Abril 19, 2024

Cardenal Pell: Conservador, Ministro y Consejero del Papa…¿Continuará?

 Cardenal Pell: Conservador, Ministro y Consejero del Papa…¿Continuará?

El cardenal australiano George Pell, poderoso “ministro” de Economía del Papa y sospechoso de haber actuado con pasividad frente a los sacerdotes pederastas en su país, cuenta con muchos enemigos en el Vaticano.

Este conservador desde siempre, buen orador y admirador de Juan Pablo II, aseguró esta semana tener “el apoyo total” del papa Francisco. Aunque muchos no lo acepten.

Era arzobispo de Sídney cuando el pontífice argentino, acabado de elegir, lo escogió en mayo de 2013 como uno de sus consejeros en el grupo de los nueve cardenales (C9), encargados de asesorarle en la reforma de la Curia Romana, el gobierno del Vaticano.

Después, en marzo de 2014, fue nombrado secretario de Economía, verdadero número 3 del Vaticano. Su misión era toda una revolución en el Estado más pequeño del mundo: agrupar los servicios económicos-financieros y someterlos a las normas internacionales, estrictas y transparentes.

Es un verdadero choque de culturas en una administración opaca y muy italiana, donde la mayoría de los funcionarios son honestos pero están poco formados, y donde todavía reina un sistema de favoritismos y pactos, heredados de la era Sodano y Bertone.

En diciembre de 2014, cambiando por completo las costumbres, George Pell reveló a la prensa que cientos de millones de euros fueron encontrados depositados (legalmente) en cajones de 200 entidades vaticanas. Esta actitud causó molesia en ciertos ambientes de la Curia romana.

Estima que la Iglesia “para los pobres”, que el Papa tanto defiende, no puede permitirse aberraciones contables ni malversaciones, como las que se confirmaron el pasado otoño con la divulgación de los documentos confidenciales de una comisión de expertos financieros.

Pero en ciertos ámbitos del Vaticano, el cardenal anglosajón no es visto como una buena elección de Francisco para hacer limpieza en el sistema, se le considera poco confiable e impredecible…

Teniendo en cuenta la sobriedad que el Papa argentino predica, muchos le critican sus métodos onerosos, como recurrir a costosos gabinetes de auditoría de Estados Unidos, y su nivel de vida elevado, que lo lleva a viajar en clase de negocios y gastar sin límites en sus labores vaticanas.

Sus declaraciones hostiles durante el Sínodo sobre la familia respecto al acceso a la comunión para los casados en segundas nupcias también lo dejan en una posición delicada respecto al Papa. Fue Bergoglio quien junto al cardenal Kasper quienes impulsaron esa línea de acción al interior del Sínodo.

Pero si todas estas divergencias dan mucho de que hablar en el seno del Vaticano, en el exterior, son las acusaciones al prelado de haber encubierto a curas pederastas, por años, en Australia las que son más embarazosas. Acusaciones que él niega categóricamente, pero desmentido in situ por varias víctimas que llegaron desde Australia al Quirinale en Roma.

Las acusaciones contra el exjefe de la Iglesia australiana incomodan a la Curia Romana, donde algunos temen que la prensa saque a relucir los escándalos sexuales en la Iglesia y en el pequeño Estado. Situación de la que ya alertaron al mismo Papa Francisco.

Especialmente cuando el cardenal multiplica las declaraciones polémicas para eximir a la Iglesia. “Si un chófer acepta a una mujer en autostop y la agrede, no creo que sea justo que la empresa de transportes sea responsable”, insinuó en agosto de 2014 a la prensa romana.

En junio, el británico Peter Saunders, víctima y experto en la Comisión pontifica para la protección de los menores, atacó a Pell: “Su autoridad es inmensa en el Vaticano, y sería una gran espina en el pie del Papa si debía ser autorizado a seguir en sus funciones”. Palabras que hoy retoman inusitada fuerza y que hacen eco en toda la prensa de Italia y Australia.

Para este militante de los derechos humanos, como para otros editorialistas anglosajones, el cardenal australiano es una prueba de la voluntad de Francisco para luchar contra el encubrimiento de los escándalos pederastas.

“Un obispo que cambia de parroquia a un cura, que sabe que es pederasta, es un inconsciente y lo mejor que puede hacer es renunciar“, repitió el Papa en el avión de vuelta de México hace dos semanas.

Somos decenas de miles las víctimas en Australia y el mundo y llamamos al Papa Francisco a intervenir para que el cardenal Pell entregué un testimonio creíble ante la Comisión aquí en Roma…” Declaró una de las víctimas de abusos; Stephen Woods en el Hotel Quirinale de la Vía Nazionale en pleno centro romano.

¿Qué hará el Papa con este cardenal incómodo y desacreditado en todo el mundo? Por ahora silencio…

 

Agencias en Roma y Madrid  –  Reflexión y Liberación

 

Editor

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