Octubre 2, 2025

Piratería violenta contra la Flotilla humanitaria

 Piratería violenta contra la Flotilla humanitaria

Al anochecer, a 80 millas de Gaza, Israel intercepta la Flotilla Global Sumud. Un ataque ilegal en aguas internacionales. Las tripulaciones no oponen resistencia y son arrestadas solo por tratar de entregar comida, medicamentos y esperanza en medio de las ruinas y la desolación.

Las imágenes antes de cortarse, muestran a mujeres y hombres sentados en círculo en la cubierta de los barcos. Con los chalecos salvavidas puestos, esperan a embarcar. Israel de nuevo comete un acto de piratería violenta ante los ojos del mundo. Precedido por un mensaje de radio que confirma una vez más cómo el Estado hebreo distorsiona y manipula la realidad para mantener la impunidad y repiten: ‘Están infringiendo la ley’.

La Flotilla llegó pacíficamente y en pleno cumplimiento del derecho internacional cerca de la costa de Gaza. Es decir, cerca de una franja de tierra donde se lleva a cabo un Genocidio durante dos años sin que la comunidad internacional haga nada concreto para detenerlo. Estas mujeres y hombres, de rodillas y con las manos en alto, no pudieron detenerlo. Pero hicieron más que muchos gobiernos, incluido el Vaticano que se niega a reconocer y denunciar el Genocidio.

Israel operó militaremente esta vez en el mar que considera suyo, donde secuestra, hunde y asesina. Se sabía que volvería a abordar esta vez, y que lo haría a oscuras. Se desconocía a cuántas millas náuticas de la costa operaría, porque Israel se toma la libertad de decidir hasta dónde extender sus posesiones, tanto marítimas como terrestres.

La misión humanitaria con su no violencia activa ha conmovido profundamente al mundo, que la ha seguido desde lejos con creciente atención y admiración. Hasta el final, mientras la conexión a internet a bordo se mantuvo, las tripulaciones continuaron no solo informando sobre lo que sucedía, sino también recibiendo llamadas telefónicas y mensajes de solidaridad y gratitud  por su ejemplo de solidaridad y amor a la vida.

Como ciudadanos del mundo, tenemos una responsabilidad moral. No podemos simplemente observar desde la distancia. Debemos exigir a nuestros gobiernos que defiendan los principios de la justicia y el derecho internacional, no solo cuando sea conveniente, sino siempre.

La historia nos juzgará no por las palabras pronunciadas en los foros y palacios, sino por las acciones y omisiones cómplices cometidas ante una tragedia humana que debería conmover nuestras conciencias, más si nos llamamos cristianos.

Denunciar el Genocidio en Gaza significa apoyar sin falsos dobleces la vida, la libertad y la humanidad.

Redacción de revista ‘Reflexión y Liberación’ – Santiago – Madrid – Roma

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