Papa León: ‘Denunciar la economía que mata’

‘Es nuestro deber seguir denunciando la dictadura de una economía que mata’. Así lo escribió el Papa León XIV en su primera exhortación apostólica ( Dilexi te , Te he amado), dedicada al ‘amor a los pobres’.
Un documento, por lo tanto, que conecta directamente con la primera exhortación apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, en la que Bergoglio afirmó que ‘esta economía mata’. La continuidad, además, la declara explícitamente Prevost, quien explica que recibió ¿como herencia¿ Dilexi te -cuyo título evoca Dilexit nos , la última encíclica de Francisco- y que hizo suyo el proyecto, añadiendo algunas reflexiones y proponiéndolo ‘al inicio de mi pontificado’ (es cien por cien Francisco y cien por cien León, respondió el cardenal Czerny en rueda de prensa cuando se le preguntó por los porcentajes de las páginas escritas por uno u otro). Una suerte de documento programático, como ha sido a menudo el caso de las primeras exhortaciones apostólicas de los últimos pontífices.
Decididamente más breve (121 párrafos en comparación con los 288 de Bergoglio) y menos denso que Evangelii Gaudium, Dilexi te contiene , sin embargo, una severa crítica a un sistema económico capitalista que genera injusticia y pobreza: la élite rica crece, pero los pobres son cada vez más numerosos. ‘Aunque no faltan teorías que intentan justificar la situación actual o explicar que la racionalidad económica nos obliga a esperar a que las fuerzas invisibles del mercado lo resuelvan todo’, escribe León; ‘la dignidad de toda persona humana debe ser respetada ahora, no mañana, y la difícil situación de tantas personas a las que se les niega esta dignidad debe ser un recordatorio constante para nuestra conciencia’. No solo para nuestra conciencia, sino también para la política, ya que ‘el compromiso con los pobres y con la eliminación de las causas sociales y estructurales de la pobreza, si bien ha cobrado importancia en las últimas décadas, sigue siendo insuficiente’.
Prevost llama a los pobres por su nombre, a quienes son pobres debido a un sistema que los ‘descarta’, y no ‘por casualidad o por un destino ciego y amargo’, aunque ‘todavía hay quienes se atreven a decirlo’, basándose en una ¿falsa visión de la meritocracia donde parece que solo quienes han triunfado en la vida merecen mérito¿. Son aquellos que ‘no tienen medios de subsistencia material, aquellos que están socialmente marginados y carecen de los medios para expresar su dignidad y capacidades, aquellos que no tienen derechos, ni espacio, ni libertad, mujeres víctimas de violencia y exclusión (doblemente pobres), migrantes rechazados y a menudo abandonados a su suerte en el mar’, para quienes León reitera los cuatro verbos de Bergoglio: ‘acoger, proteger, promover e integrar’. Poco antes, al recibir en audiencia a algunos líderes sindicales de Chicago, les había agradecido su compromiso con los inmigrantes y refugiados, al igual que el miércoles había instado a los obispos estadounidenses a ‘denunciar con firmeza’ las políticas antimigrantes de Trump.
Prevost se dirige a todos, pero especialmente a los católicos -en esto se diferencia de Bergoglio-, quienes a menudo son indiferentes. Y les recuerda que la caridad es el núcleo incandescente de la misión eclesial. La Iglesia también debe hacer una opción decisiva y radical a favor de los más débiles, redescubriendo la opción preferencial por los pobres, una expresión nacida de la teología de la liberación y posteriormente incorporada al magisterio, aunque atenuada por las exigencias políticas revolucionarias. Los ejemplos de cristianos que han hecho esta opción, empezando por Jesús (‘pobre y para los pobres’) y las primeras comunidades, son numerosos, en una lista que parece un poco redundante: los Padres de la Iglesia, las órdenes mendicantes nacidas en la Edad Media, los santos sociales de la época moderna y contemporánea, el Concilio Vaticano II (del cual se recuerda especialmente la obra del cardenal Lercaro) y pontífices recientes con algunos de sus documentos, desde Juan XXIII y Pablo VI ( Populorum Progressio ), hasta Francisco. Pero también las luchas de los movimientos populares, que a finales de mes llegarán a Roma para su encuentro mundial y celebrarán su Jubileo en el Vaticano.
El modelo es el Buen Samaritano que no da la espalda, sino que apoya a los oprimidos. El objetivo es ‘resolver las causas estructurales de la pobreza. Las estructuras de injusticia deben reconocerse y destruirse con el poder del bien, mediante el cambio de mentalidades’, concluye León, pero también con ‘políticas eficaces para transformar la sociedad’. Dilexi te tiene la apariencia de un documento programático para el pontificado de León. El tiempo dirá si realmente lo es.
Luca Kocci – Roma