1973: El Ejército asesinó a un Misionero en el Puente Bulnes
Joan Alsina Hourtos, sacerdote de 31 años, quien ejercía su ministerio en la Parroquia San Ignacio de San Bernardo y se desempeñaba como Jefe de Personal del Hospital San Juan de Dios, fue asesinado el 19 de septiembre en el Puente Bulnes del Río Mapocho a manos de militares del Regimiento Yungay.
Juan, nació en Gerona y se preparó para venir a servir a Chile en el Seminario Hispanoamericano de la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericano) y llega a Chile en enero de 1968. Hemos de revivir ese periodo tan rico y tan crítico a la vez de nuestra historia si hemos de comprender el contexto en que se encontró este joven sacerdote recién llegado, a los 26 años de edad. Mostró decisión y madurez en los pasos que fue dando. Opto primeramente por San Antonio como lugar de su apostolado. Aquí se consagró a la población de los barrios más pobres. Termino asumiendo un trabajo de enfermero en el Hospital, para acercarse al mundo obrero.
Evaluando la situación política por la que pasaba Chile, se incorporó al Grupo de Sacerdotes que se adhirieron a los ‘Cristianos para el Socialismo’. Tuvo, tal vez por eso mismo, problemas con el Vicario Episcopal de Melipilla, del cual dependía, y se trasladó a Santiago donde tomó un cargo de responsabilidad como jefe de personal en el Hospital de San Juan de Dios. Se había preparado para el cargo y tenía pasta de líder, y mucho sentido de responsabilidad. Esta tarea profesional la combinaba con una pastoral sacerdotal en ambientes poblaciones y obreros.
Estando en estas tareas, sobrevino el Golpe Militar del 11 de septiembre de 1973. Alsina se dio cuenta de la gravedad de la situación; de lo que significaba para el país, para la clase obrera y también para sí. Sus ‘últimos escritos’, dan fe de ello. Trabajadores del Hospital, amigos y su superior religioso, monseñor Pablo Laurin le aconsejan que no volviera al Hospital donde patrullas militares habían preguntado por él y donde habían ya asesinado al portero y llevado detenidos a varios funcionarios. Pero Alsina replicaba que se sentía obligado a volver: Tenía que hacerse cargo de su puesto en momentos tan difíciles y como no había hecho nada reprensible, no tenía nada que temer.
Lo que sucedió ese día 19 de septiembre, su violenta detención en el Hospital, su estadía en el Barros Arana a cargo del Batallón Yungay al mando del Capitán Carávez, su fusilamiento en el Puente Bulnes relatado por el mismo conscripto que lo fusiló… sin venda en los ojos a petición de Juan, ‘porque quiero darte mi perdón’… todo esto esta admirablemente relatado con testimonios directos por el P. Miguel Jordá.
Fue pues fusilado o más bien ametrallado en el Puente Bulnes el 19 de septiembre, habiéndose comprobado su carácter sacerdotal en el recinto que ocupaba el Regimiento en donde habló con dos Capellanes. Al día siguiente un camión recogió su cadáver, junto a otros y lo llevó a la morgue. Solo al cabo de una semana, sus compañeros sacerdotales pudieron encontrar su cuerpo y darle sepultura.
A la luz de estos acontecimientos, es impactante el releer lo que Alsina dejó escrito la víspera del día de su detención y muerte. Es entrar en su interior en ese momento crítico para Chile y para él. Entrevé el duro camino que se tendrá que emprender en adelante: ‘Hemos acabado un camino, hemos abierto un sendero y ahora estamos en las piedras…’ ¿Qué pasó? ‘Habíamos querido poner vino nuevo en odres viejos y nos hemos quedado sin odres y sin vino… de momento’.
Entonces, surge la esperanza cristiana. ‘Si el grano de trigo no muere, nunca da frutos’. ‘Es de esperar que de la ceniza vuelva a brotar la vida’. ‘En tus manos encomiendo mi Espíritu’ (la Oración de Cristo desde la Cruz).
José Aldunate, SJ – Profesor de Moral
Revista ‘Reflexión y Liberación n° 39, septiembre de 1998