Te Deum 2017 en la Catedral de Coyhaique
ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA.
NO TEMAS, DARÁS A LUZ UN HIJO
(Lucas 1, 26 – 38)
Muy estimados hermanos y hermanas: autoridades civiles, políticas, militares, de orden y seguridad, judiciales, de la hermana República Argentina, autoridades culturales, religiosas, comunicacionales, ciudadanas y ciudadanos todos, qué bueno que hoy estemos en este lugar sagrado para participar de un deber cívico tradicional, de la Patria: el Te Deum.
Pues, aunque sea bueno y necesario que en Chile la Iglesia esté separada del Estado, la Iglesia no está separada del pueblo de Chile. Un pueblo de profundos sentimientos, vivencias y expresiones religiosas, a quien las distintas confesiones de fe, y en especial la Iglesia Católica, han servido y sirven a nuestro pueblo no solo en la dimensión religiosa, sino también en lo que esa dimensión proyecta y exige en lo social, en lo político, en lo jurídico, en lo cultural, contribuyendo a la salud y a la belleza del alma de Chile, con un compromiso no neutral, sino decidido hacia la paz, la fraternidad, el diálogo, el respeto, la comunión en la diversidad, hacia un futuro próspero y fecundo, siempre partiendo de las raíces de toda religión: el amor, la justicia, la misericordia, la vivencia temporal e histórica traspasada por la trascendencia, LA EXPERIENCIA CON LA DIVINIDAD (que no es ni una ideología, ni una filosofía, ni una utopía).
Como pueblo de Chile y las autoridades que lo representan alabamos y damos gracias a Dios por el país que somos y le pedimos la sabiduría, la gracia, la valentía la generosidad y el profetismo para ser ciudadanos responsables y protagonistas en la construcción del Chile que queremos ser.
Les pediría a todos los presentes que CREAN EN EL EVANGELIO DE JESÚS, más que en mis reflexiones, pues mis palabras solo buscan, muy humildemente, interpretar, discernir, aterrizar la Palabra de Dios a la Región y al Chile de hoy y de mañana. Les pediría que no participen de mis reflexiones solo con los lentes de la política partidista, donde frecuentemente se privilegia reconocer y alabar como bueno y exitoso lo que uno hace, y desprestigiar y enlodar lo que hace el otro, considerado no pocas veces como adversario y hasta como enemigo.
La Patria o Matria es un Patrimonio o Matrimonio que nos une y obliga a TODOS A BUSCAR EL BIEN COMÚN, con sabiduría, con generosidad, con altura de miras, donde nadie quede excluido o marginado, y menos herido.
Son consideraciones que estimo importantes en este tiempo de debates, de búsquedas, de opciones y de decisiones electorales, y tiempo de preparación para la visita a Chile del querido Papa Francisco, líder no solo religioso, sino ético-moral, en esta nueva época de la humanidad, tan carente de liderazgos creíbles y confiables.
Hemos leído el texto bíblico donde el evangelista San Lucas recoge el testimonio de la Virgen María en que relata el momento de profunda intimidad con el ángel Gabriel que le anuncia la gran, bella, revolucionaria noticia (= Evangelio) en que Dios le manifiesta su amor y la privilegia para ser MADRE. A esta joven mujer, humilde y pobre, DIOS LA HACE FELIZ (¡alégrate!), por obra del Espíritu Santo, hace de su vientre un templo, una casa que cobija a Dios mismo.
Su primera actitud es el SILENCIO, el estupor, la sorpresa y la pregunta: “¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo es posible esto?”
Para Dios nada es imposible, Él la llena de su gracia. Y María coopera con Dios, acepta participar de la fecundidad del don de Dios, engendrar y dar a luz a Jesús, el Dios que nos salva.
“NO TENGAS MIEDO”, en Dios no hay engaño ni violencia, Él te hará fecunda, para dar vida de Dios a toda la humanidad. SOLO EL AMOR ES FECUNDO Y HACE FLORECER LA VIDA. DIOS VIVIRÁ POR TU AMOR, en esto consiste la felicidad plena y profunda.
COMO EN MARÍA, JOVEN MUJER, HUMILDE, GENEROSA Y SOLIDARIA, HOY ES TAREA NUESTRA AYUDAR A QUE DIOS VIVA EN NUESTRO MUNDO, EN NUESTRA HISTORIA, EN NUESTRA PATRIA.
Estamos a meses de los 200 años de la proclamación de la Independencia de Chile. Para honrar este glorioso aniversario responde también la visita del Papa Francisco a Chile.
¿Y CON QUÉ CHILE SE ENCONTRARÁ?
CON UN CHILE NECESITADO DE PAZ.
Pues son preocupantes los altos índices de VIOLENCIA que hacen sufrir a una parte muy importante de nuestro país.
VIOLENCIA EN EL HOGAR, donde debería experimentarse el amor, el diálogo, el respeto, la valoración, la autoridad, el perdón, el cariño, la fe, la solidaridad, el servicio, la seguridad, la comunión, la responsabilidad, el compromiso con el más necesitado, la orientación y el consejo, y sin embargo muchos hogares son un lugar de peligro, de miedo, de sufrimiento para la mujer, para los niños, para los adultos mayores.
Violencia en el pololeo, violencia en el trato de la afectividad y de la sexualidad, sobre todo hacia y entre los jóvenes.
Violencia en las calles, en los estadios, en los M.C.S., en las cárceles, en las organizaciones, en el trabajo, en la política, en los centros de poder, en ideologías excluyentes.
Violencia en las palabras y gestos entre personas y grupos, en descalificaciones y provocaciones, que reflejan raíces profundas de resentimiento, de rencor, de crispación, de odio, de agresividad y hasta de desprecio y odio.
Violencia de un sistema social agresivo en lo económico, en lo político y en lo judicial, que profundiza la inequidad, que empobrece, margina y ofende a los más pobres, robándole la dignidad, la vida y el futuro, y que se manifiesta, entre otros, en la corrupción, en la extrema riqueza de algunos, en las míseras pensiones, en tantos niños abandonados en Hogares de Menores, en la lacra del alcoholismo, en las redes del narcotráfico, en la desconfianza en casi todas las instituciones, en leyes que no pocas veces degradan la vida humana de niños indefensos, de indígenas, de migrantes, de jóvenes vulnerados.
Violencia hasta en el humor, cuando varios humoristas se rebajan a la vulgaridad.
Violencia en importantes decisiones que nos afectan y definen leyes y políticas, y que se toman fuera de nuestras fronteras.
Violencia hacia la hermana madre tierra, mirada y tratada más como una mercancía a depredar, (presionados por un consumismo salvaje que parece haberse adueñado de nuestra alma), más que como una madre fecunda que cuidar para favorecer el bien común y la vida de todo ser vivo.
Violencia incluso a nivel mundial, por guerras, revoluciones, organizaciones terroristas, carreras armamentistas, amenazas de enfrentamientos nucleares.
Quizás nuestra sociedad, invadida y colonizada por un arrasador neoliberalismo, ha perdido el sentido más profundo de la vida que entre todos debemos custodiar. Hemos reducido la vida humana y la vida de todo lo creado a objeto mercantilizable, solo para fines económicos y de poder. La cultura del “usa y tira” está desvirtuando todos los parámetros ético morales de una sociedad humanizada, llegando a naturalizar todas las expresiones de violencia en aras de un mal entendido desarrollo. Esta cultura (cultura del descarte, como la llama Papa Francisco) va generando los grandes cordones de empobrecidos, que existen, que están a nuestro alrededor y que no deseamos ver y menos asumir y aliviar sus angustias. Ellos claman por su dignidad.
El grito de los pobres y el grito de la madre tierra ES UN SOLO GRITO, TODO ESTÁ CONECTADO, nos advierte Papa Francisco.
¿Podremos seguir así?
Se hace necesaria una nueva INDEPENDENCIA, una nueva y valiente LIBERACIÓN de este flagelo y esclavitud de la VIOLENCIA y de esta CULTURA DEL DESCARTE.
El Papa Francisco vendrá para recordarnos el mensaje de Jesús: “MI PAZ LES DOY”, mensaje más urgente y más necesario que nunca para todo nuestro pueblo.
Desde la Patagonia, tierra bendita de Dios, podemos y debemos dar ejemplo de paz, demostrar que OTRO CHILE ES POSIBLE, pues en estos años se han realizado relevantes y significativas infraestructuras, hemos crecido TAMBIÉN EN LO HUMANO en los sectores de la salud, de la educación, de las comunicaciones, de la participación ciudadana en toma de decisiones, en hacer respetar nuestra tierra como Aysén reserva de vida. Se han dado importantes pasos.
No nos cansemos de trabajar y luchar, con fe, por una Patagonia vital y saludable para todos, para hoy y para mañana, sin sucumbir a promesas de un falso desarrollo consumista, extractivista, depredador, como ha sucedido ya en otras latitudes.
Damos gracias a Dios por tantas personas e instituciones que ponen sus mejores cualidades, dones, esfuerzos y solidaridad para avanzar hacia un país más fraterno, más equitativo, más justo y solidario, bases para vivir con mayor felicidad y paz social.
La Iglesia de Aysén también quiere participar en este compromiso, junto a su pueblo, según nuestras posibilidades y fuerzas, a pesar de nuestras lentitudes e incoherencias.
“ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, NO TEMAS, DARÁS A LUZ LA VIDA DE DIOS”. Que este noble y esperanzador mensaje se haga realidad en nuestra Patria-Matria, como Dios lo realizó en la Virgen María, concientes que EL SER HUMANO NO SE SALVA SOLO, ni con la violencia, ni con el poder, ni con el dinero, ni con la tecnología, ni con las ideologías, ni con el consumismo.
EL DIOS QUE NOS LIBERA Y NOS SALVA ponga en nosotros las semillas de su Espíritu para que seamos constructores de una fecunda y profunda PAZ.
¡ PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE !
Que así sea.
+ Luis Infanti De la Mora, osm
Obispo Vicario Apostólico de Aysén
Coyhaique, 18 de septiembre de 2017