La represión continúa y la impunidad también
Ahora que conmemoramos un aniversario más del golpe de Estado, recordamos, como todos los años, a las víctimas de las gravísimas violaciones de derechos humanos ocurridas en la dictadura. Sin embargo, la promesa del “nunca más” que quisimos darnos al término de ese periodo, no se ha cumplido del todo.
Durante todos los gobiernos post-dictadura hemos tenido, en menor número pero constantemente, víctimas de violencia policial y militar. Es la impunidad – del pasado y del presente – lo que permite que así sea. Cada asesinato, cada brutalidad, cada periodo crítico de manifestaciones violentamente reprimidas, no han sido nunca suficientes para marcar un antes y un después como país.
El asesinato de Manuel Gutiérrez en 2011 pudo haber sido ese punto de inflexión. Manuel murió tras recibir un disparo de un carabinero mientras miraba una manifestación junto a su hermano. Tenía 16 años. Debido a la legislación vigente a la época, la causa fue vista por la justicia militar y se condenó a un carabinero a 400 días de pena remitida, sentencia que la familia consideró una burla para la gravedad de lo sucedido. Pero no hubo cambios significativos.
El informe de Amnistía Internacional “No sabía que existían dos justicias”, mostró la existencia de un uso excesivo de la fuerza policial en manifestaciones y en contra del pueblo mapuche, que se repetía consistentemente. Hubo un pequeño avance unos años después: se aprobó una ley que aseguró que las causas por violencia policial sean vistas por tribunales civiles y no militares.
El asesinato de Camilo Catrillanca en 2018 también pudo haber mostrado una necesidad de cambios. Allí carabineros no solo disparó injustificadamente al joven mapuche causándole la muerte y detuvo violentamente al adolescente que lo acompañaba, sino que además tomaron acciones para encubrir lo ocurrido. Recién este año, tras una larga investigación, se condenó a 6 ex carabineros y un abogado ex funcionario de la institución, por diferentes responsabilidades en esto, incluyendo homicidio, homicidio frustrado, disparo injustificado y obstrucción a la investigación. Tres ex carabineros cumplirán, por primera vez, pena efectiva de cárcel.
En octubre de 2019 vivimos el llamado “estallido social” en Chile. Y el actuar policial fue equivalente a lo que habíamos visto en años anteriores, pero amplificado: un uso excesivo y desproporcionado de la fuerza generalizado, que evidenció un patrón que apuntaba a dañar a las personas que se manifiestan. El informe de Amnistía Internacional “Ojos sobre Chile” fue claro en mostrar esto, así como la necesidad de investigar la responsabilidad de toda la línea de mando por su omisión en detener lo que estaba ocurriendo.
Entonces: a 48 años del golpe de Estado, a 10 años del asesinato de Manuel Gutiérrez, a casi 3 años del asesinato de Camilo Catrillanca, faltando poco más de un mes del segundo aniversario del estallido social, ¿ha cambiado el actuar policial en Chile?
Evidentemente no. Continúa un uso excesivo de la fuerza en el control de las protestas, un actuar policial cuestionable en varios aspectos, obstrucción por parte de los propios carabineros a las investigaciones y una defensa institucional férrea, sumado a la lentitud en el avance de muchas de las causas por violaciones a los derechos humanos.
Es decir, la represión continúa y la impunidad también, tanto para las víctimas de ayer como para las de hoy. Esto es algo que no debemos “soltar” nunca, lo debemos mantener en nuestra memoria, hasta romper con esta tradición de impunidad. Hacer rendir cuentas a toda la línea de mando en este tipo de casos y exigir a las autoridades que realmente tomen decisiones teniendo como base los derechos humanos, incluyendo la instauración de una nueva policía que opere bajo esa lógica, es un camino que no se puede seguir soslayando.
A esto apunta la campaña “Hagamos Memoria” de Amnistía Internacional: la necesidad de verdad, justicia y reparación para todas las víctimas, de ayer y de hoy. Porque si algo nos ha enseñado nuestra historia reciente, es que la impunidad siembra repetición.
Ana Piquer / Directora ejecutiva de Amnistía Internacional Chile.
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