Mayo 8, 2024

Una carrera de compras por C-19

 Una carrera de compras por C-19

En marzo, municipalidades, hospitales, servicios de salud y otras instituciones emitieron órdenes de compra de 49.360 test rápidos para detectar a las personas con COVID-19. El Ministerio de Salud insistió en no adquirirlos sin la validación del Instituto de Salud Pública, pero hasta ahora no se emite recomendación alguna. Sin protocolos para el uso de estos exámenes, cada entidad decide cómo aplicarlos. La Sociedad Chilena de Infectología cree que “la falta de regulación puede constituir un riesgo sanitario”.

No hay uno, sino varios modelos de test rápidos para coronavirus. Se sabe que los que se están comercializando son de dos tipos: pruebas de detección de antígenos virales, en las que se identifica una proteína en la membrana del virus, y pruebas serológicas que detectan anticuerpos generados por el organismo para defenderse del virus (es decir, no detecta el virus, sino anticuerpos).

Como ha indicado la OMS, los exámenes más confiables disponibles hoy para hacer diagnósticos de contagios son aquellos que detectan el material genético del virus: los PCR. Estos son los únicos oficiales que contabiliza el Gobierno. Hasta el viernes 3 de abril, 3.737 personas en el país habían sido diagnosticadas positivo a coronavirus con esta prueba.

Pero hay algunos problemas con estas técnicas moleculares que preocupan al Consejo Asesor COVID-19, según registra la minuta de su reunión del lunes 30 de marzo. Primero, que “requieren múltiples insumos y laboratorios que cuenten con infraestructura y capital humano avanzado, lo que impide lograr una cobertura territorial que garantice la oportunidad de los resultados en todo el país”.

Segundo, que “el acceso a los insumos y reactivos necesarios para desarrollar la técnica, todos producidos en el extranjero, no están garantizados y pueden haber quiebres de stock”. De hecho, un reportaje de Ciper reveló que, en al menos cuatro regiones del país, se han tomado menos exámenes de COVID-19 que lo que establecen los protocolos del Ministerio de Salud, por no tener suficientes insumos para testear a todos los casos sospechosos de contagio por coronavirus.

Desde el comienzo de la crisis sanitaria, los gobiernos locales han tenido un rol protagónico. El 15 de marzo, antes del mediodía, y mientras el Gobierno no dictaba la suspensión de las clases, alcaldes y alcaldesas anunciaban que tomarían sus propias medidas para contener la propagación del virus. A las pocas horas, el Gobierno cambió de parecer y comunicó la suspensión de clases por dos semanas.

Con los test rápidos, los gobiernos locales también han tomado sus propias decisiones, apremiados por las particularidades de sus territorios y población. Sin disponer de un protocolo oficial respecto a este tipo de test, los municipios han generado metodologías propias para mitigar el avance del virus. Sus estrategias son disímiles y dicen que responden a necesidades locales, aunque también a la disponibilidad de información con respecto a la utilidad y efectividad de estas pruebas diagnósticas.

Un ejemplo de ello es la Municipalidad de Purranque, en la Región de Los Lagos, que ha decidido generar su propia evidencia científica para verificar la efectividad de los test rápidos, aplicándolos en pacientes sospechosos a quienes también aplica el test PCR. “Estamos utilizando en paralelo, en todos los pacientes sospechosos, la realización de un PCR con los test rápidos. Queremos demostrar con evidencia cuál es la aplicabilidad de los test rápidos y en qué momentos es mejor tomarlos, porque algunos de frentón dicen que es malo”, asegura el tecnólogo médico Rodrigo Winter,  jefe del laboratorio del Centro de Salud Familiar (Cesfam) de Purranque.

El 17 de marzo, el departamento de Salud de esta Municipalidad adquirió una caja de 40 test rápidos que detectan anticuerpos, el VivaDiag COVID-19, por un monto de $385 dólares  a Alatheia-medical S.A. Según Soledad Martino, directora del Cesfam de Purranque, esta compra se debe a que llevan varias semanas adelantándose a las decisiones que se toman a nivel central. “Hay cosas que uno maneja mejor cuando uno trabaja y no está desde el escritorio”, aseguró.

Soledad Martino agrega que la Municipalidad de Purranque no cuenta con el equipamiento para hacer exámenes PCR, y que resulta muy complejo para sus pacientes tener que trasladarse por más de 30 kilómetros hasta el Hospital de Osorno, donde se toman las pruebas PCR y se confirma el diagnóstico.

Por lo tanto, para evitar el desplazamiento de los vecinos, cualquier paciente sospechoso de contagio por COVID-19 pasa por un test rápido de anticuerpos en el Cesfam, mientras que al mismo tiempo se toman las muestras para PCR en la urgencia Dr. Juan Hepp de Purranque. Luego, las muestras PCR son enviadas al Hospital de Osorno. Por tanto, se busca cotejar el resultado de los test rápidos con los exámenes de laboratorio.

“Nosotros estamos preparándonos para lo que pudiera venir más adelante (…) El Ministerio ha dicho que quizás el momento pico va a ser la primera quincena de junio, y todavía quedan dos meses. Queremos irnos preparando para cotejar en qué momento van a ser útiles los test, y si se pueden complementar el uno con el otro para llegar a un mejor diagnóstico”, asegura Rodrigo Winter.

La directora ejecutiva del Observatorio del Gasto Fiscal, Jeannette Von Wolfersdorff, explica que “frente a la capacidad limitada de test versus la urgencia de ampliar los testeos a un máximo de personas posible, podría justificarse la compra de estos test rápidos como solución provisoria. Si se usaran, por ejemplo, los mismos test que está usando Corea del Sur, su compra no sería una locura. Tan importante como eso, es conocer la metodología para aplicar los test y los detalles sobre sus resultados. ¿A quiénes y cuándo se toman? ¿Dónde y cómo se toman?”.

Von Wolfersdorff sostiene que lo más oportuno y urgente, es que el Ministerio de Salud emita una disposición específica sobre las pruebas rápidas y PCR; en especial, cuando se trata de fondos que los municipios han recibido del Gobierno Central para enfrentar la crisis. “Se necesita un estándar para las compras que se hacen”, apunta.

Extracto de un amplio reportaje de Paulette Desormeaux / Catalina Gaete y Juan José Lyon para Salud con Lupa

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