Es la sociedad que aborta /Paul Buchet

Dos evangelios conservan unas palabras de Jesús en la última Cena que nos pueden ayudar a entrar en el tema. Antes la traición de Judas, Jesús dice discretamente a sus apóstoles: “Más valdría a ese hombre (Judas) no haber nacido” (Mateo 26,24). Aun cuando se puede dar diversas interpretaciones textuales a esa palabra (¿“e l, ‘nacido’ “habría”?), este enigma nos puede interpelar en vista a la próximas y repetidas discusiones parlamentarias.
Se puede, como los jerarcas de la Iglesia católica discutir del “delito” o del “derecho” al aborto. ¿Será sociológicamente conveniente legislar sobre este fenómeno que se encubre de generaciones en generaciones pero que llegó a inquietar hoy las feministas radicales y los sostenedores exagerados de derechos humanos. Se puede referirse a las personas o clínicas abortivas se puede también referirse a las posturas de los clérigos que absuelven a los penitentes católicos que piden la absolución del pecado mortal cometido por “aborto”.
No hablamos de las intervenciones clínicas por embarazos fracasados. No se aborda tampoco la interrupción de embarazos de niños viables (sietemesinos) lo que son homicidio! de un recién nacido. Cuando los abortistas franceses discutían del tiempo posible de despenalización del aborto , un parlamentario preguntó: ¿a partir de cuándo se puede considerar “humano” un feto? Un humanista tendrá un criterio distinto de una feminista radical o de un biólogo de la fecundación in vidrio de hoy. En los primeros tiempos del cristianismo los Padres de la Iglesia discutieron de la “anima(ción”) divina al inicio del embarazo. En la tradición cristiana, el ser humano es cuerpo y “alma”. Esta dualidad facilitó la idea de “creación” del hombre por Dios (a su imagen), la “inmaculada Concepción”, la “resurrección” . Así se explica la existencia de un ser humano que proviene de Dios desde la “fecundación o concepción”.
Por cierto todos parlamentarios que trataran el tema no son todos humanistas, materialistas, existencialista, personalistas, cristianos o católicos. Colocando la política entre medio, ¿será posible llegar a un acuerdo sobre los derechos y deberes ciudadanos (libertades y obligaciones) y legislar apropiadamente. Después les corresponderá a los jueces aplicar sus decretos. Unos podrán cumplir un rol moralizador para y aplicar las leyes, otros buscaran, más bien, preservar el orden público buscando una menor criminalidad. Unos y otros se darán de justicieros para dejar inocentes o culpables los implicados.
Las ideas se pueden discutir a todos los niveles pero la política no corrige fácilmente las culturas. Los diálogos son más provechosos para formar opiniones y luego compartirlas para cambiar la cultura social. Tres temas se destacan para realizar un diálogo oportuno en la materia. El primer tema es la Vida, el segundo: la libertad y el tercero: la sexualidad.
La vida es lo real, lo natural, se recibe, se desarrollo, sea aprende, se comparte, se trabaja, se la disfruta, la cuida, ella pasa y se pierde. Esta rutina personal se pierde en la complejidad de la sociedad, la ecología, y sobre todo los progresos que nos ilusionan y nos inquietan a la vez. A pesar que el primer derecho humano proclamado fuera: el derecho a la Vida, éste se entendió como un bien personal. El personalismo, en alternativa al socialismo valoró la racionalidad humana, su autonomía y la responsabilidad personal. Pasando los años, el individualismo ganó espacio y hoy día no tenemos muchos escrúpulos de ver eliminar poblaciones enteras por bombas o por hambre. Gaza, Ucrania y los inmigrantes es tema valórico poco comprometedor personalmente. El mal del siglo es la obsesión por la singularidad y el individualismo. Las rivalidades y la violencia existen en las familias, entre estudiantes, en el comercio, en los barrios, por dinero, droga…Hasta en las doctrinas religiosas hay rivalidades (hasta con guerras anticuadamente). El particularismo y el sectarismo dividen. Se sigue hablando de salvación individual, de fe y de sacramentos personal es sin olvidar las devociones particulares. Cada uno cree a su manera. El aborto se puede considerar como la peor expresión de este individualismo general.
La Libertad es el argumento preferido de las feministas radicales, la libertad para hacer lo que se quieren de su cuerpo, con su vida. Pensando a lo que significó salir de la esclavitud de tres siglos atrás, ¿cómo hemos inventado la nueva esclavitud de todas las trabajadoras y trabajadores ilegales? ¿Quién no está esclavo de la gran “diosa financiera” con sus tarjetas de plástico? No son esclavos las masas que se fanatizan masivamente con el consumismo, con los deportes- espectáculos, La tele, los show, las modas… ¿No son todavía esclavas las mujeres por la disparidad de sueldo, el machismo , la comercialización…? Las desigualdades socioeconómicas no son libertades. En la Iglesia, no quedaron todavía obsoletas las argumentaciones de san Pablo y san Pedro preconizando la sumisión de las mujeres en las comunidades (IP.3,1-7 5), el predominio machista en la institución clerical. La falta de una verdadera libertad en nuestra cultura actual crea excesos como las reivindicaciones por abortos libres.
En el Aborto, el impulso sexual llega hasta lo absurdo. Los descubrimientos siquiátricos hablan del impulso del sexo como la energía de la vida misma que evoluciona de su principio hasta su final. Por la procreación normalmente se pasa del amor primitivo, posesivo… amical… cortés…parental, …sacrificado… gratuito … En esta evolución, por malas relaciones o experiencias, se puede estropearse, extraviarse el camino humano altruista. Este proceso de personalización hacia el altruismo humano no puede resultar sin el respaldo de una socialización. Algunas culturas pueden influir favorablemente y otras negativamente. Hablando de “amor”, se puede confundir y pensar “sexo”, “pasión”, “cariño”, “caridad” …y la educación no siempre aclara el tema.
Es bueno recordar la historia especia de la sexualidad procreativa. Cien años atrás, por la sobrepoblación, las hambrunas, las dificultades económicas de las familias, los problemas de salud … la humanidad en general tuvo que reaccionar con una regulación de nacimiento. China no permitió más de un hijo por pareja. Las iglesias de occidente se opusieron drásticamente a la regulación de los nacimientos. En las regiones subdesarrolladas, la mortalidad infantil limitó mucho la natalidad, en los países más desarrollados, lo hicieron por los medios naturales, la farmacéutica y luego las políticas que facilitaron la bajada de la natalidad. Las Iglesias relajaron sus reglamentaciones de regulación de nacimiento para sus fieles llamando a la responsabilidad, pero acentuaron su severidad en cuanto a los abortos
Al considerar los resultados negativos de una regulación responsable de las poblaciones, las soluciones abortivas se multiplicaron. De eso, se acusó las resistencias familiares y las deficiencias educativas por los embarazos no deseados (sobre todo de los adolescentes), se puede acusar también los movimientos de liberación feministas radicales en la materia sin embargo existe una ceguera cultural de la televisión, las redes sociales y sobre todo las publicidades. Se está creando una subcultura sexual nociva en nuestra sociedad contemporánea. Las incitaciones sexuales de las imágenes, de los videos y de las canciones son acosos constantes para todo público. Si a esto, juntamos el alcohol, la droga y la violencia con imágenes reales y ficticias no se pueden pensar solucionar solamente el problema condenando actuaciones individuales. Sí, legislación se debe hacer, que sea la sociedad la primera acusada, que sean los sistemas, las instituciones, los silencios y las pasividades los responsables antes de enjuiciar las personas .
Para los líderes religiosos que quieren opinar a favor o en contra de las leyes que se piensan decidir, se les pide dejar de hablar de ” derecho” de aborto, mejor que hablen de “despenalización” Que lean Juan 3,17 Jesús dice: “Dios no ha enviado a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”. Y Este otro texto: Lucas 12,13ss : “Hombre, ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre ustedes?
Los cristianos deben hablar como mensajeros de un Dios misericordioso porque muchas veces detrás de los abortos hay víctimas quienes viven diferentes dramas.
Paul Buchet – Chile