado. Madrid es la diócesis más beneficiada, con más de 14 millones de euros, seguida por Valencia (8,7), Toledo (5,4) o Santiago de Compostela (5,2), mientas que el Arzobispado Castrense, con 129.000 euros, es el que menos recibe, aunque hay que añadir que, en este caso, el sueldo de sus sacerdotes es asumido por Defensa (). Ibiza, Jaca, Menorca reciben menos de un millón de euros.

Parte del importe restante se destina a pagar la Seguridad Social de los sacerdotes (6,5 %), financiar proyectos de rehabilitación y construcción de los templos (1,9 %), realizar actividades pastorales (3,1 %) u ofrecer una aportación extraordinaria a Cáritas (2,4 %,) que es sin duda la actividad social de la Iglesia más valorada por la sociedad y especialmente por los pobres y sin embargo los Obispos solo le conceden unos 6 millones de euros. Para más información ver: Jesús Bastante en Eldiario.es,11/01/2017.

¿Puede la Iglesia, desde esa situación privilegiada, ser crítica con las decisiones gubernamentales causantes de muchas de las necesidades que sufre el pueblo, o denunciar, por ejemplo, a los 79 directivos y consejeros de Caja Madrid que utilizaron presuntamente tarjetas opacas con las que cargaron a la entidad más de 15 millones de € para sus gastos privados, o dejar en evidencia pública y notoria la inmensa cantidad de corrupción que hay en España? ¿Dónde están los profetas de la Iglesia Española?

El maridaje entre religión (La Iglesia), poder (El Estado) y dinero (de ambos) son nefastos, sobre todo para la Iglesia y el Pueblo. ¿Colaboración? Sí, desde la independencia total, pero si anda el dinero por el medio… Todo lo que es fuente de poder requiere la vigilancia de la sociedad.

P. Faustino Vilabrille Linares

A s t u r i a s

 

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