En la Crisis que nos tiene sumidos la Jerarquía

“Por fuera parecen honrados a la gente, por dentro están llenos de hipocresía e iniquidad”
(Mateo 23, 28).
Con indiferencia e inconsecuencia moral y ética, la jerarquía de la Iglesia Católica chilena ha llegado a una crisis sin retorno, cuatro son las renuncias aceptadas, dos que no dejaron su cargo a disposición, todos los demás obispos renunciados, de ellos solo cuatro confirmados como administradores diocesanos por el Papa Francisco.
Nos preguntamos, ¿cómo se explica que se reúnan como CECH si por lógica hoy no existen?, la Conferencia debiera estar disuelta si nos guiamos por la sana convivencia cristiana. Como pueblo de Dios es lamentable tener que vivir en esta incertidumbre por irresponsabilidades y faltas graves de personas que no valoraron ni respetaron, primero a ellos mismos, segundo su voluntaria y propia temeraria opción, tercero a toda la feligresía, mas aun hoy no son capaces de hacerse un examen de conciencia para que puedan discernir y tomar decisiones que liberen de todas estas graves anomalías a la iglesia, a los diáconos y al laicado y nos permitan renacer en Jesús.
Los creyentes cristianos somos los que estamos sufriendo, pena, tristeza, dolor, vergüenza e impotencia al ver que el proceso de cambio anunciado es lentísimo, al ver que los renunciados con elástico siguen ejerciendo como si no hubiese pasado nada, por su arrogancia, por su soberbia, con sus desatinadas acciones y desafortunadas declaraciones sigue quedando de manifiesto la gran distancia y escepticismo que existe de parte del laicado para con la jerarquía y el clero en general, están demandados, algunos citados como imputados a declarar, siendo fuertemente investigados por la justicia civil y lo que más llama la atención es que no hay reconocimiento, ni aceptación, ni un mea culpa sincero.
Más bien, no han hecho nada de nada por salvaguardar el buen prestigio de la institución que los cobija y ampara, además, se han burlado de los principios básicos de convivencia humana. Al contrario estuvieron siempre conscientes de lo que sucedía pero lo ocultaron y encubrieron, faltaron a la Verdad,por lo tanto, se convirtieron en cómplices de crímenes y ahora no les conviene asumir sus responsabilidades personales y menos como autoridades. Ante estos hechos, que falta de honestidad, de transparencia y de consecuencia, hoy por toda esta desconfianza no podemos creerles, esto lo han desencadenado ustedes mismos, háganse cargo, lo mínimo que pueden hacer es renunciar e irse solitos y bajo un prudente silencio.
Para quienes no profundizan en estos temas y hablan sin fundamentos de la crisis de la Iglesia católica chilena les recordamos que esta es una situación muy grave y el mundo espera ver qué ocurrirá. Para nosotros, como comunidad de Laicos y Laicas de Osorno, esto es gravísimo, ya que iglesia somos todos, no solo el clero, administrativamente y quienes se reconocen como especiales (consagrados) son los que se han tomado la institución religiosa para usufructuar en todo sentido, son los consagrados mal formados los que se adueñaron del poder y se desperfilaron perdiendo todo raciocinio hasta olvidarse del legado de Nuestro Señor Jesucristo, donde uno de sus mandamientos es Ama a Tu Prójimo como a Ti mismo, es la jerarquía y los consagrados, religiosos y religiosas quienes nos tienen sumidos en esta brutal crisis, donde fracasó definitivamente la formación de estos clérigos y religiosos casi sin distinción.
Lo que ya se conoce y está por conocerse (nada permanecerá oculto dice la Escritura) deja mucho que desear, es aberrante y denigrante ver como tratan de justificar lo injustificable, siguen haciendo el ridículo gratuitamente y así solo profundizan el daño ocasionado a todos los creyentes católicos, tanto individual como comunitario, personas que se supone deben ser intachables, que se preparan durante años para guiar, proteger y formar, han traicionado el Evangelio, la sana idiosincrasia y la profunda confianza que el pueblo religioso y creyente depositaba en ellos, esto es esencial para subsistir en la vida comunitaria y porque no decirlo en la sociedad en general que quiere ser Discípula (o) del Nazareno.
Mario Vargas Vidal Danilo Andrade Barrientos
Vocero Laico Ignaciano
Comunidad de Laicos y Laicas de Osorno – Chile.