Abril 19, 2024

Ante el Príncipe de la paz, depongamos toda arma

 Ante el Príncipe de la paz, depongamos toda arma

“Ante el Príncipe de la Paz, que viene al mundo, depongamos toda arma de cualquier tipo. Que ninguno saque provecho de la propia posición o del propio rol para mortificar al otro”.

Al recibir a los miembros de la Curia Romana con motivo de las felicitaciones navideñas, el Papa Francisco recordó que la cultura de la paz no sólo se construye entre los pueblos y las naciones, sino que comienza en el corazón de cada uno de nosotros.

Que la gratitud, la conversión y la paz sean los dones de esta Navidad. Fue el deseo expresado por el Papa Francisco a la Curia Romana, recibida en audiencia esta mañana en el Aula de las Bendiciones de la Basílica vaticana, con motivo de las felicitaciones navideñas.

Iniciando un extenso y rico discurso, el Papa recordó que la humildad del Hijo de Dios que viene en nuestra condición humana es para nosotros escuela de adhesión a la realidad, un llamado a volver a la esencialidad de la vida:

Así como Él elige la pobreza, que no es simplemente ausencia de bienes, sino esencialidad, del mismo modo cada uno de nosotros está llamado a volver a la esencialidad de la propia vida, para deshacerse de lo que es superfluo y que puede volverse un impedimento en el camino de santidad.

Sin un ejercicio de gratitud constante sólo acabaremos por hacer la lista de nuestras caídas y opacaremos lo más importante, es decir, las gracias que el Señor nos concede cada día.  

Considerando las muchas cosas que sucedieron en este último año, en primer lugar, “queremos decir gracias al Señor por todos los beneficios que nos ha concedido” –  añadió el Santo Padre –  señalando que “entre todos estos beneficios esperamos que esté también nuestra conversión, que nunca es un discurso acabado. Lo peor que nos podría pasar es pensar que ya no necesitamos conversión, sea a nivel personal o comunitario”.

Convertirse es aprender a tomar cada vez más en serio el mensaje del Evangelio e intentar ponerlo en práctica en nuestra vida. No se trata sencillamente de tomar distancia del mal, sino de poner en práctica todo el bien posible.

Entre los acontecimientos que marcaron el 2022, Francisco recordó la celebración de los sesenta años de la apertura del Concilio Vaticano II, que definió como “una gran ocasión de conversión para toda la Iglesia”, una “oportunidad de comprender mejor el Evangelio, de hacerlo actual, vivo y operante en este momento histórico. La actual reflexión sobre la sinodalidad de la Iglesia nace precisamente de la convicción de que el itinerario de comprensión del mensaje de Cristo no tiene fin y continuamente nos desafía”.

El gran deseo de paz

Finalmente, el Papa Francisco dedicó la parte final de su discurso al tema de la paz:

“Nunca como en este momento sentimos un gran deseo de paz. Pienso en los mártires ucranianos, pero también en los numerosos conflictos en curso en diversas partes del mundo. La guerra y la violencia son siempre un fracaso. La religión no debe utilizarse para alimentar conflictos. El Evangelio es siempre el Evangelio de la paz, y en nombre de ningún Dios puede declararse ‘santa’ la guerra”.

Dirigiendo su pensamiento a los que sufren, Francisco recordó que la cultura de la paz no sólo se construye entre los pueblos y las naciones, sino que comienza en el corazón de cada uno de nosotros.

Mientras sufrimos por los estragos que causan las guerras y la violencia, podemos y debemos dar nuestra contribución en favor de la paz tratando de extirpar de nuestro corazón toda raíz de odio y resentimiento respecto a los hermanos y las hermanas que viven junto a nosotros.

Vatican News  –  Reflexión y Liberación

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