Octubre 8, 2024

Agazapados al Pesebre…

 Agazapados al Pesebre…

Agazapados al Pesebre: Una narrativa Navideña

 Presentación

 La temporada de Navidad despierta en el espíritu humano recuerdos, búsquedas y deseos. La vida humana, trama preciosa en la que se unen experiencias, personas, situaciones y lugares, es una narración. La teología, la filosofía y las ciencias humanas en general y desde la segunda mitad del siglo XX, han puesto acentos importantes en el trasfondo narrativo de sus propuestas. Destacan autores como Johann Baptist Metz, Lluis Duch, Humberto Giannini, Paul Ricoeur, Adolphe Gesché, Sallie McFague entre otros. Lo narrativo, dicen estos autores, está emparentado con nuestros mitos originarios, con las fábulas, con el origen de las cosas. El modelo narrativo bíblico, por ejemplo el propuesto por André Wenin o Daniel Marguerat, insisten en reconocer a los personajes involucrados en las historias, también detectar los espacios, los tiempos y los marcos intencionales que son contados en las historias bíblicas. Quizás, lo narrativo es un espacio de resistencia ante un modelo epistémico, pastoral, teológico, humano muchas veces centrado – casi exclusivamente – en un lenguaje informativo o excesivamente racional. En lo narrativo se da espacio al mundo interior de los protagonistas, a los sentimientos y emociones, a la reconfiguración o recreación de la historia a partir de otros lenguajes verbales y corporales. Movidos por estas intuiciones reflexivas, es que ofrecemos un material que pueda ser utilizado por las comunidades para preparar el espíritu personal, familiar o comunitario-organizacional, para las fiestas de la Navidad.

Se titula Agazapados al pesebre: una narrativa navideña porque busca unir una disposición y un método. Una disposición: el estar agazapados, medio encorvados, quizás escondidos en algún rincón del pesebre. La intención de quien escribe estas líneas es que el lector pueda dejar volar la imaginación y tratar de ubicarse cerca del pesebre. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús (los jesuitas) cuando pensó los Ejercicios Espirituales como opción para discernir la voluntad de Dios, animaba a los ejercitantes a tratar de “mirar” las escenas bíblicas tratando de imaginarse participando de ellas. La imaginería que busco proponer en este aporte teológico-espiritual, antropológico y eclesial anima que los lectores puedan estar mirando lo que pasa en el pesebre con José, María, Jesús y algunos personajes que irán apareciendo en las narrativas propuestas. Estas narrativas, tres en total y que he titulado “CANTOS” se inspiran en los relatos evangélicos pero permiten una cierta libertad de escritura. El nombre de “CANTOS”, sigue en parte la tradición de los soliloquios, de las jaculatorias o de los mismos villancicos.

Navidad nos invita a estar agazapados, a estar atentos al momento de dar el salto para sorprender. Agazapados en el silencio. Agazapados como niños expectantes. A Belén solo podemos entrar agazapados, medio encorvados, como niños, en actitud de veneración y humildad, en silencio contemplativo. Belén no admite el egocentrismo, que es lo contrario al estar agazapados. Hemos de pedir constantemente un espíritu agazapado, aferrado a lo pequeño de la Navidad, a lo pequeño que manifiesta el Misterio más grande. Agazapados y atentos a cada escena, a cada sonido y pequeño movimiento del pesebre. En Navidad hemos de aprender a mirar atentamente el pesebre, los rostros de María, José, el niño, los pastores, los sabios del oriente, los animales.

Espero que estos materiales puedan ser de utilidad y provecho para las personas y comunidades que utilicen estos materiales. Navidad es la fiesta de la imaginación, de lo lúdico, del juego, de lo gratuito. Navidad es resistencia a la muerte, al sin-sentido, a la falta de proyecto. Navidad es el Misterio del Dios que asumió radicalmente nuestra humanidad. Navidad, noche gloriosa que debe empapar cada día de nuestra vida.

En Cristo Jesús

Juan Pablo Espinosa Arce

Rancagua, CHILE   –   Diciembre 2019

Sugerencias para el uso de las siguientes reflexiones

 1.Cada CANTO, tres en total, se componen de: la narrativa navideña, de un comentario teológico-pastoral que la ilumina; luego aparece una oración, sugerencias de lecturas bíblicas y un pensamiento extraído del artículo Sobre la teología de la celebración de la Navidad de Karl Rahner. Al ser tres “cantos”, se sugiere que se organicen tres encuentros-días-momentos o un mismo día en tres instancias en los cuales sean convocados los familiares, amigos o comunidades cristianas que quieran tener un momento de oración y preparación espiritual para la Navidad.

2. Se sugiere que el lugar donde se organicen los momentos de oración esté convenientemente adornado. Puede presidir un cirio encendido, flores, aromas y colores. Demos espacio a la creatividad sobre todo de los más pequeños. También se sugiere que haya una imagen de la familia de Jesús o las figuras del pesebre, ya que los “cantos”, al estar inspirados en el pesebre podrán ser mejor asimilados contemplando las figuras. Recordemos el aspecto estético de la vida humana y del mismo cristianismo. También se sugiere colocar al lado del pesebre una foto de los integrantes de la familia o sus nombres, lo mismo si se trabaja a modo personal. Con ello se recordará que Jesús también tuvo una familia y que nuestra familia es también la familia de Jesús. Importante incorporar cantos en hojas para todos y también se sugiere distribuir la reflexión del “canto”. Entre más participación, mejor. También demos espacio para que cada participante del encuentro pueda expresar sus pareceres, emociones o sentir que van surgiendo en la realización de los momentos.

3. Cada “canto” tendrá un signo específico. El primero es una lámpara de aceite; el segundo una jarra con agua; el tercero un pañal. Es sugerido que estos signos estén en el momento en que serán usados de manera de que los participantes interioricen de mejor manera el mensaje de los cantos. Al ser una “narrativa” navideña aprovechemos la narración de cada uno de los miembros del grupo participante. Lo narrativo es justamente narrar la vida y reconocer cómo Dios hace presencia o morada (Cf. Jn 1,14) en ella.

4. También se sugiere organizar una campaña solidaria en donde los participantes puedan llevar pañales, útiles de aseo personal o también alimentos de canastas familiares básicas. Se puede avisar que dichas cooperaciones serán distribuidas entre centros de ayuda social o lugares de atención a personas pobres. Es importante comprender que Navidad es también un momento de ser solidarios con el Jesús que está en nuestras calles.

PRIMER CANTO: LA LÁMPARA DE ACEITE

 “Porque el mensaje de la Navidad no resuena tan solo, ni siquiera por vez primera, en las débiles palabras que caen de los púlpitos sino que es dicho por Dios en aquél rincón del corazón al que debiéramos habernos recogido, es dicho por la navideña luz de la gracia que ilumina a todo aquel que entra en este mundo”

 Karl Rahner

“Sobre la teología de la celebración de la Navidad”

 Narrativa navideña

 No era más grande que la palma de una mano adulta. Perfecta, no lo era. El tiempo había hecho su trabajo en ella y las marcas del uso, mezclada con los restos del aceite quemado que se dejaban notar en ella. Estaba puesta en una hendidura de la roca viva de la gruta. Alumbraba lo necesario para que ambos, ella y él, pudieran verse. Al encenderla, José tuvo la precaución de entonar la bendición para encender las luces de la casa: Bendito seas Señor, Rey del Universo, que has creado las luces. Esa noche y con esa pequeña lámpara de aceite, ellos iban a ser testigos de cómo la luz de esa lámpara recibía a la Luz del mundo.

 Comentario teológico-pastoral

 El nacimiento humano del Hijo de Dios nos coloca en la perspectiva de ser nosotros también como esa lámpara de aceite. Va resonando el pasaje de Mateo: ustedes son la luz del mundo. No se escondan debajo de la mesa. ¡Alumbren! Esa pequeña lámpara que jugaba al compás del viento oriental que se dejaba colar por las aberturas de la cueva, es el modelo de nuestra propia lámpara interior. Debemos ser como ella para acoger al que es la LUZ. Una tenue luz aceitosa en medio de la noche de Belén.

¿Y yo? ¿Y nosotros? ¿Tengo aceite preparado para mí-nuestras lámpara-s? ¿Comienzo mis actividades cotidianas pidiendo ser luz para otros? ¡Es Navidad! ¡Dejemos que la luz de la Luz, que iluminó el país de las tinieblas (Cf. Is 9,1-6) nos ilumine y renueve! ¡Es Navidad! Tengamos lista la lámpara de aceite y coloquémosla en la hendidura de la roca para que alumbre a todos los que está en la casa.

Sugerencia de textos bíblicos:

 Mateo 5,14-16: Ustedes son la luz del mundo.

Salmo 118: Tu Palabra es lámpara para mis pasos.

Oración

 Padre Santo:

Te damos gracias por el envío de tu luz, Cristo Jesús.

Él es la lámpara de nuestros pasos.

Queremos que estas celebraciones de Navidad

nos transformen en una lámpara que ilumine la vida de nuestro entorno.

A ti no confiamos. Amén.

SEGUNDO CANTO: LA JARRA DE AGUA

 “Calladamente hazte regresar sobre ti mismo; recoge el pasado, el presente y el futuro en este silencio; reúne el vaivén de todas las aguas confusas y alborotadas de tu vida en la concha acústica el corazón presente a sí mismo”

 Karl Rahner

“Sobre la teología de la celebración de la Navidad”

 Narrativa navideña

 El sudor corría por la frente de ella. El dolor de las caderas y sus pies hinchados ya no eran tan soportables. Él se acercaba a ella. Le acariciaba su cabello y le tomaba la mano. ¿Quieres agua? ¡Por favor! Inquirió. Él miró a su alrededor y no encontró más que una artesa con agua para los animales. “Espera, vengo en un momento”, le dijo él. Salió y encontró a una mujer entrada a su edad, a juzgar por sus canas. ¿Disculpe? ¿Tiene agua? Mi mujer está por dar a la luz. Si, espere un momento, le contestó la mujer. Luego de entrar a su humilde hogar, la mujer salió con una jarra de agua. Él volvió a la cueva, sirvió un poco a su mujer. Ella bebió y lo miró con una sonrisa agradecida.

 Comentario teológico-pastoral

 El agua es una “imagen original”, dirá Gastón Bachelard (filósofo francés). Cuando pensamos, miramos, bebemos el agua, Bachelard dice que nuestra alma se conmueve. El “alma del agua” es la imagen onírica y de los deseos, dirá Gastón Bachelard. Navidad y el agua, el agua y su alma, el agua y la sed, Dios es el agua que calma la sed. Navidad es la sed cotidiana de una mujer parturienta. ¿Estoy dando de beber a los sedientos de mi espacio más próximo? ¿Sed espiritual y sed física? ¿cuál es mi-nuestra sed?

Navidad es la invitación que Dios nos realiza para recuperar el alma del agua, aquella que posee aspectos femeninos. Todos nacimos en Belén, Navidad es un lugar común a todos. Todos hemos sido alumbrados por el Dios de la vida que, al comienzo de todo, se movía sobre el agua (Cf. Gn 1,1-2). Agazaparse al pesebre de Belén evoca el sonido de la jarra de agua. Su barro que contiene la purificación del líquido acuoso, mezcla de hidrógeno por dos de oxígeno. Nosotros también estamos llamados a ser una jarra de agua. Nuestro barro contiene el tesoro del agua, de la gracia (San Pablo). ¿Estaremos dispuestos a dar agua esta Navidad?

Sugerencia de textos bíblicos

 Mc 9,41: Dar agua al necesitado, acto que no queda sin recompensa.

Mt 25,35: Dar agua al necesitado, reconociendo al Hijo del hombre.

Oración

 Padre-Madre Dios, agua que calma nuestra sed.

En la noche de Belén, tu Hijo Jesucristo asumió radicalmente nuestra humanidad.

Muchos hombres y mujeres tienen sed de justicia, amor y compasión.

Haznos ser una jarra de agua dispuesta para ellos.

Que tu agua nueva brote como los torrentes del desierto y permitan que la tierra se renueve.

Nos confiamos a ti Padre-Madre de todos. Amén.

TERCER CANTO: PAÑAL RECIÉN ESTRENADO

 “En la experiencia de la soledad, la Navidad te dice: confía en la proximidad, no está vacía; piérdete y encontrarás, regala y te harás rico”

 Karl Rahner

“Sobre la teología de la celebración de la Navidad”

Narrativa navideña

 Un parto, el parto de Dios. Como era la tradición semita, algunas mujeres oraban por la mujer parturienta para que, al alumbrar el recién nacido, éste fuera sano y no hubieran mayores problemas. El niño, todo cubierto de grasa y placenta – como todo niño lo estuvo, lo está y lo estará al momento de nacer – fue lavado por una de esas mujeres. Tome – le dijo el ahora neo-padre a una de las mujeres – trajimos estos pañales. La mujer los tomó y con mucho mimo y cuidado fue arropando – casi amortajando – al niño que jugueteaba con sus manitos. Pañal recién estrenado para el cuerpo recién nacido.

 Comentario teológico-pastoral

 Cubrir al recién nacido, amortajado, casi mirando al sepulcro. El pañal de los padres, la mortaja de Nicodemo y José de Arimatea. Otro me cubre y me arropa, y cuando me arropa me ama. En los dos momentos claves de la vida humana, nacimiento y muerte, son otros los que nos visten o cubren. ¡Somos tan dependientes! ¡Somos con el otro que nos cuida! El pañal de la Navidad, quizás tosco, mal traído, pero digno. La pobreza digna de la gruta de Belén. Arropado en una cueva de Belén, amortajado en una cueva de Jerusalén. La Navidad nos muestra el valor de lo pequeño. Hay un santo minimalismo en la Navidad, ese minimalismo retratado tan bellamente por José Luis Martín Descalzo: “(Navidad son) días para descubrir que el agua vale más que los cheques, que un poeta es más útil que un político, que un niño es más importante que un emperador, que la fe es la mejor lotería, que un brasero y amor en torno a él debería cotizarse altísimo en la bolsa”.

El pañal recién estrenado. ¿A quién estamos cubriendo? ¿Somos personas y creyentes disponibles para otros? Cubrir es proteger, amparar, estar. Los pañales recién puestos protegieron al cuerpo de Dios humanado. Dios en Cristo necesitó pañales. ¡Esa es la radicalidad de la Encarnación! ¡Ese es su escándalo, su salvador escándalo! Algo tan cotidiano como un pañal. ¡Santa Navidad cotidiana!

Sugerencia de textos bíblicos

 Lucas 2,1-14: Arropado en pañales y acostado en un pesebre.

Oración

Trinidad Santa, Una y Diversa.

¡Agradecidos!

No tenemos otra forma de dirigirnos a ti en las vísperas de la Navidad.

Tu ternura, manifestada en los pañales del Hijo de Dios, es un signo de tu poder en lo pequeño y en lo sencillo.

Gracias a Dios porque es Navidad.

Gracias porque Dios, en Jesús, usó pañales y fue puesto en el pesebre.

A ti, gloria y honor, hoy y siempre.

Amén.

Hay que fijar la mirada en lo invisible y dejar hablar en el silencio a lo que calla”

 Karl Rahner

“Sobre la teología de la celebración de la Navidad”.

 

 

 

 

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