Septiembre 12, 2025

Martirio en Gaza y Cisjordania

 Martirio en Gaza y Cisjordania

El ejército israelí bombardea y aterroriza la capital de la Franja de Gaza, Netanyahu aprueba el proyecto E1 para Cisjordania.

Los palestinos saben desde hace décadas que el mar de Gaza no es un espacio libre. Hoy está aún más aprisionado, un vasto azul que no ofrece escapatoria. Con la Flotilla Global Sumud dirigiéndose hacia sus costas, los pocos pescadores palestinos que aún conservan una pequeña embarcación intentan llegar al mar porque el hambre es más fuerte que el miedo.

Hace unos días la marina israelí arrestó a siete hombres, ‘culpables’ de violar una orden israelí: está prohibido pescar, así como buscar refrigerio en las aguas del Mediterráneo. Los siete hombres desaparecieron y fueron llevados a un lugar desconocido, probablemente una de las cárceles que se tragaron a un número indeterminado de gazatíes: tres, cuatro, quizás 5.000. Un poco más al sur, los hambrientos fueron blanco de francotiradores: dos murieron en Rafah, cerca de uno de los centros de ‘distribución’ de ayuda alimentaria gestionados por la Fundación Israelí-Estadounidense GHF.

También el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza informó de seis muertes más por desnutrición, incluyendo la de un niño. Desde el 7 de octubre, los hospitales han registrado al menos 411 muertes por hambre. De ellas, 142 eran niños. Pero toda la población sufre: según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), 2,2 millones de palestinos sufren las consecuencias de la escasez de alimentos, tras la certificación de hambruna en la ciudad de Gaza el mes pasado por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, vinculada a las Naciones Unidas.

‘Incluso respirar es una batalla’, declaró ayer la madre de Lamia, de nueve años y 5,5 kilos, a una emisora ​​qatarí. Así de liviana debería estar una niña de un año, no una de nueve. UNICEF proporciona el contexto: en agosto, el 13,5% de los niños sufrían desnutrición severa, un récord que supera el 8,3% del mes anterior. También depende de la zona: en la ciudad de Gaza, bajo una orden de evacuación total, el porcentaje se dispara al 20%. Una de las razones, explica la directora ejecutiva de la agencia, Catherine Russell, es que la invasión terrestre ha provocado el cierre de docenas de centros de distribución de ayuda.

La ciudad de Gaza sigue siendo el epicentro de la ofensiva actual. Según estimaciones israelíes, 200.000 palestinos, una quinta parte del total, ya han huido de la ciudad. ‘La gente se dirige hacia las zonas del centro y el sur’, explicó ayer el periodista palestino Hani Mahmoud. ‘Pero algunos regresan porque no encuentran dónde quedarse. Los únicos corredores son la calle Saladino y la carretera costera, Al Rashid. Pero la primera está completamente bloqueada: cualquiera que se mueva es asesinado por francotiradores’.

La Organización Mundial de la Salud confirma que un número tan grande de personas -casi un millón- no pudo encontrar refugio en el sur: ‘La zona no tiene el tamaño ni la capacidad para albergar a quienes ya están allí, y mucho menos a los recién llegados’. Al-Mawasi, donde se aloja el periodista Tareq Abu Azzoum, ‘es un mar de tiendas de campaña improvisadas. Ha habido un aumento relativo en el número de familias. Luchan bajo el calor abrasador para montar sus frágiles tiendas’. ‘Aunque el ejército israelí ha designado la zona como zona humanitaria segura las fuentes de agua y los servicios médicos son escasos. La gente se queja del olor a humo, la acumulación de residuos y los excrementos humanos’.

El objetivo es la expulsión del mayor número posible de palestinos: recientemente, el primer ministro Netanyahu asistió a reuniones sobre los planes para lo que él llama ’emigración voluntaria’. También dio la aprobación final al plan de expansión del asentamiento E1 en Cisjordania, un corredor de asentamientos que conectará Jerusalén Oriental con el Valle del Jordán, dividiendo Cisjordania en dos, aislándola completamente de la Ciudad Santa y expulsando a miles de palestinos de sus tierras.

‘Nunca habrá un Estado palestino’, declaró temerariamente Netanyahu desde el asentamiento de Ma’ale Adumim.

Chiara Cruciati – Roma

Editor