Octubre 18, 2025

Hacia una Iglesia no clerical / J A Pagola

 Hacia una Iglesia no clerical / J A Pagola

A futuro habrá una Iglesia más pequeña, vulnerable, con menos poder mundano, pero más evangélica, tratando de aprender a vivir en minoría y comenzando a plantearse decisiones renovadoras que hoy no nos atrevemos siquiera a imaginar.

La Iglesia del futuro ya no se podrá sustentar en el colectivo de presbíteros. No solo faltarán sacerdotes, sino que se irán cerrando seminarios. Dios nos está llevado hacia una Iglesia no clerical. Será un gran paso hacia una Iglesia más evangélica. Pero, desde ahora, hemos de trabajar para capacitar a esos laicos y laicas, que serán el sector decisivo para el futuro de la Iglesia entre nosotros.

El mayor potencial para promover la renovación de la Iglesia en un futuro está en los creyentes laicos y laicas de nuestras parroquias. Yo me esfuerzo por contribuir con los Grupos de Jesús a la maduración humilde de hombres y mujeres laicos, que puedan ser sujetos de una renovación evangélica, introduciendo en la Iglesia lo que el Papa Francisco llama, en Evangelii gaudium, ‘un dinamismo evangelizador que actúa por atracción’.

Lo primero es construir nuevas bases que hagan posible la esperanza. Hemos de aprender a despedir lo que ya no evangeliza ni abre caminos al reino de Dios, para estar más atentos a lo que nace, lo que abre hoy con más facilidad los corazones a la Buena Noticia. Al mismo tiempo, hemos de impulsar la creatividad para experimentar nuevas formas y lenguajes de evangelización, nuevas propuestas de diálogo con gentes alejadas, espacios nuevos de responsabilidad de la mujer, celebraciones desde una sensibilidad más evangélica. Creo que hemos de dedicar más tiempo, oración, escucha del evangelio y energías a descubrir llamadas y carismas nuevos para comunicar hoy la experiencia de Jesús.

La Iglesia debe centrarse con verdad y con más fidelidad en la persona y en el proyecto de Jesús, que quiere un mundo más humano, más sano, más digno y más dichoso para todos, empezando por los últimos. Que la gente vea que le preocupan sus sentimientos y que trabaja por una vida más feliz y más dichosa. Ser cristiano es seguir a Jesús y eso se nos ha olvidado. La religión tiene un peligro, que se puede convertir en un tranquilizante, no podemos servir a Dios y al dinero, porque El no quiere que nadie pase hambre, sino que todos tengan una vida digna.

En lo material no hay motivos para ser optimistas, pero si para afrontar la crisis con valores, progresando en calidad humana, en lo que creo que los jóvenes van a sacar lo mejor que llevan dentro. Jesús en las unciones pone en marcha un proceso de sanación social y lucha contra la hipocresía y el culto vacío de amor, con el perdón como horizonte, porque Dios nos entiende y nos comprende siempre.

Por eso nos dijo ‘no tengan miedo‘, porque quiere vernos viviendo con confianza y sabiendo acoger a los demás con ternura, que es otro valor que también se ha perdido y que tenemos que recuperar.

José Antonio Pagola / Bizkaia

Editor