Octubre 3, 2024

La visita del Papa Francisco: luces y sombras

 La visita del Papa Francisco: luces y sombras

Como todas las cosas de este mundo y las situaciones de la historia humana, la próxima visita a Chile del Papa Francisco está atravesada por luces y sombras. Mientras se prepara la visita del Papa al pueblo chileno y, particularmente, a los católicos del país, es importante y conveniente hacernos conscientes de esta realidad, para no caer -por un lado- en un triunfalismo ridículo y lleno de añoranzas de otros tiempos, o -por otro lado- en la indiferencia indolente o el rechazo irrespetuoso a una de las mayores figuras del mundo actual y líder espiritual de los católicos, que representamos una parte muy importante de la población chilena.

Lo más luminoso es -evidentemente- la visita de Francisco, una de las figuras y voces más relevantes de nuestro tiempo, y un líder espiritual que con sus gestos sencillos y su palabra clara ha traído una luz de esperanza en los complejos tiempos que vive la humanidad. Sus gestos y palabras son una interpelación a la conciencia de todos a construir un mundo más humano y bueno para todos. Significativas son sus intervenciones en favor de la paz allí donde la violencia y la guerra destruyen vidas e ilusiones, también en la defensa del medio ambiente como el cuidado de la casa común; su acción en favor de los refugiados y migrantes, así como su cercanía, consuelo y esperanza ante tantas formas de dolor humano.

El Papa Francisco es un luminoso testigo de la fe en el Señor Jesús, que busca la renovación de la Iglesia según el Evangelio. Es una tarea compleja ante las resistencias de grupos eclesiales instalados en prácticas y costumbres que son un peso muerto en la vida eclesial. Es muy importante la tarea del Papa para transparentar la vida de la Iglesia ante las situaciones de abusos sexuales que ocultan la luz del Evangelio, así como su denuncia del clericalismo de muchos pastores como una peste en la vida de la Iglesia. Ante la pérdida de credibilidad de la jerarquía de la Iglesia, los gestos y palabras del Papa que animan a una renovación desde la novedad evangélica, son esperados por todos los católicos que anhelan una vida nueva para la comunidad creyente.    

Pero, también, la esperada visita del Papa Francisco, pone ante nuestros ojos la ambigüedad que atraviesa todas las realidades humanas, aun cuando ellas sean portadoras del Espíritu de Dios. La sombra que atraviesa la vida de la Iglesia en Osorno con la presencia del obispo Barros -discípulo de Karadima-, presencia que se mantiene a pesar del daño que significa la división de la comunidad y la pérdida de credibilidad, así como la falta de respeto a un laicado responsable que intenta enfrentar la peste del clericalismo. Si hasta ahora se mantiene la dolorosa situación de la Iglesia de Osorno -y que afecta a toda la Iglesia-, habrá que esperar qué hace y dice el Papa Francisco, y cómo se relaciona con la comunidad a la que trató de “tonta” y “zurda”.   

Así mismo, la esperada visita del Papa Francisco se ha visto opacada por el modo en que la comisión de los obispos a cargo de la visita ha enfrentado el aspecto económico, transformándolo en una controversia. Por cierto que recibir una visita significa gastos -es lo que ocurre en cualquier hogar- y son gastos que se asumen con el gusto de acoger esa visita. Ante la visita del Papa, por cierto que los católicos estamos muy dispuestos a colaborar en los gastos, y así se manifestó en la colecta que el domingo pasado se realizó en todas las parroquias y capillas del país, pero otra cosa es cuando la colaboración de los empresarios es motivada a través de una rebaja en el pago de los impuestos: si los empresarios quieren hacer donaciones, que las hagan, pero que paguen sus impuestos, los que son una forma de redistribuir los ingresos en favor del bien común, particularmente en beneficio de los más pobres. Es difícil imaginar que el Papa Francisco -que ha sido tan claro en su crítica al modelo capitalista- apoyase una práctica de esta naturaleza.

Tampoco ayuda a valorar lo que significa la visita del Papa cuando la comisión organizadora intenta justificar los gastos de la visita evaluando los beneficios económicos que puede significar. Es una lamentable monetarización de la visita del Papa, la cual pareciera quedar situada como un “buen negocio”.

La conciencia de las luces y de las sombras nos ayuda a situar bien lo que es -y lo que puede ser- la esperada visita del Papa Francisco, así como a valorar aquello que es propio de una vida evangélica y lo que no lo es, porque lo que los católicos anhelamos es que Francisco nos confirme y renueve en la fe en el Señor Jesús y su Evangelio.

Marcos Buvinic  /   Punta Arenas

La Prensa Austral  /  Reflexión y Liberación

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