Gaza convertida en cementerio de inocentes

En el contexto actual del genocidio en Gaza: ¿cómo podemos responder al mal de la agresión militar, y sobre todo a una ofensiva unilateral injusta, sin caer en el círculo vicioso de todos los males de la violencia?
El Papa Francisco en su motu proprio ‘Ad promovendam theologiam‘ (2023) enfatizó la importancia de la transdisciplinariedad . Las justificaciones teológicas para el discernimiento ético son valiosas; nos recuerdan la importancia y la necesaria centralidad de la paz. Pero la paz no cae del cielo. Debe construirse día a día.
La construcción de la paz se inscribe en una perspectiva global, que involucra no sólo las teologías de las religiones, sino también cuestiones políticas, ambientales, sociológicas, antropológicas, culturales, psicológicas, económicas, de reparto de la riqueza, etc.
La situación de guerra en Oriente Medio es difícil, compleja. Observar que el pueblo judío parece incapaz de frenar las políticas de su gobierno en Gaza y los territorios palestinos ocupados. Aquí se vive a diario ‘una terrible contradicción’, ya que estas políticas infligen a otro pueblo esta guerra de exterminio, sufrida como la de los nazis.
Como teóloga, estoy asombrada y conmocionada por estos bombardeos que no tienen otro propósito que la destrucción, por los bloqueos que matan de hambre a toda una población, por lo que parece apropiado llamar genocidio. Gaza se ha convertido en un cementerio de inocentes. Y muchos israelíes se manifiestan hoy, refiriéndose al Holocausto, denunciando: ‘Fuimos víctimas; nos hemos convertido en agresores’.
En el contexto actual de la agresión, la pregunta es crucial: ¿cómo podemos responder al mal de la agresión militar, y sobre todo a una ofensiva unilateral injusta, sin caer en el círculo vicioso de todos los males de la violencia?
La teología cristiana debe, junto con las partes interesadas, dedicar su investigación al desarrollo de la paz, la educación no violenta y la movilización internacional para bloquear los recursos del agresor. Sin duda, se requiere una mayor reflexión sobre el tráfico de armas y la creación de una fuerza militar supranacional de mantenimiento de la paz, independiente de los estados individuales.
La doctrina de la ‘guerra justa’, basada en un criterio de proporcionalidad, ha influido profundamente en el catolicismo. Pero surgió en una época en la que los métodos de guerra, las armas y la escala de los conflictos no tenían nada que ver con lo que conocemos hoy. El uso de medios de destrucción puede poner en peligro incluso la supervivencia de la especie humana. Y, en general, ninguna guerra es justa. Ninguna es inocente. Ninguna resuelve conflictos que deben abordarse mediante el diálogo.
Finalmente, destacable es la propuesta del famoso escritor israelí y militante pacifista, David Grossman, quién asegura en una entrevista con La Repubblica (1/8/ 2025) que sigue ‘desesperadamente fiel’ a la idea de una solución justa de dos Estados; Palestina e Israel para nutrir conjuntamente la esperanza y la paz.
Marie-Jo Thiel /Profesora de Ética y Teología Moral en la Facultad de Teología de la Universidad de Estrasburgo.