Abril 25, 2024

Viganò ya no pide la renuncia del Papa

 Viganò ya no pide la renuncia del Papa

Nuevo comunicado del ex Nuncio que responde al Cardenal Ouellet: ya no pide la renuncia del Papa Francisco, pero sigue acusándolo de haber encubierto al cardenal estadounidense.

Es un comunicado de tonos parcialmente diferentes con respecto a las invectivas anteriores, signo de que la dura respuesta del cardenal Marc Ouellet,  a quien el ex nuncio Carlo Maria Viganò responde ahora a casi tres semanas de distancia, dio en el clavo. Viganò, que con su “dossier” del 26 de agosto pasado (publicado por una red mediática anti-papal mientras Francisco celebraba la misa final del Encuentro Mundial de las Familias en Irlanda) pedía la renuncia del Pontífice, parece cambiar el tono ligeramente.

En el nuevo documento, divulgado en Italia por el periodista Marco Tosatti (estrecho colaborador del ex nuncio para la edición del primer “comunicado”), refiriéndose a la evidente acusación de deslealtad hacia el Papa que hizo Ouellet, Viganò responde: «No me sorprende que al llamar la atención sobre estas plagas, yo haya sido acusado de deslealtad hacia el Santo padre y de fomentar una rebelión abierta y escandalosa. Pero la rebelión implicaría impulsar a los demás a hacer caer el Papado. Yo no estoy exhortando a nada de eso». Viganò y quien lo ayudó en la edición, así como toda la red mediática anti-papal que lo ha apoyado, no recuerdan que ese “dossier” del 26 de agosto concluía precisamente con la petición de la renuncia de Francisco.

Ahora, en cambio, el ex nuncio indica: «Rezo cada día por el Papa Francisco, más de lo que hubiera hecho por los otros Papas. Pido, es más deseo ardientemente que el Santo Padre afronte los empeños que ha asumido. Al aceptar ser el Sucesor de Pedro, ha tomado sobre sí la misión de confirmar a sus hermanos y la responsabilidad de guiar a todas las almas siguiendo a Cristo, en el combate espiritual, por la vía de la Cruz. Que admita sus errores, se arrepienta, demuestre querer seguir el mandato dado a Pedro y que confirme a sus hermanos».

Viganò repite la acusación contra Bergoglio, pues, en su opinión, habría encomendado al cardenal Theodore McCarrick «nuevas e importantes responsabilidades y misiones». Pero no indica cuáles son, puesto que McCarrick, con ya más de ochenta años cuando fue elegido Francisco, viajaba libremente alrededor del mundo tanto durante el Pontificado de Benedicto XVI como durante el de su sucesor, hasta que, frente a una nueva denuncia que por primera vez se refería a un caso de pederastia, precisamente Bergoglio sancionó duramente por primera vez al purpurado anciano.

Es interesante que el ex nuncio admita que las que estableció Benedicto XVI contra McCarrick no eran y nunca fueron «sanciones». En su primer “dossier”, Viganò escribió que el Papa Benedicto había impuesto al cardenal McCarrick «sanciones semejantes a las que ahora le inflige el Papa Francisco». Circunstancia absolutamente falsa, puesto que Francisco ordenó públicamente que el cardenal llevara una vida recluido y después le quitó la púrpura. Las del Papa Ratzinger, en cambio, eran, usando las palabras de Ouellet, «fuertes recomendaciones». Ahora Viganò reconoce que se trataba de «instrucciones» y, como ya habían hecho sus secuaces para tratar de disminuir la importancia de la carta de Ouellet, afirma que «sanciones» o «instrucciones» son parecidas, por lo que se trataría de detalles y nimiedades: «Disquisir si eran sanciones o medidas u otra cosa es puro legalismo. Bajo el perfil pastoral es exactamente lo mismo». Pero no es del todo cierto. Lo demuestra que McCarrick durante el Pontificado de Benedicto XVI continuara haciendo lo que hacía antes sin tener en cuenta las «instrucciones» recibidas. Y no le pasaba nada. Ni siquiera el mismo Viganò se esforzaba para que las respetara, mostrándose a su lado en varias ocasiones públicas como si no sucediera nada, según demuestran diferentes videos.

En la respuesta, Viganò sostiene que la carta de Ouellet confirma todo lo que él había afirmado antes. Pero no dice nada sobre la operación político-mediática ni sobre la intención de hacer que renuncie el único Papa que ha sancionado duramente a McCarrick. Además, el ex nuncio afirma en su nuevo documento que: «hay un punto sobre el que debo desmentir lo que el cardenal Ouellet escribe. El cardenal afirma que la Santa Sede estaba enterada solamente de simples “rumores”, no suficientes para poder tomar medidas disciplinarias en contra de McCarrick».

«Por el contrario —continúa Viganò—, yo afirmo que la Santa Sede estaba enterada de múltiples hechos concretos y estaba en posesión de documentos probatorios, y que, a pesar de ello, las personas responsables prefirieron no intervenir o se les impidió que lo hicieran. Las indemnizaciones a las víctimas de los abusos sexuales de McCarrick en la arquidiócesis de Newark y de la diócesis de Metuchen, las cartas del P. Ramsey, de los nuncios Montalvo en 2000 y Sambi en 2006, del Dr. Sipe en 2008, mis dos Apuntes al respecto para los superiores de la Secretaría de Estado que describían detalladamente las acusaciones concretas contra McCarrick, ¿son solamente rumores? Son correspondencia oficial, no chismes de sacristía. Los delitos denunciados eran muy graves, también estaban los de la absolución de cómplices en actos turbios, con sucesiva celebración sacrílega de la Misa. Estos documentos especifican la identidad de los perpetradores, la de sus protectores y la secuencia cronológica de los hechos. Se encuentran en los archivos apropiados; no se necesita ninguna investigación extraordinaria para recuperarlos». 

Andrea Tornielli   –   Ciudad del Vaticano

Vatican Insider   –   Reflexión y Liberación

 

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