Julio 15, 2025

Carta a los precandidatos a la presidencia

 Carta a los precandidatos a la presidencia

El Cardenal Fernando Chomali, entregó a los participantes una *Carta Abierta* en la que valora su vocación de servicio público y los anima a liderar con principios, visión de país y sentido de responsabilidad frente a las futuras generaciones. La misiva plantea que las elecciones deben ser ‘una clase magistral de humanidad y cultura cívica’.

*Carta abierta a los precandidatos a la presidencia  de la República de Chile*

Cardenal Fernando Chomali G.

Arzobispo de Santiago de Chile

Junio de 2025

Les escribo estas líneas, convencido que Chile puede tener un proceso eleccionario  de gran altura en lo político, lo humano y lo intelectual. Es bien sabido que la Iglesia  valora mucho la política y a quienes se dedican a ella. Estas reflexiones están  orientadas a hacer ver la dimensión educativa que lleva grabada toda actividad  política y que no es indiferente para el país el modo como se lleva a cabo. Surgen  también pensando en las palabras del Papa Francisco (q.e.p.d) que nos pregunta  acerca del mundo que le vamos a dejar a las futuras generaciones y nos pide que no  les robemos la esperanza de que un mundo mejor entre todos lo podemos construir.

1. Los felicito y animo

Lo primero que me surge es felicitarlos por participar en política. En una sociedad  marcada por el individualismo y por la “globalización de la indiferencia” y el inútil  y contraproducente “balconeo” -usando expresiones del Papa Francisco-, ustedes  con decisión y valentía están en la esfera pública para optar al sitial del próximo  Presidente de la República. Además, los encuentro valientes dado que la actividad  más desprestigiada en Chile y la que goza de menos confianza en la ciudadanía es  la esfera política. La situación de desprestigio de la política y de quienes se dedican  a ella, es una triste realidad y ustedes están llamados a revertirla. 

La definición del próximo presidente, hombre o mujer, y de la corriente política que  sea, debe saber y asimilar que lo que está en juego en las definiciones políticas es el  bien común, es decir aquellas condiciones sociales, económicas y espirituales que  permiten que las personas se desarrollen como tal y alcancen su máxima realización  en cuanto tal. Está más que demostrado que del actuar de las instancias políticas  pende en gran medida la solidez de la democracia y del estado de derecho que nos  permite organizarnos en torno a los valores de la verdad, la igualdad ante la ley, el  respeto irrestricto al ser humano en virtud de su dignidad y al estado de derecho.

Es por ello que es prioridad reivindicar el quehacer político, fortalecer los partidos  y lograr una mayor participación en ellos. Partidos políticos débiles son un peligro  para la democracia.

Esta campaña la realizan en un ambiente político a nivel nacional e internacional  muy complejo, extremadamente crispado y a veces violento, todo ello en medio de  un proceso de fragmentación social muy doloroso. Sumado a la distancia cada vez  mayor entre las demandas de la ciudadanía y la respuesta frente a ellas de los  organismos del Estado. Ello no le hace bien a Chile en su conjunto y ustedes lo  saben.

2. Animados por valores pre políticos y pre éticos

Pero hay otra razón por la cual escribo estas líneas, además de felicitarlos y  animarlos a seguir adelante. Como ustedes saben, la educación en Chile se ha ido  empobreciendo paulatinamente. Se acabaron esas clases notables de educación  cívica; las clases de religión son despreciadas en muchas escuelas y colegios; la  filosofía, las artes no sólo no gozan de simpatía, sino que en el pragmatismo en que  estamos nadando, muchos las consideran una pérdida de tiempo. Nunca se había  visto en la historia de Chile que los profesores le tengan temor a sus alumnos y la  violencia crece en los establecimientos educacionales. La tiranía de las redes  sociales, sumado a una sociedad que gira en torno al consumo, al éxito fácil, a lo  instantáneo, ha hecho que el delicado y precioso proceso educativo haya perdido  espesor humano. Por otro lado, la familia está cada vez más desintegrada y los  jóvenes se sienten cada vez más solos. ¡Los jóvenes no pueden esperar! Es por todo  aquello que les pido con vehemencia que hagan de las primarias de junio y de las  elecciones de noviembre una clase magistral de respeto a la dignidad del ser  humano, de educación cívica, de amor a la patria. Anímense a ser un referente para  los jóvenes digno de imitar – muchos desencantados de los adultos y sin esperanza de un comportamiento donde luzca una cultura cívica de excelencia. Es  fundamental que prevalezca el respeto a las ideas de los demás y el diálogo. No  ayuda a este noble propósito la crispación que se da entre coaliciones adversarias,  pero también al interior de ellas. 

Cada uno tiene ideas y proyectos políticos distintos, eso está muy bien porque forma  parte de la vida democrática, pero ello no es obstáculo para que todos quienes  aspiran a cargos políticos y de modo especial a la presidencia, con su actuar verbal,  escrito y corporal, tiendan a elevar el contenido de los debates; eviten las  descalificaciones; utilicen el diálogo y el entendimiento razonado y razonable en la  promoción del bien común. Todo acto, todo gesto, toda palabra, todo silencio es  ampliamente difundido y conocido a través de las redes sociales y los medios de  comunicación social, y generan un gran impacto en las personas, sobre todo en los  jóvenes. Así, las elecciones están llamadas a convertirse para los candidatos en un gran espacio para sacar lo mejor del ser humano como el uso de un lenguaje  adecuado, el respeto irrestricto al adversario político, la escucha atenta de la  posición del otro, el debatir con ideas y no descalificaciones, evitar las ironías que  humillan al adversario. Es bueno recordar que no hay nada más personal que el  mérito y la culpa. 

Estas normas de comportamiento viniendo de los líderes políticos irán generando  una cultura que se traspasará a todos los niveles de la sociedad. Cuánto necesitan  hoy los jóvenes de líderes que busquen la verdad con sinceridad de corazón, que  hagan de la virtud una norma de vida, y de la paz interior un valor que implica  actuar por convicciones y no por emociones, cálculos electorales o mera  conveniencia personal.

Los animo a que estas elecciones sean una clase magistral de humanidad y de  civilidad. Haciendo ver que es posible aspirar como país a una cultura superior. El  daño que se le hace al tejido social al ver desprestigiarse la cosa pública es enorme.  Así, convirtamos los debates públicos, las opiniones vertidas en las entrevistas, en  las columnas y en los discursos en una oda a la belleza del español, a la tradición  democrática que tenemos que cuidar celosamente, a los grandes políticos que nos  han precedido que dieron muestras de amplia cultura y de un irrestricto amor a la  patria. No sean los protagonistas y menos los activistas de una contienda  irrespetuosa, llena de odiosidades y maledicencias. Pregúntense si con esta palabra  están contribuyendo a generar un clima de respeto o no; si están contribuyendo a  que la ciudadanía haga un discernimiento sereno para elegir a su candidato, o están  promoviendo las odiosas divisiones que en Chile han terminado muy mal. Nunca  nos olvidemos que antes de ser de tal o cual partido, de tal o cual coalición, de  pensar de tal o cual manera, somos seres humanos cuya dignidad no puede quedar  herida bajo ningún pretexto.

Tal vez si hacemos el esfuerzo de aprender a dialogar podremos avanzar por esta  senda. El diálogo apela a la razón más que a las emociones, la pasión o el  sentimiento; apela a la búsqueda sincera de la verdad, aún en detrimento de mis  propios intereses. Qué bien le haría al país si, además, introducimos la fraternidad  como un elemento central en la vida política y pública. 

Este llamado va dirigido a todos quienes participan en la arena política con vistas a  las elecciones de noviembre, pero sobre todo a los candidatos a la presidencia,  vengan del partido que vengan. Los valores propios del ser humano que busca, en  virtud de su naturaleza, aspirar a la verdad y la justicia, al bien común y a la paz  deben animar toda candidatura.

En relación con los que se declaran católicos, los animo a que, con claridad y sin  ambigüedades, hagan ver que los valores del Evangelio y las enseñanzas de la  Doctrina social de la Iglesia son el fundamento de su actuar convencidos que la fe  le abre a la razón perspectivas nuevas que contribuyen decididamente al bien  común, motivo y razón de ser de la política.

Arzobispado de Santiago / Junio de 2025

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