Julio 27, 2024

La Iglesia no debe aceptar ningún donativo de los ricos

 La Iglesia no debe aceptar ningún donativo de los ricos

Jesucristo condena la corrupción porque no se puede servir a Dios y al dinero.

Solo el que va por el camino del bien sabe a dónde va. Los que emprenden el viaje de la vida por las vías del mal, saben por dónde empiezan, pero no por dónde acaban (Nietzsche).

L u c a s 16,1-13:

Dijo Jesús a sus discípulos: “Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es lo que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Yo sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administra­ción, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿ Cuánto debes a mi amo? Éste respondió: Cien barriles de aceite. Él le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe “cincuenta”. Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Él contestó: Cien fanegas de trigo. Le dijo: Aquí está tu recibo: escribe “ochenta”. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: “Ganaos ami­gos con el dinero injusto para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo impor­tante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vues­tro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o, bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y ; no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero”.

La leña nunca sacia al fuego igual que el dinero nunca sacia la avaricia del rico.

El capitalismo es una empresa de ladrones, un sistema para legalizar el robo masivo del esfuerzo de los trabajadores y de la explotación sin límites de los recursos de la tierra.

Ninguna riqueza es inocente, y menos la de la corrupción y el soborno. La corrupción es poner el dinero por encima de toda ética, de toda honradez, de toda justicia, de toda honestidad; Jesús la condena al decir: “no podéis servir a Dios y al dinero“.

La riqueza es enemiga de Dios porque es enemiga del hombre.

La Iglesia no debe aceptar ningún donativo de los ricos, ya que la riqueza de estos siempre procede de los pobres. Por algo Jesucristo la condena. En la Iglesia no debe haber ruido de monedas y menos de los ricos.

Jesús no condena a nadie. ¿Qué solución les da Jesucristo a los ricos? La misma de la respuesta de Zaqueo (Lucas 19,8-10): que devuelvan sus bienes a quienes se los quitaron, y a los defraudados cuatro veces más. Jesús le contesta: “hoy ha llegado la salvación a esta casa”.

Para Jesús el poder del dinero es riqueza de iniquidad, vil e incompatible con Dios, y rechaza la pobreza porque la pobreza significa hambre, analfabetismo, poca salud, mortalidad infantil, subdesarrollo prenatal y natal irrecuperable, sufrimiento innecesario e injusto, muerte prematura…

Habiendo más riqueza que nunca hay más desigualdad e injusticia que nunca, porque el mundo neoliberal capitalista camina sin rumbo ético, que pone y esclaviza al hombre al servicio del dinero y no el dinero al servicio del hombre.

En aquella sociedad de su tiempo de amos y esclavos, Jesús solo conoce dinero sucio, fruto de la explotación de los pobres, a los que “imponían grandes cargas pero ni un dedo arrimaban para ayudarles” (Mateo 23,4). Por eso dice: “¡Ay de vosotros los ricos!”

Tener lo necesario para vivir dignamente es un derecho de todo ser humano, y un deber luchar para que así sea para todos. Lo que pasa de ahí, es contrario al hombre y por tanto a Dios.

“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes en situación permanente de hambre”, mientras haya una minoría en la mayor opulencia, como los cruceristas de superlujo estos días en Gijón.

“Hay que multiplicar rápidamente las fisuras en el muro capitalista para derrumbarlo y crear un nuevo orden mundial más justo”.

“Ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar las arrogantes riquezas robadas por los especuladores financieros” (Jean Ziegler, exrelator de la ONU para la alimentación).

Evadir impuestos también es robar. Pues bien: “La Agencia tributaria española declara que el 74 % del fraude fiscal se da entre las grandes familias, las grandes empresas y la gran banca. Un fraude que alcanza los 44.000 millones de euros, que el Estado no ingresa y con lo que casi podría haber cubierto los gastos de sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios de personas con dependencia y otros” (extracto de un artículo de Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA).

Cómo va a comprometerse el Consejo General de Poder Judicial a hurgar en el fraude fiscal y perseguirlo eficazmente, si sus miembros cobran unos 14.000 euros al mes, y han rechazado revisar ese sueldo y hacer públicamente transparentes la anotación y motivos de sus gastos, que recaen en la ciudadanía? (B.Forcano en Redes Cristianas).

7 de cada 10 directivos alertan de que sobornos y corrupción son un modo habitual de operar en los negocios en España. De hecho, en España hay más de 1.900 imputados y al menos 170 condenados en más de 130 causas. Esto daña la economía, destroza la ética social, desmoraliza al pueblo y arruina la esperanza.

¡Cuán infinitamente lejos estamos del mensaje de Jesús de Nazaret!

P. Faustino Vilabrille Linares

A s t u r i a s

Editor