Diciembre 14, 2024

El factor Errázuriz

 El factor Errázuriz

La carta del Cardenal Francisco Javier Errázuriz a los directivos de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica, ha sido un episodio más de los muchos actos ambiguos y sospechosos de este jerarca que sigue conspirando, desde las sombras, para que todo siga igual en la ya decaída y golpeada Iglesia chilena producto de los escándalos y abusos sexuales reiterados.

Esta nueva operación mediática del controvertido Cardenal perteneciente a la Fraternidad de los Padres Schoenstatt, Congregación que también tiene dos casos de abusos sexual a menores, se verificó a días de su viaje a Roma en calidad de miembro de la Comisión que asesora al Papa Francisco en materias referidas a las reformas de la Iglesia, conocido con la sigla de C9.

En la misiva, Errázuriz ofrece su visión de la visita papal y luego hace fuertes críticas a la “debilidad” de la Conferencia Episcopal de Chile que no supo contener a la prensa internacional durante la visita apostólica. Es más, plantea que “una nube arrojo sombra sobre la visita” y que las personas que protestaban contra el Obispo de Osorno “eran enemigos de la Iglesia, a propósito de los abusos sexuales”.  También recordó la operación a que fue sometido Monseñor Scicluna en Santiago: “Se le extrajo la vesícula. Dicen las malas lenguas que la dañaron los relatos sumamente dolorosos que escuchó, y que lo emocionaron hasta las lágrimas”.

Ante la prensa internacional y ante no pocos dignatarios eclesiásticos romanos, esta carta ha sido sorprendente y oportunista porque la emite en los momentos que él viajaba a Roma y, por su cargo en el C9, estaría (y estuvo) de nuevo al lado del Santo Padre con todo el tiempo necesario para comentar los mismos argumentos de la carta u otros de mayor o menor envergadura según su imaginación y estado de ánimo.

Este proceder del Cardenal, sin duda que desconcierta a personas que le conocen por su largo período de estancia en altos cargos de la Curia Vaticana y escandaliza a una feligresía chilena que de buena fe confiaban en este Obispo y ahora saben de sus operaciones turbias y subterráneas, todos recordamos otras “cartas” que ha promovido desde Santiago hacia dicasterios vaticanos, esa es su forma institucional de “defenderse” de los que él llama “enemigos de la Iglesia”.

De estas acciones non sancta es que está cansada la feligresía chilena, es este abuso de poder el que tiene a la Iglesia local en tan bajísimos índices de credibilidad, recordemos que hasta antes del caso Karadima-Barros, la Iglesia chilena gozaba de aprecio y reconocimiento no solo en Latinoamérica, sino en el mundo entero como consecuencia de ser una Iglesia dialogante y servidora con un marcado énfasis en su labor misionera y evangelizadora por sobre todo.

Esta carta ofende a muchas personas, en especial a las víctimas de los abusos sexuales en que ha incurrido, desgraciadamente, cierto clero. También, nos ofende a nosotros como Laicas y Laicos de Osorno que no hemos hecho otra cosa que protestar por imponernos a un Obispo con historia en estos temas dolorosos, cual es el abuso sexual y psicológico y la nefasta practica del silenciamiento y el encubrimiento de estos hechos inmorales que están penados por la justicia canónica y civil.

Es evidente que esta carta del Cardenal, su estilo y trasfondo estratégico no respetan la dignidad de los fieles, de los abusados y además, menosprecia a sus propios hermanos en el Episcopado. Este solo hecho deja a la misiva en la categoría de mezquindad y da cuenta de ejercer el ministerio en el sentido contrario a lo que les pide el Papa en forma reiterada: los obispos no son príncipes, ni burócratas, son servidores y no deben espantar al pueblo creyente…

Hoy, en este tiempo de espera sobre la decisión que tomará el Papa Francisco respecto a la gestión encomendada al Arzobispo Charles Scicluna, asistido por el P. Jordi Bertomeu –funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dicasterio a cargo de Monseñor Luis Ladaria, SJ- nos asiste la esperanza de que, por fin, se hará justicia en la petición compartida por una amplia mayoría ciudadana y mundial; que renuncie o se sustituya a don Juan Barros como titular de la Diócesis de Osorno por ser una de las personas que encubrieron los abusos que la propia Santa Sede ya condenó en la persona de Fernando Karadima.

Una vez más, agradecemos muy sinceramente la valiosa intervención del Cardenal de Boston, Arzobispo Sean O’Malley, OFM, Cap. Y, reiteramos lo que expresamos en la declaración de enero, antes de la misión encargada a Mons. Scicluna: “Consideramos que  lo primero que hay que hacer es dialogar en serio para buscar una salida al dramático “Caso Barros” y de esta forma producir el cambio que todos esperamos. Una vez logrado este justo anhelo, volverá  la normalidad, la unidad eclesial y  la paz. Esto pasará, indeclinablemente, cuando  el Obispo Juan Barros Madrid presente su renuncia al Papa Francisco. De no ser así, la herida seguirá sangrando y salpicando no solo a la Iglesia Católica en Chile”. (22/1/2018).

Finalmente, nos asiste la convicción de que ni el “factor Errázuriz” –a instancias de la escuela de don Angelo Sodano-, ni su estratégica y ambigua carta última, serán un obstáculo para que en nuestra Iglesia que amamos, resplandezca la justicia y la verdad en desmedro de las manchas del abuso que solo llevan a traicionar el evangelio de Jesús.

Mario Vargas Vidal                            Danilo Andrade Barrientos

Vocero                                                  Laico Ignaciano

 Comunidad de Laicos y Laicas de Osorno – Chile

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