Padre Nuestro que…

En nuestra cultura actual, la paternidad está cuestionada: las denuncias de las feministas por el machismo patriarcal, las familias monoparental que son novedades, las reivindicaciones de adopciones de lo(a)s “gay”, la pedofilia en la “paternidad “ clerical …
Quizás son estas indefiniciones de la paternidad que aminoraron las referencias a Dios Padre en las devociones actuales de los cristianos…Se notan más referencias a Dios sin calificativo, a Jesucristo, al Espíritu Santo y a la Virgen María. Sin embargo conviene recordar la importancia de esta invocación especial a Dios como “Padre nuestro “que es la expresión que Cristo promovió para corregir la artificialidad de los rezos.
Para reflexionar a la paternidad de Dios, lo más común es recurrir a la Biblia y sacar de ella muchas teorías. Pero es conveniente indagar previamente otras perspectivas de las ciencias humanas, nuestra cultura actual lo exige.
En primer lugar, conviene colocar la figura de Dios “Padre” en referencia a la sicoanálisis y a este famoso complejo del Oedipo. Este trata de la rivalidad sicológica fundamental en que el hijo debe apropiarse del poder del Padre (bienes, valores, saber…) para ser sí mismo. Según Freud, este complejo no puede disolverse sino por el remplazo por el hijo de la identificación del padre. Sólo puede haber paternidad por este reconocimiento mutuo. Hay que señalar que se trata de una paternidad distinta de la generación biológica. La muerte (síquica o natural) es la que puede operar este remplazo de la identificación “paternal” un remplazo que se perpetúa. Es de llegar a aceptar la muerte del padre y la propia, no llegar a hacerlo hace vivir todos los desórdenes de un complejo mal asumido. Freud no vio posible ninguna sublimación religiosa de la paternidad pero a pesar de todo vale la pena tomarla en cuenta su teoría.
La tentación de algunos religiosos es de despreciar los impulsos (ej.el Oedipo). Creen que engendrar es la única perspectiva para los deseos sexuales pero los deseos naturales configuran la realidad humana y no encontrarles mayor sentido deja la puerta abierta para cualquier degeneración.
Para progresar en nuestra reflexión, podemos reflexionar a la figura del “Padre” en otra perspectiva. La fenomenología del espíritu es una disciplina filosófica que busca reconocer el camino cultural que las figuras interpretativas del “padre” siguen en la historia. Esta reflexión se interesa a las representaciones paternales para descubrir la evolución, “sentido” u orientación. Hegel piensa que no son las representaciones de “padre- hijo” las primordiales en las culturas sino las de “amo-esclavo”. Se llega a la consciencia de sí mismo por la dominación sobre los demás y sobre la naturaleza y/o en la postura reciproca la del “ esclavo”, se logra contener los deseos por el trabajo. Las relaciones padre-hijo no son primeras sino que las preceden los impulsos de tener (propiedad) las representaciones contractuales que involucran voluntades reciprocas. Dice Hegel, hay padre porque hay familia y no al revés. En la familia, el padre es miembro, jefe, conyugue, padre a la madre, madre al padre y es posteriormente que la sexualidad empieza a ser reconocida para engendrar. La familia es la que eleva la paternidad al nivel de una representación simbólica que se abre por este camino hacia las representaciones de los lazos de amor y de vida y al fenómeno religioso.
Después de estas dos perspectivas distintas algo resumidas y simplificadas se puede ilustrar nuestra comprensión de la paternidad de Dios , llegando a las representaciones especiales de la paternidad divina . Seguiremos en esto el filósofo Paul Ricoeur que abandona el camino de las representaciones abstractas (teóricas) para seguir a Kant que coloca” la religión en los límites del razonamiento”. Para Ricoeur , la religión es más motivada por la esperanza que por la fe (creída) porque ella es proactiva y a hacia el futuro. Prefiere reflexionar a la “·paternidad de Dios” a partir de la exegesis porque considera que la teología especula demasiado con las representaciones paternales de Dios y conviene quedarse al nivel de la representaciones originales que se dan en la historia de los textos para descubrir su evolución y el sentido que insinúa en ellas.
Todos los pueblos antiguos llaman a Dios “Padre pero los hebreos de la Biblia son la excepción, tienen una gran reserva de usar este calificativo para nombrar a Dios: se calcula solamente unas 20 ocasiones por toda la Biblia (anterior a los profetas). Presentan la figura de Dios como gran héroe salvador histórico de su pueblo. Dios es un “Yo soy”, un sujeto que actúa. Sus relaciones con el pueblo se caracterizan por las alianzas y la Ley. Y serán la elección de Israel, las experiencias de dependencia, de protección, de confianza y de gratitud que llegarán a elaborar la representación de Dios como “padre”. El fantasma del ancestro originario (ídolo-padre) se transforma en nueva figura : Dios-padre. Son los profetas y especialmente Oseas (11,1) y Jeremías (3,9) que empiezan a insinuar esta representación todavía mezclada a otras figuras como las del “esposo”, la “roca”…
El Nuevo Testamento, dice P. Ricoeur , conserva algo de este pudor antiguo de llamar a Dios “Padre” . San Marcos usa solamente 4 veces esta expresión cuando San Juan posteriormente la utilizará más de 100 veces en su evangelio. La paternidad de Dios no fue un concepto de la predicación inicial del evangelio, la categoría favorita fue es la del” Reino de Dios”. Hasta en la oración enseñada por Jesús, la paternidad de Dios se invoca inseparablemente del Reinado escatológico: “venga a nosotros tu Reino” De la misma manera, las primeras predicaciones en los Hechos de los Apóstoles nombran al “Dios de los Padres” a Jesús Hijo de Dios y al Espíritu Santo pero casi nunca se refieren a Dios-Padre. Es con San Pablo que valorará la paternidad de Dios para los cristianos. Todas sus cartas mandan saludos de “Gracias y Paz de parte de Dios, Padre nuestro…” dice : “Es porque el Espíritu testimonia de nuestra filiación que podemos gritar “Abba”(padre) “. Entonces “ lejos de ser la religión de un padre transcendente lejano y amenazador , el cristianismo proclama que hay paternidad divina porque hay filiación, y hay filiación porque hay comunidad de espíritu”.
Antes de concluir, queda por aclarar las reminiscencias de los fantasmas del Oedipo y también de las representaciones del Dios- Amo que penan en algunas expresiones de litúrgicas antiguas y de algunas espiritualidades : la eterna culpabilidad humana del asesinato de Dios, la deuda pagada al Todopoderoso, la expiación….las suplicas “Señor, ten piedad”, los repetitivos: “Escúchanos señor, te rogamos” …“ Señor no soy digno…”… Debemos llegar a Jesús crucificado para entender a Dios “Padre”. Dice Jesús: “Nadie me quita la vida, yo la doy” (San Juan10.18). Su morir es un dar la vida “para” los hombres, es un amor extremo, no es un pago de deuda, no es una sumisión sacrificada a un ser Supremo Todopoderoso, es el mismo amor del Padre. Decía Jesús “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10,30). Es para meditarlo.
“Padre Nuestro que estas en el cielo…
Me gusta verlo en este universo que me muestran los astrónomos a través sus telescopios … ¡ Un amor tan grande!
Paul Buchet