Julio 27, 2024

La Paz es obra de la Justicia

 La Paz es obra de la Justicia

La Paz es obra de la Justicia

Una mirada sobre el acuerdo por la paz social y la nueva Constitución de Chile.

Previo a fijar nuestra posición sobre el acuerdo , nos parece importante aclarar nuestra postura sobre tres conceptos que son fundamentales para comprender el momento actual:  la paz, la justicia y la violencia.

1.- La paz y la justicia.- Tenemos la convicción que no existe paz social, sin justicia social, ya que la paz es siempre obra de la justicia.

Ya los profetas del Antiguo Testamento denunciaban con energía las injusticias, inequidades sociales, corrupción, opresión y explotación que se daban al interior del pueblo de Israel, como una grave ofensa contra Dios.  El profeta Amós, criticó duramente,  a los jueces que no cumplían con su deber de impartir justicia, sino que se vendieron a los poderosos dejando en la más absoluta indefensión a quienes eran explotados; y a todos aquellos que rendían culto a Dios con abundantes sacrificios, pero sin practicar la justicia (Amós 5,21-27).

No podemos dejar de criticar la indolencia de los poderosos, que no se inmutan ante la miseria de los necesitados, esa es la principal de las injusticias y origen de la ausencia de paz.

Durante decenios hemos sido robados por grandes empresas con sus cobros desmedidos, bancos  e instituciones financieras tienen todos los años ganancias de miles de millones de dólares, las que constituyen una inmoralidad si se compara con las miserables ingresos de los más pobres y desvalidos, Chile es uno de los países que tiene una de las brechas salariales más grandes del mundo, lo que es un escándalo y genera irritación. Estas son injusticias intolerables que claman al cielo.

2.- La violencia.-  Son dos las principales formas de violencia que vivimos hoy: a) la violencia represiva y b) la violencia institucionalizada.

-La violencia represiva, hay suficiente documentación que permite conocer de la violencia brutal e “irracional” de los cuerpos policiales – aún cuando tenemos la convicción que corresponde a una política del Estado de Chile y su gobierno que tiene una racionalidad, pretende sin éxito, infundir terror para desmovilizar – a miles de chilenos/as que buscan expresar sus reivindicaciones pacíficamente.

Las sistemáticas violaciones a los derechos humanos de los cuerpos policiales, son amparadas por las autoridades políticas y por el alto mando de Carabineros de Chile, que felicita públicamente a sus uniformados, por su actuar.

Quienes participamos en manifestaciones sabemos que éstas son esencialmente pacíficas, sabemos también que las fuerzas policiales se despreocupan de aquellos que aprovechan las movilizaciones para delinquir y se concentran en  reprimir a las grandes masas que se manifiestan en paz.

-La violencia institucional, que es causa y fuente de todas las otras formas de violencia.

Un ejemplo de ella es lo que se lee en la información financiera de estos días:

“La banca chilena obtuvo utilidades por 2.756 millones de dólares, algo así como 2.006.981 millones de pesos, en el tercer trimestre (julio-septiembre) de este año, informó este martes la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). 

Las utilidades de la banca tuvieron un alza de 12 por ciento en septiembre respecto al mes anterior…”

Ahora bien, luego de décadas de haberse puesto en práctica un modelo neoliberal, no es necesario tener una gran lucidez intelectual para concluir que fracasó en su promesa de ofrecer una vida mejor para todos, cada vez son menos los que acumulan riquezas, y que tienen la posibilidad de consumir los bienes y servicios necesarios para mejorar su calidad de vida y, en forma paralela, cada vez son más quienes, con suerte, reciben las migajas del gran banquete que disfrutan unos pocos.

Así mismo, resulta alarmante la postura de aquellos que pretenden que no existe relación alguna entre las situaciones de pobreza e injusticia social, creadas por el neoliberalismo, y la violencia,  que tienden a reducir el espacio de ésta sólo a actos explícitos como romper bienes públicos y o privados, o tirar piedras, como si ella no tuviesen relación con las estructuras sociales y no fuera allí donde se encuentra el germen de todas las otras formas de violencia.

Por estas razones, sabemos que la primera violencia está en una sociedad en la que existe una escandalosa y devastadora brecha entre ricos y pobres y que la obscena acumulación de riquezas, que ostentan unos pocos en nuestras comunidades, contradice  una sociedad justa y la violenta.

II Nuestra posición sobre el acuerdo por la paz social y la nueva Constitución.-

Empecemos por declarar lo siguiente:

No hay acuerdo de paz real, cuando la represión en contra del pueblo chileno movilizado continúa con la misma crueldad e intensidad.

No hay acuerdo de paz posible, cuando el gobierno, por una parte dice repudiar cualquier violación a los derechos humanos y por la otra respalda irrestrictamente el actuar policial, felicitando a la oficialidad y la tropa; cuando en los hechos sigue adelante con su política sistemática de violación de los derechos humanos.

No hay acuerdo  real de paz, cuando persiste las demandas sociales sin una respuesta y solo se escuchan propuestas con soluciones que son una prolongación del modelo que se repudia, es decir, persisten las injusticias que dieron paso a este movimiento.

No lo hay, cuando las salidas políticas que se buscan y se proponen no sientan a la misma  mesa a los movimientos  y organizaciones sociales, no los escuchan, ni consideran, en el caso, sus demandas políticas.

Por lo que con responsabilidad decimos que: el acuerdo para una nueva constitución no trae por sí mismo paz social.

Debemos categóricamente reconocer :

Como un triunfo de la movilización, que el gobierno y los partidos que lo respaldan hayan tenido que cambiar su postura de hace dos semanas (40 años en realidad) en el sentido de defensa irrestricta de la Constitución de Pinochet,   para dar paso a reconocer la necesidad de una nueva Constitución; esa es una gran derrota política de la derecha y un gran triunfo del pueblo movilizado.

Del mismo modo, que se haya abierto la opción de que sea el pueblo de Chile que manifieste en un plebiscito si quiere una nueva Constitución y el mecanismo de elaboración de ella.  Y al finalizar el proceso, en un plebiscito ratificatorio de esa nueva Constitución, es otro triunfo de la movilización y otra gran derrota de la derecha política, económica, militar, cultural. Ya que nada de ésto era querido por los sustentadores del sistema, no cabe duda alguna de ello.

Sin embargo tenemos algunas aprensiones sobre el acuerdo, que son un desafío de movilización para los meses venideros:

1.- El que a priori, sean los partidos políticos los que fijan los  procedimientos y los quorum de ratificación de los acuerdos de esta convención o asamblea  constituyente. Creemos que es la propia convención o asamblea constituyente quien debe soberanamente definir sus procedimientos y sus quorum.

2.- La forma de elección de los constituyentes debe ser objeto de un proceso electoral único, separado de la elección de gobernador, alcaldes y concejales; donde se de un procedimiento igualitario en la participación de independientes, movimientos sociales, organizaciones sociales y partidos políticos.

3.- El voto obligatorio debe instaurarse desde el inicio del proceso, esto es, para el plebiscito de entrada, la elección de los constituyentes y el plebiscito de aprobación o rechazo de la nueva constitución.

Finalmente, permítannos invitarlos a que hagan suya, en este momento especial de nuestra historia, este manifiesto de aquellos que creemos que otro Chile es posible:

Porque creemos en la igualdad y la libertad plenas,

Porque creemos en el derecho de tratar y ser tratados como seres humanos que tenemos la misma dignidad;

Porque estamos dispuestos a buscar nuestra emancipación a través de las formas que son propias de quien cree en la paz, esto es, la no violencia activa y así desafiar a las más poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera de nuestros ámbitos y nuestro Estado.

Porque creemos que nuestra lucha es:

  • defender valores por sobre cualquier sacrificio;
  • humildad, solidaridad, altruismo y heroísmo;
  • no mentir jamás, ni violar principios éticos;
  • luchar con la convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Porque la verdad nos hace libres;
  • unidad, independencia, es la búsqueda de la justicia e igualdad;
  • tener la convicción profunda y el valor para hacer realidad nuestros sueños ya que inexorablemente, más temprano que tarde, la paz será obra de la justicia.

    Luis Fernando Astudillo Becerra

    (hijo de Alberto y Mercedes)

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