Octubre 8, 2024

El Papa Francisco y los Movimientos Populares

 El Papa Francisco y los Movimientos Populares

¿De dónde surgen los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares? ¿Por qué el Papa Francisco los ha tomado en cuenta y se ha dirigido a ellos con un discurso especial?[1] ¿Cuál es el mensaje que Francisco ha querido transmitir? ¿Ese mensaje es solo para los Movimientos Populares? Son preguntas que nos hacemos al conocer el potente discurso que Francisco dirigió a los Movimientos Populares.

Los Movimientos Populares tienen una larga trayectoria[2]. Durante los años setenta y los ochenta, en América Latina surgieron y se fortalecieron movimientos populares muy variados como los movimientos: obrero, campesino, barrial, de derechos humanos; los mismos continúan con algunos cambios. Han surgido nuevos movimientos por demanda de derechos, críticos al modelo económico y con planteamiento de propuestas. Los más activos son los movimientos ecologista, feminista, indígena, los movimientos urbanos; ellos enfatizan la lucha por tierra, techo y trabajo; por igualdad y no discriminación.

Los Encuentros Mundiales de Movimientos Populares son una iniciativa del Papa Francisco. En el 2021 se realizó el IV Encuentro Mundial. “El EMMP es un espacio de hermandad entre las organizaciones de base de los cinco continentes, … en torno a la invitación de Francisco a que los pobres y los pueblos organizados no se resignen y sean protagonistas del (proceso de) cambio”[3].

Históricamente los papas se han dirigido a las autoridades, a los grupos de poder, a los que “teniendo la sartén por el mango” podrían cambiar la realidad a situaciones de mayor justicia y equidad.  Lo novedoso es que Francisco se dirige a los Movimientos Populares. Como él mismo dice, a las “periferias”, porque las considera una gran fuerza transformadora no solo de su propia calidad de vida, sino para aportar al cambio de modelo estructural de la sociedad.

Lo enfatizó desde el I Encuentro de Movimientos Populares: “Pese … a esta cultura del descarte, a esta cultura de los sobrantes, tantos de ustedes, trabajadores excluidos, sobrantes para este sistema, fueron inventando su propio trabajo con todo aquello que parecía no poder dar más de sí mismo… pero ustedes, con su artesanía, que les dio Dios… con su búsqueda, con su solidaridad, con su trabajo comunitario, con su economía popular, lo han logrado y lo están logrando… Y déjenme decírselo, eso además de trabajo, es poesía”[4].

En el IV EMMP les dirá: “ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión”[5]. Francisco considera la capacidad poética como la capacidad de soñar juntos: “…sueñen entre ustedes, sueñen con otros”. “Sepan que están llamados a participar en los grandes procesos de cambio” … “el futuro de la humanidad está en sus manos, en su capacidad de organizarse, en su capacidad de promover alternativas creativas”.

Esa poesía viene de la empatía, de sentir el dolor de otros, que es lo que humaniza: “Quiero agradecerles porque ustedes sintieron como propio el dolor de los otros. Ustedes saben mostrar el rostro de la verdadera humanidad, esa que no se construye dando la espalda al sufrimiento del que está al lado sino en el reconocimiento, paciente comprometido y muchas veces hasta doloroso de que el otro es mi hermano (cf. Lc. 10, 25-37) y que sus dolores, sus alegrías y sus sufrimientos son también los míos (cf. GS1). Ignorar al que está caído es ignorar nuestra propia humanidad que clama en cada hermano nuestro”. Por ello también los llamará “Samaritanos colectivos”.

Francisco tiene una convicción que le viene del Evangelio: “Hermanas, hermanos, estoy convencido que el mundo se ve más claro desde las periferias”. “El sufrimiento del mundo se entiende mejor junto a los que sufren”. No se trata de una cercanía sentimentalista sino transformadora de la sociedad: “El cambio personal es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socioeconómicos para que tengan rostro humano”.

Francisco, en “nombre de Dios” realiza pedidos muy concretos como demandas desde los vulnerables, desde los Movimientos Populares[6]:

  1. A los grandes laboratorios: que liberen las patentes para que cada ser humano y cada pueblo tenga acceso a las vacunas.
  2. A los grupos financieros y organismos internacionales de crédito: que condonen las deudas “tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos”.
  3. A las grandes corporaciones extractivas -mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias, agronegocios-: “dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos”.
  4. A las grandes corporaciones alimentarias: “dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento”.
  5. A los fabricantes y traficantes de armas: “cesen totalmente su actividad”.
  6. A los gigantes de la tecnología: “dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas para obtener ganancias, sin considerar cómo aumentan los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política”.
  7. A los gigantes de las telecomunicaciones: “liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse…”.
  8. A los medios de comunicación: “terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio, …busquen contribuir a la fraternidad humana y a la empatía con los más vulnerables”.
  9. A Los países poderosos: “No al neocolonialismo. Los conflictos pueden resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas.”
  10. A los gobiernos en general, a los políticos de todos los partidos: “…representen a sus pueblos y trabajen por el bien común.” “…cuídense de escuchar solamente a las élites económicas…” “Sean servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena. Ese “buen vivir” aborigen…” “Ese vivir humano que nos pone en armonía con toda la humanidad, con toda la creación”.
  11. A los líderes religiosos: “Estemos junto a los pueblos, a los trabajadores, a los humildes y luchemos junto a ellos para que el desarrollo humano integral sea una realidad.”  “Tendamos puentes de amor para que la voz de la periferia con sus llantos, pero también con su canto y también con su alegría, no provoque miedo sino empatía en el resto de la sociedad.”

Sugiere medidas concretas para lograr algunos cambios significativos. Además de la integración urbana, la agricultura familiar, la economía popular que sugirió en otros Encuentros; plantea el salario universal o ingreso básico (IBU) “para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida”; y la reducción de la jornada de trabajo: “No puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo”.

Su llamado va más allá del inmediatismo, se trata de una exigencia urgente de cambio de camino para el desarrollo: “Este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano.  Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo.” Lo sucedió en la COP26 puede ayudarnos a comprender mejor lo que nos quiere decir Francisco.

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[1] Mensaje del Papa Francisco en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares. 16 octubre 2021.
[2] Murga Frassinetti, Antonio. Los movimientos sociales en América Latina (1980-2000).
[3] Pérez Wrubel, Federico Germán. Tesis de Maestría en Economía Social. 2019. Pág. 65.
[4] Ob. Cit. Pág. 71.
[5] Mensaje del Papa Francisco en el IV Encuentro MdeMP. 16 octubre 2021.
[6] Cfr. Mensaje del Papa Francisco en el IV Encuentro MdeMP. Es un resumen, la numeración es mía.

Carmen de los Ríos / Intercambio n° 57.

Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL).

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