Abril 19, 2024

¿Excomunión a mafiosos y corruptos?

 ¿Excomunión a mafiosos y corruptos?

Otro paso concreto desde el Vaticano en la lucha contra los mafiosos y corruptos.

Después del debate sobre la Corrupción que se llevó a cabo en el Vaticano el 15 de junio pasado, del que surgió «la voluntad de hacer un frente común en contra de las diferentes formas de corrupción, crimen organizado y mafia», la Consulta de la Justicia del dicasterio vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral creará «una red a nivel internacional». La Iglesia en el mundo «es ya una red y por ello puede y debe ponerse al servicio de tal intención con valentía, decisión, transparencia, espíritu de colaboración y creatividad», se lee en el documento final.

La Consulta del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, guiado por el Prefecto cardenal Peter Turkson, con base en lo que surgió en el debate internacional sobre la corrupción que se llevó a cabo en la Casina Pío IV, «profundizará el estudio sobre una respuesta global (mediante las Conferencias Episcopales y las Iglesias locales) sobre la excomunión de los mafiosos y de las organizaciones criminales afines y sobre la perspectiva de excomulgar por corrupción». 

El documento nace del «No a la corrupción» que el Papa Francisco encomendó a su red mundial de oración para febrero de 2018, en el recuerdo del homicidio del beato Giuseppe Puglisi, sacerdote y mártir, «para que los que tienen un poder material, político o espiritual no se dejen dominar por la corrupción». La consulta «internacional sobre la Justicia del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral –se explica en el documento– orientará, entonces, a partir de septiembre, las propias iniciativas al respecto del próximo año».

La corrupción, «antes de ser un acto, es una condición: de ahí la necesidad de la cultura, de la educación, de la acción institucional, de la participación de la ciudadanía», se afirma. La consulta «no se reducirá a pías exhortaciones, porque se necesitan gestos concretos. El compromiso educativo exige, efectivamente, maestros creíbles, incluso en la Iglesia».

Según la consulta «no es creíble quien busca alianzas para privilegios, exenciones, vías preferenciales o incluso ilícitas. Todos nosotros nos volveremos irrelevantes, dañinos y peligrosos si actuamos de esta manera. No es creíble quein se aprovecha de su posición para recomendar a personas a menudo no recomendables, tanto a nivel de valores, como en el nivel de la honestidad». Así, «la acción de la Consulta será educativa e instructiva, y se dirigirá a la opinión pública y a múltiples instituciones para generar una mentalidad de libertad y de justicia, en vista del bien común». Y esto «sobre todo, en el mundo, la corrupción es, ella misma, el sistema social dominante».

Este «camino no será simple: la Iglesia está extendida por el mundo y es necesario ponerse a la escucha de todas sus articulaciones para proceder en el diálogo incluso con los no cristianos, participativa, transparente y eficazmente», afirma el documento. También será fundamental «desarrollar el nexo (hoy casi desaparecido) entre la justicia y la belleza. El extraordinario patrimonio histórico, artístico y arquitectónico constituirá un formidable elemento de apoyo para la acción educativa y social en contra de cualquier forma de corrupción y de crimen organizado».

La Consulta elaborará, «además, una propuesta de pensamiento político (con atención particular a la democracia y a la laicidad) que ilumine la acción en relación con las instituciones para que los tratados internacionales sean verdaderamente aplicados y para que las legislaciones sean uniformadas para perseguir de la mejor manera los tentáculos del crimen, que superan las fronteras de los Estados».

El dicasterio «debe hacer que resuene el mensaje de Justicia y de Paz del Papa Francisco. La corrupción es, efectivamente, causa de falta de paz, y así la Consulta profundizará también la relación entre los procesos de paz y las formas de corrupción».

Se necesita «un movimiento, un despertar de las conciencias –concluye el texto. Esta es nuestra motivación primera, que advertimos como una obligación moral. Las leyes son necesarias, pero no bastan. Los niveles de acción serán tres: la educación, la cultura, la ciudadanía. Hay que moverse con valentía y provocar a las conciencias para pasar de la indiferencia a la percepción de la gravedad de tales fenómenos, para combatirlos». 

Domenico Agasso   –   Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

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