Decisiones en vista sobre el caso Barros
El obispo de Osorno ya habría entregado su renuncia. Probable retiro de otros obispos
Según lo que publican diversos medios chilenos el obispo de Osorno, Mons. Juan Barros, quien desde hace varios años se encuentra en el centro de un escándalo, acusado de haber ocultado abusos sexuales de su mentor espiritual y eclesiástico, el padre Fernando Karadima – procesado y condenado, a su vez, por pedofilia, abuso de poder y otros delitos menores – habría presentado su renuncia irrevocable al Papa Francisco. El obispo habría entregado personalmente su carta de renuncia al Enviado del Papa, Mons. Charles Scicluna, cuando éste se encontraba en Chile cumpliendo su misión especial, entrevistándose con él bajo severísimas medidas de seguridad y reserva. Sobre este hipotético encuentro que afirman algunos periodistas de Santiago, nunca se dijo nada, así como nada se supo tampoco de otra reunión con Mons. Horacio Valenzuela, actual obispo de Talca.
Mons. Valenzuela, junto con Mons. Tomislav Koljatic, obispo de Linares, Mons. Andrés Arteaga y obviamente Mons. Barros, forman parte del grupo que se denomina “obispos de Karadima”, porque pertenecen al contexto de la parroquia El Bosque, donde nacieron y crecieron sus vocaciones, guiados y protegidos después por Fernando Karadima. El pasado mes de febrero Mons. Scicluna habría solicitado también una entrevista con el obispo de Linares, Mons. Tomislav Koljatic, quien habría declinado la invitación. El arzobispo Enviado del Papa tampoco estuvo con el tercer prelado, Mons. Andrés Arteaga, quien desde hace algunos años se encuentra gravemente enfermo de Parkinson y retirado de todas las actividades, aunque conserva el cargo de Auxiliar de Santiago junto con otros seis obispos.
Si se confirma la información sobre la renuncia de Mons. Barros, sería la tercera desde que fue nombrado obispo de Osorno por el Papa Francisco en 2015. Mons. Barros ya renunció en dos oportunidades pero el Santo Padre, como explicó él mismo en el vuelo de regreso a Roma en el mes de enero, siempre rechazó el pedido. Entre estas dos primeras renuncias y la tercera, como es sabido, se intercala la delicada e importante misión del enviado del Papa Francisco, Mons. Charles Scicluna, arzobispo de La Valletta (Malta), quien junto con su Asistente, el padre Jordi Bertomeu, viajó primero a Nueva York y después a Chile en el mes de febrero. En el curso de estas visitas los Enviados del Papa escucharon numerosas personas directamente involucradas en presuntos hechos de abusos y ocultamientos, y también a los fieles laicos de Osorno, que siempre se opusieron al gobierno pastoral de Mons. Barros porque consideran que las sospechas que pesan sobre su persona no le permiten el normal ejercicio de autoridad y guía pastorales.
Mons. Scicluna entregó el primer informe conclusivo en el Vaticano cuando pasó por Roma en el viaje de vuelta a Malta al terminar su misión. Posteriormente se enviaron otros informes, desde La Valletta, y las conclusiones definitivas se habrían entregado cuando el arzobispo de Malta estuvo en el Vaticano para la consagración episcopal de Mons. Alfred Xuereb (19 de marzo), nombrado Nuncio en Corea del Sur y Mongolia (26 de febrero).
El Enviado del Papa en persona, o su “sustituto” cuando fue hospitalizado por una colecistectomía de urgencia, el padre Bertomeu, se entrevistaron con más de 20 personas, incluyendo naturalmente a los tres principales acusadores de Mons. Barros (Hamilton, Murillo y Cruz). No solo eso. Sorpresivamente, cuando parecía imposible, Mons. Scicluna se encontró con otras personas que, en circunstancias diversas, acusan a algunos miembros del clero de haber cometido abusos en su contra, especialmente un grupo de hermanos maristas de las Escuelas Cristianas.
Por último la prensa chilena, tal como hizo hace algunas semanas, vuelve a subrayar que en los informes finales de Mons. Scicluna hay párrafos especiales y categóricos sobre la actuación de varios obispos en toda esta compleja, misteriosa y confusa historia, en particular de dos cardenales: Ricardo Ezzati, actual arzobispo de Santiago, salesiano, y su predecesor, Francisco Javier Errázuriz, del Movimiento Internacional de Schoenstatt, miembro del Consejo de los 9 cardenales que colaboran con el Santo Padre en el proceso de reformas en curso.
Por ahora no se han dado detalles sobre estos presuntos hechos. La prensa se limita a señalar que con toda probabilidad se acerca para ambos purpurados una salida de escena definitiva. El cardenal Ezzati ya tiene 76 años y el cardenal Errázuriz 85.
Luis Badilla – Ciudad del Vaticano
Il Sismografo – Tierras de América – Refelxión y Liberación