Un Papa Misionero, Agustino y cercano a los pobres

Y salió del Cónclave como Papa León XIV el cardenal Robert Prevost Martínez, de la Orden de San Agustín. Fiel discípulo de Jesús y sencillo misionero que ama y respeta el mundo de los pobres y excluidos del mundo.
Con alegría recordamos parte de nuestro artículo ‘El Cónclave en la hora de la verdad’ del día 5 de mayo en que señalamos: ‘Entonces, en la Capilla Sixtina es muy posible que emerjan voces y nombres de cardenales misioneros, más bien moderados –como los son Ángel Fernández Artime (Familia Salesiana) o Robert Francis Prevost (Familia Agustiniana) que rescaten la esencia positiva de algunas de las reformas de Francisco, con el debido compromiso de llevar a cabo una cuidadosa continuidad y bajo ningún concepto transitar por el peligroso camino de la contrarreforma… y que, desde esa perspectiva, debe evangelizar atendiendo las complejidades y problemas de un mundo secularizado que busca más certezas, menos prohibiciones y un claro sentido de humanidad’.
Ahora, con esperanza por lo visto y oído, León XIV será un Papa claramente continuador de las reformas iniciadas por Francisco. Y, con un signo profético, porque este nuevo Papa es un Misionero que ha vivido con los pobres y excluidos de Chiclayo y Callao en Perú, conoce bien sus angustias, anhelos y alegrías. Además, como fiel Discípulo de Jesús, teniendo como praxis de vida la razón y la fe, nunca ha buscado ni el poder ni el protagonismo mundano.
Su sello Agustiniano le concede la garantía de una espiritualidad que busca la profunda búsqueda de Dios a través de la interioridad, el amor al prójimo sin exclusiones, y siempre al servicio del Pueblo de Dios. Recordamos hoy su lema Episcopal en su servicio Misionero en Perú fue: ‘En Cristo todos somos uno’, que es una abreviación de una frase de San Agustín que significa la promoción de una auténtica unidad entre todos los fieles y todos los grupos y, que esta unidad, pueda lograrse cuando vivamos con pasión lo que nos indica el Evangelio, el Concilio Vaticano II y la tan necesaria Doctrina Social de la Iglesia, todo esto, sin duda, ayuda al crecimiento eclesial en una verdadera comunión en Cristo.
Desde este modesto Portal de Noticias saludamos y felicitamos al Hermano León XIV y le deseamos buena salud, discernimiento, prudencia y nuestras Oraciones en esta su nueva e histórica misión al servicio del reino de Dios. ¡Grandes Felicidades!
Jaime Escobar Martínez / Director de revista ‘Reflexión y Liberación’.
Roma – Santiago – Madrid
****
Publicamos el texto original del primer discurso del Papa León XIV. Por primera vez en la historia moderna, Robert Francis Prevost Martínez, decidió leer su primer discurso-saludo.
¡La paz sea con todos vosotros! Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado, el buen pastor que dio su vida por el rebaño de Dios.
También yo quisiera que este saludo de paz entrara en vuestro corazón, que llegara a vuestras familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la Tierra. La paz sea contigo . Ésta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmada, humilde y perseverante. Viene de Dios.
Dios que nos ama a todos, incondicionalmente.
Conservamos aún en nuestros oídos aquella voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco, que bendijo Roma. El Papa que bendijo Roma y dio su bendición al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua. Permítanme continuar con esa misma bendición: Dios nos ama, Dios los ama a todos, y el mal no prevalecerá: todos estamos en las manos de Dios.
Por eso, sin miedo, unidos de la mano con Dios y unos con otros, sigamos adelante.
Somos discípulos de Cristo, Cristo nos precede: el mundo necesita su luz. La humanidad necesita de Él, como puente para ser alcanzado por Dios y su amor. Ayúdennos también a nosotros, y luego unos a otros, a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos a todos para ser un solo pueblo, siempre en paz.
Gracias al Papa Francisco.
Quisiera también agradecer a todos los hermanos cardenales que me han elegidos para ser el sucesor de Pedro, y para caminar junto a vosotros, como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesús, sin miedo, para anunciar el Evangelio, para ser misioneros.
Soy hijo de San Agustín, agustino, que dijo: “con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo”. En este sentido todos podemos caminar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado.
Un saludo especial a la Iglesia de Roma.
Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, dialoga, siempre abierta a recibir, como esta plaza con los brazos abiertos, a todos aquellos que necesitan de nuestra caridad, de nuestra presencia, de nuestro diálogo, de nuestro amor.
Luego un saludo en español a su diócesis, en Perú.
Y permítanme también dirigir algunas palabras de saludo a todos, y en particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú, donde un pueblo fiel acompañó a su obispo, compartió su fe y dio tanto, tanto para convertirse en seguidores de Jesucristo.
A todos vosotros, hermanos y hermanas, de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, que busca siempre la paz, la caridad, para estar cerca especialmente de los que sufren.
Hoy es el día de la súplica a Nuestra Señora de Pompeya. Nuestra Madre, María, quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y amor. Oremos juntos por esta nueva misión para toda la Iglesia, por la paz en el mundo y pidamos esta gracia especial de María, la intercesión de María nuestra Madre.
Ave María y la indulgencia plenaria.
Balcón de la Basílica de San Pedro – 8 de mayo de 2025