Octubre 3, 2024

El Papa pide ayudar a quienes sufren, pero no de lejos

 El Papa pide ayudar a quienes sufren, pero no de lejos

«Frente a los necesitados, ¿somos capaces de verdadera compasión?»

Se lo preguntó el Papa Francisco en la homilía de la misa matutina de hoy, 19 de septiembre de 2017, en la capilla de la casa Santa Marta. Hay que acercarse a quien sufre «y ayudar concretamente a volver a una vida normal», pero no desde lejos, porque tal vez «apesta» 

La compasión es la respuesta adecuada a las tragedias de nuestro tiempo, incluso para las que nos narran los medios de comunicación. Palabra del Pontífice. La «compasión» es un «sentimiento que involucra, un sentimiento del corazón, de las vísceras, que involucra todo». El Obispo de Roma lo dijo al comentar el pasaje evangélico de la resurrección del hijo de la viuda de Naín, según refirió la Radio Vaticana.

El cristiano debe pedir «la gracia» de tener compasión» frente a tanta gente «que sufre», la gracia de acercarse y llevar a estas personas «de la mano» al lugar de «dignidad que Dios quiere para ellas». Jesús tiene la capacidad de «ver detalladamente», porque «ve con el corazón».

Compasión es dejarse involucrar, es «sufrir con». El Señor «se involucra con una viuda y con un huérfano… Pero, di, tienes toda una multitud aquí, ¿por qué no hablas a la multitud? Deja… La vida es así… hay tragedias que pasan, que suceden… No. Para Él eran más importante esa viuda y ese huérfano muerto que la multitud a la que Él estaba hablando y que lo seguía. ¿Por qué? Porque su corazón, sus vísceras, se involucraron».

Dios, con su compasión, «se involucró en este caso. Tuvo compasión». La compasión, pues, anima a «acercarse»; esto no es evidente ni descontado, porque, indicó el Papa, es posible ver y encontrar muchas cosas y situaciones de dificultad, de sufrimiento y de dolor, pero no nos acercamos.

Por el contrario, es necesario acercarse «y tocar la realidad: tocar. No verla de lejos. Tuvo compasión (primera palabra), se acercó (segunda palabra). Después hace el milagro y Jesús no dice: “Adiós, yo voy por mi camino”. No. Toma al chico y, ¿qué dice? Se lo devuelve a su madre: devolver, la tercera palabra. Jesús hace milagros para devolver, para poner en su propio lugar a las personas». Y «es lo que hizo con la redención. Tuvo compasión. Dios tuvo compasión (se acercó a nosotros en su Hijo y nos devolvió a todos nosotros la dignidad de hijos de Dios. Nos ha recreado a todos».

Francisco invitó a «hacer lo mismo», como Cristo, acercarse a quien sufre, no ayudarle «de lejos», acaso porque está sucio, «no se ducha, apesta». Muchas veces, observó el Papa Bergoglio, vemos los telediarios o la primera plana de los periódicos: «“Pero, mira, en ese país hay niños que no tienen que comer; en ese país los niños son soldados; en ese país las mujeres son esclavizadas; en ese país… ¡Oh, qué calamidad! Pobre gente…”. Cambio la página y vuelvo a la novela, a la telenovela que viene después. Y esto no es cristiano». Por ello el Papa preguntó: «¿soy capaz de tener compasión? ¿De rezar? Cuando veo estas cosas que me llegan a casa, a través de los medios de comunicación, ¿las vísceras se mueven? ¿El corazón sufre con esa gente, o siento pena, digo “pobre gente”, y así?».

Con la «oración de intercesión», con nuestro «trabajo» de cristianos, recomendó el Pontífice, hay que ser capaces para ayudar a la gente que sufre, para que «sea devuelta a la sociedad», a la «vida de familia», de trabajo: a la «vida cotidiana».

Domenico Agasso  –  Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

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