Octubre 10, 2024

Adviento y discernimiento

 Adviento y discernimiento

Adviento y Discernimiento

Propuesta de esquema para un momento de espiritualidad

Nota: La propuesta de esquema de oración, mañana/tarde/jornada de espiritualidad, retiro espiritual, son algunas claves que se ofrecen para que comunidades o personas individuales puedan organizar o tener un momento de reflexión durante este tiempo de Adviento. Los tres momentos del esquema fueron organizados desde el concepto del “discernimiento”, en razón de que el Adviento es el espacio litúrgico y celebrativo que nos invita a estar atentos a la llegada del Mesías Jesús en la próxima Navidad. Además, el Adviento también nos invita a comprender que Jesús, que ya vino en la humildad de nuestra carne hace dos mil años, también está viniendo en nuestro hoy, en nuestros tiempos, acontecimientos y circunstancias. Por ello cada uno de los momentos va acompañado por un texto bíblico (de uso común en el Adviento-Navidad), por algunas claves teológico-bíblicas para comprenderlos y por un momento llamado “hermenéutica de la trama existencial”, el cual busca que la persona o comunidad pueda pensar algunas preguntas a modo de revisión y discernimiento de su propia vida y situación. Hermenéutica significa “interpretación”, y este espacio busca ser eso: un medio, una humilde brújula para que podamos ir sopesando nuestra vida a la luz del que ES la VIDA. ¡Buen camino de Adviento! ¡Maranathá! ¡Ven pronto Señor!

  1. DISCERNIMIENTO DE LAS SEÑALES EN MEDIO DE LA OSCURIDAD (Isaías 9,1-6).

 Claves teológico-bíblicas

 a) La oscuridad como acontecimiento. Discernimos en medio de la oscuridad. El sujeto que discierne en el relato de Isaías 9,1-6 es todo el pueblo, el pueblo que caminaba en las tinieblas y que vive en el país de la oscuridad. Pero, aún en medio de esas sombras, el pueblo puede percibir la luz, la nueva luz que llega.

b) La luz es el nacimiento de una creatura, de un niño: lo nuevo va irrumpiendo en medio del pueblo. Al niño recién nacido le acompaña una luz, una gran luz.

c) El signo del niño que nace inaugura la futura liberación de Israel. La expectativa de un nuevo tiempo para todos va marcada con el nacimiento de un niño (Isaías 43,1-2).

d) Reconocer cómo la luz provoca alegría y regocijo. Es un paso – una Pascua – de la oscuridad de la muerte a la luz de la vida y de la felicidad.

Hermenéutica de la trama existencial

 Nos preguntamos:

¿Cuáles son mis oscuridades?

¿Mis luces?

¿Cuáles son los signos que debo aprender a discernir?

Debo ser capaz de comprender cómo Dios va entrando en mi vida. Debemos reconocer el SIGNO, que es el Emmanuel. Él es consejero, es fuerte, actúa como buen padre, trae la paz, la grandeza, la justicia y la equidad. A nuestra tierra, a nuestro país y países, a la Iglesia le falta paz, justicia, equidad. Debemos discernir dónde no están estos signos y cómo los creyentes en el Emmanuel debemos trabajar para que estos elementos puedan vivirse.

  1. DISCERNIMIENTO EN MEDIO DE LA APARENTE IMPOSIBILIDAD: (Lucas 1,26-38).

 Claves teológico-bíblicas

 a) Al sexto mes: el discernimiento y la hermenéutica de nuestra trama existencial es temporal (al sexto mes), es histórica (la vida de María) y geográfica (Nazaret). Dios visita el tiempo y el espacio y por ello podemos discernir los signos de los tiempos, de nuestro tiempo, historia y geografía.

b) Vas a concebir: nuevamente aparece el signo del niño recién nacido/en gestación (Jesús-Juan Bautista). Lo nuevo va acompañado de la infancia como “fábula que hace crecer” (Michel de Certeau). El mito del niño recién nacido (Gastón Bachelard). Los niños marcan el origen.

Hermenéutica de la trama existencial

¿Cuáles son fábulas/sueños/visiones?

¿Cuáles son mis mitos originarios? ¿Mis raíces? ¿Mi familia? ¿Mi origen? ¿Reconozco y agradezco mis raíces? ¿Soy capaz de entender que soy gracias a ellos? (Ubuntu africano: soy porque somos; soy porque estás tú; tú eres porque estoy yo; nos constitutimos gracias a otros; otros nos dan la vida; Otro-Dios nos abraza con amor).

Mi nacimiento/el nacimiento de un tiempo nuevo y feliz para todos (tiempo pleno y de bienestar).

La gran pregunta del discernimiento de María: ¿Cómo será esto posible? Entran en juego: lo racional (aparentemente imposible); lo emotivo-erótico (no conoce varón: no ha tenido relaciones sexuales); lo corporal. Todo el ser humano discierne. El discernimiento es un proceso donde la duda es bienvenida, la pregunta, la interrogación. María pregunta a Gabriel. Exige respuestas. Si no preguntamos no hacemos un buen discernimiento. El discernimiento muestra el proyecto de un cristianismo adulto (Juan Luis Segundo). Cuando comenzamos a procesar (proceso, la vida es camino que se hace al andar Machado-Serrat) vamos andando en la dinámica del discernir.

¿Cuáles son mis preguntas?

¿Han sido o son resueltas?

¿Me han generado más dudas?

¿Quedo insatisfecho? ¿Quiero seguir indagando?

Ante la pregunta, un SIGNO. El signo es aquello que acompaña el discernimiento. Los signos nos orientan. Somos profundamente estéticos, en cuanto el signo tiene que ver con la estética. Necesitamos el lenguaje de la imagen (¡una imagen vale más que mil palabras!). Lo estético es una sensibilidad (estética: aiesthesis: sentidos: sensibilidad: cuerpo-alma), una disposición para acercarnos a tal o cual acontecimiento. Lo estético debe acompañar la búsqueda, lo bueno, lo bello, lo verdadero. Por medio de lo estético vamos ejercitando la “visión de lo invisible” (Pedro Castelao; El Principito). Pedro Castelao (teólogo español) insiste en la importancia de ser sensibles ante el “algo infinito”. A través del signo, del arte, de la belleza, de lo estético, se nos va abriendo una puerta en nuestro hoy para acceder por ella a lo Absoluto. La Encarnación es el “más acá” de Dios para que podamos ir a su “más allá”.

El signo es una mujer anciana y estéril que a pesar de esto tendrá un hijo (aparente imposibilidad; una virgen concebirá). Nuevamente la contraposición: Isaías 9 (pueblo en tinieblas, una gran luz, un hijo) Lucas 1 (mujer virgen; mujer estéril; un hijo). La natalidad es el comienzo de la historia. Para Dios no hay nada, nada imposible.

Hermenéutica de la trama existencial

¿He comprendido y experimentado que para Dios no hay nada imposible?

¿Estoy diciendo con María: aquí estoy?

¿Puedo-ejercito poder degustar lo Infinito en lo finito?

¿Entiendo el signo del lenguaje, del decir, de lo significativo?

  1. DISCERNIMIENTO Y VIGILANCIA: (Lucas 2,8-20).

 Claves teológico-bíblicas

 a) El relato de los pastores tiene un cariño, una “entrañabilidad” propia y navideña.

b) El pastor vigila. El discernimiento es una actitud de vigilancia y de reconocimiento de los signos ofrecidos. Dios visita a los que están vigilando, a los dispuestos y a los despiertos (Las diez vírgenes prudentes del Evangelio de Mateo), a los que poseen la sensibilidad de discernir “al raso” (desprotegidos) y vigilando.

c) Temor-no teman-alegría compartida: El discernimiento marca una vivencia de lo emotivo, de lo sensorial, del sentimiento. Cuando vemos la realidad también la sentimos (Ellacuría: cargar con la realidad). Al sentirla nos hacemos parte de ella, nos comprometemos en su transformación. Lo primero es la emoción, la emotividad que permite que la experiencia sea más atractiva.

Hermenéutica de la trama existencial

 ¿Cuáles son mis temores?

¿Mis alegrías?

¿Qué me conmociona?

¿Reconozco mis emociones y sentimientos? ¿Soy capaz de darles un nombre? (Dar un nombre permite que las podamos conocer y controlar)

Un SIGNO-SEÑAL: Un Dios niño y recién nacido con “piececitos de niño dulce” (Gabriela Mistral). Nuevamente el signo es la infancia y la natalidad. Pero también es un signo que desconcierta. Dios en la indefensión y en la marginalidad. El teólogo André Wenin define a Dios como un “no sé qué”, aquella realidad que escapa de las aprehensiones humanas. Discernir a Dios es entender que Él siempre escapa de nuestra tentativa de acapararlo ¡y que bueno que sea así! Si no, ya no es Dios (Digo más cosas de lo que no es Dios de lo que sí es, Agustín de Hipona). Dios es MÁS. En Adviento y Navidad hemos de aprender a reconocer los “pañales de Dios”, del amortajado que se proyecta a la mortaja del sepulcro. Jesucristo vive el proceso auténticamente humano.

Los pastores no tienen nada que perder. No tienen nada y por ellos se confían del que es el TODO. Se les anuncia un niño en pañales y van a buscar dichos pañales. Y van a toda prisa. No hay nada que perder, están liberados de todo. Nada los detiene, están totalmente disponibles y también son capaces de invitar a otros a contar lo visto.

¿Cuán dispuestos estamos-estoy?

¿Estamos comunicando a otros nuestra experiencia de Dios y de habernos encontrado con Él?

¿Alabamos a Dios por su amor?

¿Evitamos reducir a Dios a nuestras mezquinas interpretaciones? ¿Dejamos a Dios ser Dios?

CONCLUSIÓN INCONCLUSA

 Discernir: tarea permanente e inacabada.

Confrontación con la vida (hermenéutica de la trama existencial)

Discernir al que es el Adviento permanente (Jesucristo).

Discernir en mirada al mundo nuevo que viene en la imagen del niño recién nacido.

Renovar la vida, la Iglesia, la pastoral, nuestros países.

Juan Pablo Espinosa Arce

Educador y Teólogo (UC-UAH) – Santiago de Chile

 

Editor