Carolina Tohá y el ‘Golpe policial’
¿Desde cuándo comenzamos de nuevo a celebrar los “Golpes”? ¿En qué momento se festejan los allanamientos a un comedor popular que lleva el nombre de Luisa Toledo en Villa Francia?
¿Cómo ponerle guirnaldas a la violencia de Estado que martilla el corazón mismo de la memoria de una población que resistió heroicamente las metralletas y los tanques? ¿por qué criminalizar el nombre de Luisa Toledo, de sus hijos Rafael Vergara Toledo y Eduardo Vergara Toledo, asociándolos a un imaginario delincuencial donde lo que hicieron fue, desde el margen, resistir a la barbarie?
Hace unos días, Carolina Tohá llamó “Golpe policial” a una serie de allanamientos simultáneos de carabineros en diferentes sectores de Santiago. Dijo además que era un “Golpe para felicitar y muy valioso”.
Por otro lado, Matthei pide que “prometan y prometan seguridad” en un gesto de populismo policial evidente y que no resiste ningún lavado mediático. Al mismo tiempo apoya y abraza –literalmente lo abraza– como candidato a alcalde de Maipú al republicano Enrique Bassaletti, ex general dado de baja que en tiempos de la Revuelta sostuvo: “Cuando el tratamiento al cáncer se hace con quimioterapia (…) se matan células buenas y células malas”, recuperando la fraseología deletérea e indignante de la dictadura que en lenguaje médico/farmacológico veía a la disidencia como un cáncer a extirpar y exterminar.
Como sea, “estamos adentrándonos en la época de la cosificación obligatoria” como apuntaba Michel Foucault refiriéndose a la separación de las palabras y las cosas.
Decimos “seguridad” al tiempo que la cosa objeto de esa palabra es la “población” que se debe perseguir, vigilar y castigar. Entre la palabra y la cosa ya no hay vínculo, por lo tanto, que la palabra haga de la cosa lo que se le plazca, porque no habrá regulación ni óbices para el desmadre de la persecución.
Javier Agüero/ Doctor en Filosofía. Académico Universidad Católica del Maule