Jesús de Nazaret, un revolucionario apasionado de la vida
Comentario Evangelio 2 de abril 2017
Las dos orillas de la vida
Las mujeres y niñas de Africa, la India, y las indígenas de América, son con mucho
los más pobres entre los más pobres de este mundo.
Las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús diciendo: “Señor, tu amigo está enfermo”. Jesús, al oírlo, dijo: “Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos días donde estaba. Solo entonces dijo a sus discípulos: “Vamos otra vez a Judea”. Cuando llegó Jesús, llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en su casa. Y dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. Jesús dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo, y cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que esta vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?”Ella le contestó: “Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: “¿Dónde lo habéis enterrado?” Le contestaron: “Señor, ven a verlo”. Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: “¡Cómo lo quería!” Pero algunos dijeron: “Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera este?” Jesús, sollozando de nuevo, llegó a la tumba. Dijo Jesús: “Quitad la losa”. Marta, la hermana del muerto, le dijo: “Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días”. Jesús le replicó: “¿No te he dicho que si crees verás la gloría de Dios?” Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Y dicho esto, gritó con voz potente: “Lázaro, ven a fuera”. El muerto salió, los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desatadlo y dejadlo andar”. Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él”.
1.- Jesús fue un revolucionario apasionado de la vida: Iba repartiendo vida por todas partes. Por eso curaba a todos los enfermos, alimentaba a los hambrientos, recogía la comida sobrante porque la comida es vida, quería vida y vida en abundancia para todos aquí y ahora. Preparaba el desayuno a unos pescadores cansados, al mismo tiempo que les llenaba las redes de peces, porque Jesús quiere que haya de sobra para todos. Hasta era capaz de devolver la vida a los muertos, porque su Dios era un Dios de vivos, no de muertos.
2.- Compromiso con esta vida: Nos cuenta este fragmento del Evangelio uno de los episodios más conocidos de Jesús: la resurrección de Lázaro, que llevaba cuatro días muerto. Le devuelve la vida, vida para este mundo, y por eso manda desatarlo y dejarlo andar. Jesús era un apasionado de la vida, una vida digna para todos y para todos los seres vivos aquí en este mundo. Por ella tenemos que luchar nosotros sin parar. Olvidémonos de pensar tanto en la Otra Vida, que esa ya está en las manos de Dios y con Dios no hay problema; en cambio comprometámonos muchos más con esta vida, que es única y exclusivamente responsabilidad nuestra, porque:
-tenemos unos 8.500 niños que mueren de hambre cada día.
-y otros 8.500 mueren también cada día por enfermedades relacionadas con la mala alimentación.
–161 millones de niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica.
-todos ellos van a padecer un subdesarrollo mental irrecuperable.
-todos ellos disponen de muy pocos y malos alimentos. Aunque tengan arroz o maíz para saciar el hambre en un momento dado, carecen de nutrientes esenciales como hierro, yodo, vitamina A y zinc, con consecuencias dramáticas para su salud. Tan solo la deficiencia de yodo es la mayor causa, a nivel mundial, de retraso mental y daño cerebral (de un Informe de la ONU)
-hay unos 100 millones de niños que no pesan lo suficiente.
-la desnutrición es el origen del mayor número de enfermedades en el mundo.
-147 millones de niños de preescolar están afectados de retraso en el crecimiento.
Todo eso, solo relacionado con la alimentación, porque luego está la salud (carencia de médicos, medicinas, hospitales, vacunas, etc.); está la educación; la ropa; la vivienda: va todo enlazado a una cadena de desgracia global en casi toda Africa, la India y Suramérica, que afecta a todos, pero aún más a las mujeres y las niñas, que son con mucho los más pobres de los más pobres de este mundo.
3.- La muerte fue y sigue siendo el interrogante más evidente y radical del ser humano de todos los tiempos. Todas las religiones y culturas, unas más y otras menos, se plantearon y plantean este problema, porque el más allá de la muerte es algo que preocupa a todo ser humano, sobre todo porque la aspiración a vivir es muy profunda en todo ser vivo.
4.- Las preguntas sobre la muerte desencadenan en cascada otras muchas preguntas: ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿qué significado tiene la historia?, ¿a dónde vamos?, luchar por los llamados valores éticos y los derechos humanos, ¿tiene razón de ser?, la lucha por la justicia, la libertad, la igualdad, la dignidad del ser humano, si al final se estrellan con la muerte, ¿conducen a alguna parte?
Filósofos como Engels o Heidegger dicen que somos seres para la muerte, pero así nos estrellamos contra lo más absurdo, que es morir para quedar muertos. Nuestra vida solo tendrá sentido en la medida en que lo tenga la muerte. Si encontramos sentido y respuesta a la muerte, entonces nuestra vida tendrá sentido. Jesús fue la mejor respuesta que hasta ahora ha conocido la historia de la humanidad.
Lo importante no es la muerte sino la vida, porque hubo a lo largo de la historia y hay en nuestros días, como acabamos de ver más arriba, muchos millones de personas que fueron y son también hoy privadas de la vida de forma injusta y prematura, a causa del hambre, la sed, las injusticias, las guerras, el odio, la violencia, los abusos, la explotación, los abortos sin justificación posible… Si no hay vida más allá, a todas esas personas, si murieron a lo largo de la historia y mueren también hoy para quedar muertas ¿quién les va a hacer justicia?, ¿quién les va a reparar tanto daño? ¿quién las va a compensar de tanto mal, de tanto sufrimiento?
5.- Es también un hecho evidente que todo lo que vive quiere vivir: peces, animales, plantas, aves, árboles, y no digamos los seres humanos. A veces hasta arriesgamos el morir por vivir. Unamuno se agarraba a la vida gritando: “¡mi yo, mi yo, que me arrebatan mi yo!”.
Si hay tanta pasión en todos y en todo por la vida, resulta contradictorio y absurdo un destino definitivo de muerte. Resulta mucho más coherente y necesario que a tanta ansia de vivir responda una plenitud de vida. La aspiración a perpetuarse, a la vida y vida para siempre, es una aspiración universal desde los albores de la humanidad para todo ser vivo y en todos los espacios geográficos. Pero a veces la dureza de la vida llega a ser tan grande y tan injusta para algunas personas, aparte de una posible enfermedad mental inconsciente, que la falta de resistencia tiroidal las lleva a desearse la muerte antes que la vida.
6.- El ansia de vivir y el compromiso con la vida, para Jesús de Nazaret eran también aspiraciones vitales. Es por lo que con sus amigas, Marta y María, hermanas de Lázaro, llora con ellas la muerte de este entrañable hermano y amigo. Pero para Jesús esta pena no queda en un “lo siento”, en un “hay que seguir”, en un “así es la vida”, en un “te acompaño en el sentimiento”. Jesús ama la vida y con ella responde a la muerte, ya no solo para su amigo Lázaro, la hija de Jairo o el hijo de la viuda de Naín, sino para todos y para toda la creación. El nos descubre que la muerte es la apertura a la plenitud de la vida: “quien cree en mi aunque haya muerto vivirá”. Para Jesús morir no es para quedar muerto, sino para pasar a la vida verdadera y plena para siempre.
7.- Opción revolucionaria: Jesús tomó una opción revolucionaria por la vida y por eso pasó por la vida dando vida aquí y ahora, en este mundo, porque vida inmanente y trascendente están indisolublemente vinculadas: dando vida a los hambrientos, enfermos, sordos, ciegos, mudos, marginados, despreciados, tristes, olvidados, trascendemos los límites de la historia hacia la metahistoria, hacia el más allá de la historia. La muerte es tan solo el paso del presente, muchas veces inhóspito, cruel y duro, doloroso e infinitas veces injusto, hacia un futuro de plenitud. Con el compromiso hasta la muerte por los valores más necesarios para la vida, como la justicia, la igualdad, la fraternidad, el amor, ratificó Jesús su compromiso con la vida de todo ser humano y toda la creación. Así lo debemos hacer nosotros, porque El nos descubrió el valor trascendente, para más allá de la muerte, de todo valor inmanente practicado en este mundo: “venid a tomar posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, estuve enfermo y me atendisteis, porque cuando lo hicisteis con los más necesitados conmigo lo hicisteis”. (Mateo 25,31-46). Este planteamiento es un presupuesto básico para todos, como una opción radical, revolucionaria, coherente y honesta para luchar por un mundo mejor para todos y toda la creación. ¡Cómo no vamos a hacerlo para esos millones de niños que en el albor de la vida, ya se encuentran con el albor de la muerte!
8.- Postulado de la resurrección universal: La necesidad de la reparación, ya imposible en esta vida, de las injusticias cometidas con los oprimidos de la tierra a lo largo de la historia, es lo que movía al marxista Garraudy, (así como también a los postmarxistas Adorno y Horkheimer), a plantear lo que él llamaba el postulado de la resurrección, que enciende una luz de esperanza en nuestra mente, para mi como persona, para mis hermanos y hermanas, los hombres y mujeres de este mundo, y toda la creación, que también muchas veces sufre y muere prematura e injustificadamente.
9.- La respuesta de Jesús a Lázaro y sus hermanas fue la respuesta del amigo al amigo y a las amigas: así debe ser la respuesta de todos los seres humanos unos a otros. Por tanto, como seguidores de Jesús, no hagamos funerales en las iglesias para celebrar la muerte, sino la vida. Vayamos a celebrar la vida, la vida verdadera, la plenitud del hermano que ya vive para siempre, que está en la felicidad de Dios, porque la vida, como un río, tiene dos orillas: una aquí y otra allí, la que dura para siempre, y ya no acaba nunca, porque lo que empieza, empieza para siempre, tan solo cambia, como dedía Pitágoras. El puente para cruzar de una orilla a la otra lo construimos a diario con el amor, la fraternidad, la justicia, la solidaridad, la esperanza…, que a lo largo de la vida vamos sembrando en nosotros, en los demás y en la creación para hacer la vida más digna a todo ser humano y a toda la creación, con opción preferencial, como Jesús por los oprimidos y maltratados de este mundo, y muy especialmente las mujeres y niñas de Africa, la India, y las indígenas de América, que son con mucho los más pobres entre los más pobres de este mundo.
P. Faustino Vilabrille Linares
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