Noviembre 12, 2024

El Hombre y la Madre Tierra (I)

 El Hombre y la Madre Tierra (I)

Comentarios a la Encíclica del Papa Francisco sobre la Ecología Integral: el Hombre y la Madre Tierra.

Vivimos en el Planeta más bonito y maravilloso
del Universo hasta ahora conocido
Es la casa de todos nosotros, amándola a ella
nos amamos a nosotros mismos.

“plantó Dios un jardín… y puso en él al
hombre para que lo cultivase y guardase”
(Génesis 2,8 y 15).
Todo salió bien
hecho de las manos de Dios para
que se perfeccione en
las manos del hombre.

La preocupación del Papa Francisco por los empobrecidos del mundo, integrando en una sola unidad inseparable, tanto al Hombre como a la Madre Tierra, es una constante diaria desde el momento mismo en que fue elegido Papa, tanto en sus discursos como en sus homilías, como sobre todo en sus documentos, entre los cuales destaca especialmente la gran Encíclica “Laudato Si”.

Con estos próximos comentarios queremos traducir las formulaciones teóricas de la Encíclica sobre Ecología Integral (Hombre-Tierra) a realidades concretas, en las que se sustentan. No hay verdadera ecología, sea ambiental, social o política, si no rescata a la humanidad humillada de los millones de empobrecidos de nuestro tiempo, en los cuales la Tierra, como verdadera Madre, es más ofendida y agredida.

“Jesús dirige la buena nueva a todos, más aún privilegia a los más alejados, los sufrientes, los enfermos, los descartados por la sociedad”(Francisco al Movimiento Cuarto Mundo)

Hoy ya no debemos hablar de pobres, sino de empobrecidos, tanto respecto al Hombre como a la Tierra, y con rigor no podemos decir que mueren de hambre, sino que los matamos de hambre, por dos motivos:

a) Porque actualmente hay bienes de sobra para todos; incluso para el doble de la humanidad actual, lo cual quiere decir que estamos produciendo mucho más de lo necesario y explotando innecesaria e injustamente al Planeta Tierra, despilfarrando al año más de 1.400.000 toneladas de comida perfectamente útil que tiramos a la basura. En España, por ejemplo, se desperdicia en toda la cadena alimentaria el equivalente a 169 kilos de comida por habitante al año. Dicho de otro modo, con lo que los europeos tiran a la basura comerían 200 millones de personas (Fuente: EL PAIS,16/10/2016). Con los alimentos que se pierden en América Latina y África por falta de medios para conservarlos podrían comer 600 millones de personas. Son 1400 millones de toneladas de comida las que se desperdician cada año, y también cada año nos desprendemos de unos 160 millones de kilos de ropa aun perfectamente utilizable. Es un enorme derroche para la humanidad y para el planeta.

…sabemos que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos que se producen, y «el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre”, (Francisco en Laudato Si,50)

Por consiguiente, hoy la muerte por hambre es un asesinato, tanto del ser humano como de todos los demás seres vivos de la creación. En consecuencia, toda muerte por hambre es una muerte injusta y prematura. Mueren cada día unas 70.000 personas de hambre, de las cuales más de 20.000 son niños, por lo que el hambre es el asesinato más grande de la humanidad, más que las guerras, los atentados, los terremotos, lo que supone más de 25 millones de personas al año (PNUD).
Y no solo morir, sino que las consecuencias de la desnutrición en el seno materno y en los primeros años de vida son fatales para el resto de la vida, porque el cerebro pierde por lo menos un 20 % de su desarrollo.

Este subdesarrollo es permanente, irrecuperable, irreversible: el niño quedará limitado para el resto de sus días. En algunos países de América del Sur afecta al 50 %, y en casi toda el Africa Subsahariana alcanza e incluso supera ese porcentaje, así como en bastantes regiones de Asia.

b) Porque hay unas causas y unos causantes concretos, productores de empobrecidos. El hambre actual del Tercero y Cuarto Mundos, no es una fatalidad, sino la consecuencia directa de un sistema, que llamamos neoliberalismo capitalista, que a costa del hombre y la tierra, está acumulando cada vez más en menos manos y dejando a más manos con menos, no solo perpetuando sino incluso aumentando la pobreza en determinados países, causando sufrimientos enormes en muchos millones de personas, y generando además una asimetría y desigualdad globales insoportables, totalmente contrarias a la dignidad del hombre, lo cual trae como consecuencia unos movimientos migratorios muy dolorosos y arriesgados para huir de una vida completamente indigna e incluso de una muerte segura por hambre.

Esto está sucediendo especialmente en África Subsahariana, en el cono Sur de América y ocho Estados de la India, entre los que están Bihar, Madhya Pradesh, Orissa, Rajastán, Uttar Pradesh y Bengala Occidental, en los cuales viven unos 421 millones de empobrecidos. Que uno de cada cinco habitantes de nuestro planeta viva en pobreza absoluta y el 30 % de ellos, en extrema pobreza, con menos 1,25 € por día, es una injusticia enorme. En esta situación no puede haber paz y estabilidad en el mundo. Incluso, además de los conflictos bélicos, tienden a globalizarse el terrorismo, la violencia, y los asesinatos.

Humanidad y Tierra somos un todo inseparable, como una nave espacial en pleno vuelo, donde el 1% viaja en primera con abundancia de todo y tiene cada vez más, el 24 % viaja en turista con recursos suficientes, pero el 75 % restante viaja en la bodega, a oscuras, hacinada, desesperada, triste e impotente, con poco de todo o casi nada. Aunque unos pocos tengan mucho (los de primera), otros poco (los turistas) y la gran mayoría casi nada o nada (los de la bodega) todos tenemos amenazada la vida, porque todos viajamos en la misma nave (la Tierra) y a la nave se le acaba el combustible, porque cada día consumimos más de lo que la Tierra puede producir. A todos nos espera el mismo trágico destino: caer al abismo.

Solo un acuerdo global de supervivencia, puede salvar la nave y a todos con ella, pero los de clase primera y turística no ven lo que pasa en la bodega; se van a resistir a perder su situación de privilegio: solo una rebelión en la bodega puede forzar un cambio total de estrategia en busca de un equilibrio que ponga a salvo toda la nave. De lo contrario nada ni nadie tendrá futuro. Este escenario no es una representación teatral, sino algo que está cada día más cerca, pero es reversible si todos nos hacemos responsables. Rebelión incruenta y global igual a futuro para todos y para todo.

Todo esto lo sabe perfectamente el Papa Francisco. Por eso su preocupación por los empobrecidos del mundo (Hombre y Tierra) está a diario en su enseñanza y sus compromisos.

En este sintético y condensado trabajo vamos a seguir la metodología clásica de VER, JUZGAR y ACTUAR, incluyendo en cada uno de los apartados pronunciamientos concretos del Obispo de Roma, el hermano Papa Francisco.

P. Faustino Vilabrille Linares

A s t u r i a s

Editor