La Amazonía y el Cardenal Müller
Estoy intentado seguir el cruce de opiniones y valores entre los redactores del documento para el sínodo amazónico y las críticas del cardenal Müller. Jamás me atrevería a una discusión abierta con el cardenal, y muchísimo menos sobre el documento en cuestión. Pero quizá a exponer algunas cuestiones que me parecen muy claras y pueden estar relacionadas con esta discusión.
En concreto:
-El mensaje bíblico-cristiano fue elaborado a lo largo de unos 800 años, por más de una cincuentena de autores israelitas-judíos. Antes (¡antes!) de la existencia de institución alguna.
-La institución (la Iglesia) fue constituida después, con objeto de divulgar este mensaje.
-La Iglesia no es autora, ni dueña, del mensaje cristiano. Tan sólo su servidora, para divulgarlo. Esa misión la ha realizado, a lo largo de los siglos, de manera que podríamos considerar «buena» en los países no cristianos (misiones) y, paradójicamente, tirando a «mala» en los países ya cristianos.-Si bien generalmente se considera que corresponde a las autoridades de la Iglesia «interpretar» las verdades, o aspectos del conjunto de creencias; sin negar, en principio, esta atribución, creo que se debiera discutir, o discutir su alcance, al amparo de textos bíblicos y consideraciones históricas.
-Entiendo que el mensaje cristiano (bíblico-cristiano) es, básicamente, una invitación a un estilo de vida de honestidad y amor, y, sobre todo, de ayuda a personas necesitadas, si las hay. Y que la parte de las creencias reveladas constituye más bien una iluminación y un estímulo para ayudar a vivir este estilo de vida.
No diría más. Pero quisiera responder a la pregunta principal del cardenal Müller.
«¿Acaso en la formación de los futuros pastores y teólogos debe sustituirse el conocimiento de la filosofía clásica y moderna, de los Padres de la Iglesia, de la teología moderna y de los concilios por la cosmovisión amazónica y la sabiduría de los antepasados con sus mitos y rituales?».
Pues decididamente NO. NO hay que sustituirlos. Pero SÍ hay que añadir esos valores populares a los «nuestros».
No se puede olvidar que, al amparo de filosofías, teologías, Padres de la Iglesia y concilios, se han aprobado, o bien, alternativamente, no se han evitado, errores (condenas del infierno, pecados inexistentes de moral sexual…) y abusos considerables (feudalismo eclesiástico, inquisiciones…).
Y, no podríamos entregar a los pueblos amazónicos un documento elaborado solamente sobre la base de valores de unos pueblos, de los cuales ellos/as sólo pueden tener un mal recuerdo.
Antonio Ferret