Abril 24, 2024

Y líbranos de … la corrupción

 Y líbranos de … la corrupción

Los medios coleccionan particularmente las noticias de falsos damnificados, de cartel del fuego, de financiamiento de campañas políticas, de irregularidades en las administraciones municipales, de falsos exonerados, del mopgate, pentagate, cascada, de estafas piramidales…Se puede decir que la corrupción está a la orden del día en el país y en todo el planeta. Piensen a los paraísos fiscales, las historias de la FIFA, los 4500 víctimas de pedófilos en las instituciones católicas de Australia

Chile, en 2012, era considerado uno de los menos corruptos de los países latinoamericanos, un ejemplo de anticorrupción!. Algo nos quedó si se recuerda el caso reciente de un carabinero que denunció una tentativa de corrupción de parte de un automovilista en infracción. Pero uno se pregunta: ¿Qué nos está pasando en Chile y en el mundo?

Nos alarmamos del problema como si fuera una nueva pandemia. En realidad no es un nuevo virus. Es una vieja historia. No hace falta ponerle cola y horqueta al diablo, inventando un “Tentador” personalizado proviniendo de los Infiernos. Los antiguos tenían mucha imaginación para describir la existencia de fuerzas contrarias a la realización de la humanidad pero, dándole nombre que uno quiere, el “Mal” está bien interpretado en lo que nos gusta llamar hoy día “corrupción”.

Nuestra época tiene características que nos permiten descubrir unas facetas particulares del Mal. Vivimos un mundo que cambia aceleradamente, con innovaciones, globalizaciones, comunicaciones, emprendedores, productores, consumidores, …Fatalmente si se puede decir en esta aventura alocada, se corre riesgos y atrevimientos que pueden sobrepasarse y errar el camino. Entonces, se tergiversa la legalidad, se disfraza la verdad, se abusa del poder, del dinero, se pervierte, se corrompe,… se roba, se explota, se margina, se abusa y se violenta a más y más personas.

Esta corrupción nos contagia fácilmente a todos: 30% de los pasajeros del Transantiago se cuelan sin pagar, no exigimos la boleta de la compra, compramos leseras, estacionamos en lugar reservado a los minusválidos, nos ponemos racistas con los inmigrantes… pero lo más grave que crea la corrupción es la desconfianza pública, la desautorización de las autoridades, de los políticos, de la justicia, la crítica y los reclamos obsesivos, el ausentismo electoral, la inseguridad y la angustia existencial.

El Papa Francisco y el cardenal ghanés Peter Turkson tienen razón de hablar de la corrupción como de “un estado de degeneración del tejido social”. Reconocen que las instituciones eclesiales no están libres de este flagelo y las denuncias de pedofilia del clero lo evidencian. La Iglesia tiene muchísimo que hacer para ser luz del mundo.

A los cristianos de las bancas les gustaría ver una mayor transparencia a todos los niveles de su Iglesia. Se querría lograr un diálogo efectivo para los nombramientos de obispos, de sacerdotes, para la gestión financiera, las organizaciones eclesiales. Se querría un compartir de fe mucho más libre. Se espera que la próxima visita de los obispos a Roma traiga otros aires para Chile en esta dirección.

La creación está en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios”.

Rom. 8, 20ss.

Paul Buchet – Freire

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