Octubre 25, 2025

Tarde o temprano Israel volverá a atacar

 Tarde o temprano Israel volverá a atacar

Ahora que llegan los alimentos y el agua, ¿cuándo se recuperará la capacidad de soñar, secuestrada por el odio e hipotecada por dos años de genocidio?

En la parte final de Blob, emitida la noche del 7 de octubre, los autores yuxtapusieron las imágenes de la extensión de escombros que es Gaza hoy con el sonido de ‘Il mio canto libero’, la canción de Lucio Battisti de 1972. Hacía mucho que no escuchaba la canción que ha adornado los días de tantas generaciones con su belleza, su asombro y su capacidad de soñar, un sueño que en sí mismo ya es felicidad.

Imagino que mi existencia fue y es contemporánea a la de muchos palestinos, nacidos y criados durante la guerra, todos privados de las oportunidades que ofrece la vida porque están secuestrados por el chantaje del prolongado conflicto/ocupación. Cuando, siendo adolescente en las décadas de 1980 y 1990, no pasaba un día sin que dedicara mi tiempo fuera de la escuela a imaginar la libertad infinita que solo la música ofrece, mis compañeros de Gaza quizá ni siquiera creían en la posibilidad de soñar y estaban acostumbrados a perder a hermanos, amigos y padres por, como Primo Levi describió lo que ocurrió en Auschwitz.

No escuchamos su desesperación , nunca oímos sus gritos de agonía. Hoy siento dolor por el injusto despojo de belleza que han sufrido durante décadas, recibiendo a cambio la locura del infierno. Mientras las calles de mi ciudad se iluminaban con la luz del sol y dejaban espacio para que los niños jugaran después de la escuela, demasiados en la lejanía caminaban entre los escombros.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa buscó renacer en paz, y en paz construyó cielos despejados, listos para acoger los sueños de los hombres, no las bombas de los enemigos. Esto permitió la emancipación de la brutalidad de la guerra y el hambre.

El establecimiento de la paz entre Israel y Palestina sella la victoria de Netanyahu, con Gaza arrasada y su población diezmada, con sus vidas secuestradas por la voluntad y ambiciones ajenas. El conflicto no se ha resuelto; simplemente se ha transformado, adoptando una forma capaz de desactivar la reacción indignada del mundo. Por lo tanto, un destino colonial aún aguarda a los gazatíes, y tarde o temprano Israel lanzará un nuevo ataque. Las relaciones entre ambas partes están, de hecho, ahora más que nunca sin resolver. Dos años de genocidio han avivado el odio por el futuro de Oriente Medio y han renovado perpetuamente la carga sobre las vidas de los palestinos, a quienes se les niega la dignidad humana.

La pregunta persiste: ¿es posible la civilización sin que alguien pague el precio? Los esclavos en las sociedades griega y romana, los indios y afroamericanos en Estados Unidos, los judíos en la Alemania nazi. Pero queda otra pregunta sin respuesta: ahora que llegan alimentos y agua a Gaza, ¿cuándo se restaurará la capacidad de soñar, rehén del odio durante demasiado tiempo y una vez más hipotecada por dos años de genocidio?

Hasta que esto sea posible, las vidas palestinas serán vidas a medias y, por lo tanto, reducidas a un nivel de inferioridad en comparación con las nuestras. ¡Inaceptable!

Rosamaria Fumarola / Roma

Editor