Octubre 8, 2024

El Golpe militar suspendió la democracia/ Paul Buchet

 El Golpe militar  suspendió  la democracia/ Paul Buchet

Cincuenta años es mucho. No basta  hacer memoria, tampoco  realizar una ceremonia conmemorativa,  para un cristiano,  esto  lleva a  una profunda reflexión  e interpretación de fe.

Haré  un testimonio personal.  Soy belga  llegado a Chile al principio del año 1970. Cuando se empezó a  discutir de la necesidad de hacer  una conmemoración por los 50º aniversario del Golpe Militar, de primera, encontré que era demasiado dar vuelta a acontecimientos de medio siglo atrás. Personalmente, no soy bueno para  recuerdos.  Pero sí, recordé  un hecho de mi juventud que viene al caso.  Yo nací en la guerra y a los 15 años con los compañeros de estudios, recuerdo que  regañábamos de las obligaciones de asistir a las ceremonias patrióticas recordando las víctimas de la guerra. Éramos más sensibilizados a las problemáticas  de la Paz  por  la guerra fría, del Hambre que amenazaba el tercer mundo, del desarrollo de los pueblos  subdesarrollados. Era también la época de los esfuerzos del Concilio Vaticano II que iba a cambiar la Iglesia. Fue esta concientización me trajo a Chile, el país más secularizado de Latino-América, un país con un desarrollo principiante  con el Presidente Frei, un  centrista reformador (Corfo, Codelco, Indap, la Reforma Agraria …) Chile sufría severas  injusticias sociales que  los obispos  habían denunciado en su  Conferencia  de los Obispos latino americanos en Medellín en 1968.

Primero, trabajé en  instancias eclesiales. Recorriendo  la comuna donde llegue , he podido conocer  lo que  era “la esclavitud”( para llamarla por su nombre)  de los inquilinos en los fundos, de los trabajadores de los aserraderos de la cordillera, la hegemonía dominante  de una clase social elitista,  la rivalidad de  los partidos políticos, las escuela rurales con profesores  que no habían terminado su enseñanza media.  Participé del Instituto de Educación Rural, de los Encuentros de los ‘Cristianos para el socialismo’,  y  del despertar de las comunidades de base Base en  la planificación diocesana,  de la Acción católica campesina.

Poco a poco  yo descubrí  como se instalaron en el país  unas  contradicciones que  hoy día  puedo  detallar como  las ideologías del  “Liberalismo versus  Comunismo”, en la economía:  “Capitalismo versus Socialismo” y en la cultura : “Progreso” versus  “Desarrollo”.

El Golpe militar  suspendió  la democracia. Fue  sin duda un acto de Violencia  notorio que nos  conmueve hasta los días de hoy.  No es solamente un hito histórico sino que  duele profundamente porque  fue  un acto que “consagró” todas las violencias instaladas en el pasado y todas las violencias que se desencadenaron después. Sin volver a recordar las violencias de la colonización podemos recordar  las condiciones miserables  de un pasado no tan lejano: los mineros , los peones  del campo,  la mortalidad infantil, la postergación de la educación,  de las mujeres,  la marginación de los pueblos  originarios, lo todo  que llegó a configurar una  desigualdad social insostenible.

Lo terrible del Golpe de Estado  es la  real “consagración” de la violencia  que se instaló después con  las víctimas de las represiones del régimen militar, la crisis económica, los niños desnutridos,   la cesantía … Lo peor  fue la creación de una fantasía de Progreso  con aumento  de las desigualdades sociales,  la esclavitud de una sistema financiero (internacional) que fomenta  el lujo, el  consumo , la  multiplicación de  las delincuencias  y de las  violencias de todo tipos (familiares, abusos sexuales, estafas, corrupciones). Que los derechos humanos y la Justicia identifiquen y sancionen los autores  y los responsables de estas  violencias pero  es también  necesario  llegar a las raíces  del Mal. La Verdad  de los hechos  debe llevar a la Verdad  efectiva  de la condición humana.  Por más recuerdos y conmemoraciones  que hagamos,   innombrables víctimas serán  abandonadas en la historia,  salvando algunas  sus nombres  en algún monumento.

La Violencia es el Mal cometido, un mal aterrador, misterioso, incansable. En sí, no es nada,  es lo contrario de la Vida. ¿Qué podemos hacer ¿  ¿Gritar otro: “Nunca más”?

El solo sentido que se le puede encontrar  es que  la  violencia  es  “el punto de partida” de un Bien por hacer, de algo mejor  y  de otro camino que emprender. Aquí entramos en  terreno  más profundo  como  buscar  hacer un  mundo mejor a partir de la Violencia. ¿Seremos capaces? ¿Tendrá la humanidad  un futuro que valga la pena?

Entramos en el terreno  “religioso”. El creyente  pide a Dios auxilio, consolación y paz frente a las violencias. El cristiano, él, va más a fondo.  Entiende que Dios  se hizo hombre para salvar a los hombres del camino errado de la Violencia.  Jesús   fue crucificado, y  por su muerte  y resurrección  deja claro que se puede salir  del fracaso que mata el hombre  y que el Mal puede  evitarse y  hasta las victimas pueden volver a vivir  atravesando la muerte.  El camino para no perderse   se encuentra en el Espíritu que nos dejo. Lo podemos lograr l leyendo los evangelios y  uniéndose a los otros cristianos y hombres de buena voluntad para encontrar el Reino de Dios haciendo historia.

Por haber conocido los  compromisos sociales de la Iglesia  anteriores  al Golpe militar (sindicalistas cristianos,  la acción católica, la promoción de la reforma agraria de obispos, las huellas del  Padre Hurtado …) yo no entendí  las resistencias  encarnizadas de algunas instancias católicas que se opusieron  a la UP.  La aceptación del Golpe de casi todos los obispos me chocó. Después del Golpe no fueron todos los obispos  que, después, tomaron  seriamente partido por las víctimas en la Iglesia.  Se  prestó  un “paragua institucional”  para que unos activistas laicos pudieran  defender las  victimas  pero,  bien pocos obispos, se “mojaron”. Pasando los años y  por intervención vaticana,  creció  en la Iglesia   un abandono del hacer social. En las diócesis, la acción social se redujo a lo asistencial. Se incentivaron  las espiritualidades.   En algunas oportunidades  los obispos hablaron  pero  perdieron  su prestigio de antaño y no pudieron movilizar a los laicos para  los compromisos sociales.

Actualmente  algunos cristianos  recuerdan  la valiente solidaridad que  existió  en las largas décadas del régimen militar y de la cual quedan secuelas.  Se puede celebrar  la postura difícil del Papa Francisco  para abrir la Iglesia al mundo ,  sin embargo, para ser sinceros,  se escucha más fácilmente  los obispos  recordar al  Juan Pablo II y Benedicto XVI .  Por esto, es necesario denunciar  las violencias  al interior de la Institución eclesial  empezando por  la condenación de la Teología de la Liberación , la marginación de los laicos comprometidos en política, el  olvido planificado del Concilio Vaticano II, el fracaso de la “nueva evangelización” por unas planificaciones pastorales conservadoras, la poca atención prestado a los sínodos laicos…La decadencia institucional de la Iglesia  culminó en  las miserables violencias  sacerdotales  y sus encubrimientos jerárquicos .

Si  a la sociedad  civil, le viene bien recordar  esas décadas  criticas del fin del siglo pasado, bien le vendría a la Iglesia conmemorar también sus 60 años desde el  último Concilio.

Con estas  conmemoraciones, yo llegué  a soñar  que  las partes en conflicto  llegasen   a reconciliarse y a perdonarse  por todas  las violencias del pasado.  Desperté,  yo recé: “Perdónanos como perdonamos”  y… mentalmente,  me ensayé  en  este perdón  difícil por la sociedad, por la Iglesia… Encontrase con  la  Misericordia  de Dios  es  evangelizador.

Guíanos más allá  hacia un mundo mejor .

Paul Buchet

Consejo Editorial de revista ‘Reflexión y Liberación

 

 

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