Cristianismo político por la Justicia Social
Este 5 de junio cumpliría 104 años +José Aldunate, premio Nacional de Derechos Humanos y reconocido Moralista Jesuita, un largo trayecto y una vida ejemplar a la que todo sacerdote y laico debería disponerse a estudiar. Quiero escribir, no para contar sobre la vida de este hombre, ni su legado, sino del deber que heredamos todos los cristianos desde la experiencia de vida y acción de Pepe Aldunate, si él lo hizo, ¿qué excusas tienen para no hacer lo mismo?
Los cristianos deben introducirse en los misterios de la política, introducirse en los misterios de la fuerza vital, buena o mala, que cubre cada aspecto de nuestra vida, desde el simple acto de hablar con los vecinos a organizaciones macro con un sentido de solidaridad y justicia. Cuando José Aldunate en 1950 volvió a Chile, su misión fue ayudar al padre Alberto Hurtado en la Acción Sindical Chilena (Asich), comprendía que Jesús no se encontraba en las grandes catedrales o los aislados monasterios, estaba en los millones de trabajadores que vivían en la miseria y explotados callaban sus penas sobre sus familias, colaborar con los sindicatos y los derechos de los obreros era colaborar con Dios.
Es fácil tener una visión del mundo desde la comodidad de catedrales y sotanas, rodeado de copas de oro y vino, es fácil ser un sacerdote aislado de su contexto y realidad, es muy fácil poder dar cátedras de moral o leer el evangelio por leerlo, sin sentido ni razón, a una muchedumbre alienada que solo ve en Cristo un escape al sufrimiento, aferrándose a él y a quienes dicen interpretarlo, de forma fanática y acrítica. Muy fácil es, y es que Pepe Aldunate, no le gustaba lo fácil, ser un cura obrero era oler como el resto de las ovejas y ver el evangelio en nuestra realidad, y es que aquello te da la perspectiva tan amplia para ver crucificado a Jesús en cada rincón de Latinoamérica y el mundo. Los clavos, latigazos, la humillación y la corona de espinas, lo cargan y reciben a diario los trabajadores; aquellos que van de un lugar a otro, dominados por un sistema de flexibilidad laboral que fortalece a los patrones, que pelean entre ellos para malos trabajos, que atacan a sus compañeros inmigrantes solo por miedo a pasar hambre, alienados por un instinto de supervivencia y espíritu emprendedor individualista tan moderno y apocalíptico a la vez, lo cargan las mujeres doblemente explotadas en el hogar y en el trabajo productivo, los niños rodeados de violencia y drogas, los niños sin infancia, los niños que no pueden ser niños.
Ahora debemos, viendo nuestra realidad, disponernos en servicio de una Opción Preferencial por los Pobres, una opción apostólica en la misión a estar donde y al servicio de las y los trabajadores, pues la salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre. Siendo esta liberación la toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana y de la necesidad de eliminar la explotación, la falta de oportunidades e injusticias de este mundo, la fuerza emancipadora del Hombre Nuevo como señalaría Pedro Casaldáliga Plá. Debemos luchar por todas las mujeres, todos los hombres, pues todos deben tener todos los derechos, y nadie debe tener el privilegio de usar su libertad para oprimir a los otros, el derecho del pobre es el derecho del Señor; “El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; Más el que tiene misericordia del pobre, lo honra” (Proverbios 14:31).
Debemos, como Pepe Aldunate, guiarnos por la belleza de la fe en un mundo enfermo e injusto, para convertir la palabra de Cristo en dagas al corazón de la injusticia, debemos vivir la justicia social, debemos dedicarnos a predicar en la acción al Jesucristo visto y representado por Alberto Hurtado y Clotario Blest, debemos jugarnos por un Chile distinto, como cristianos debemos empezar a construir el Reino de los Cielos ahora ya.
Alonso Ignacio Salinas Garcia
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