Diciembre 14, 2024

Pascua de Mónica Echeverría

 Pascua de Mónica Echeverría

Una mujer extraordinaria ha partido a la Casa del Padre.

Mónica Echeverría Yáñez, a los 99 años falleció en su casa de la Comuna de La Reina. Deja una estela de amor, compromiso y lucha a lo largo de su fecunda vida. Incansable escritora, dramaturga y defensora de los derechos humanos, feminista desde siempre, de pluma valiente no calló nunca ante ningún poder ni ninguna presión. Una revolucionaria que nos deja enseñanzas de vida buena y justa para todas y todos sin excepción.

Mónica, fue una gran amiga y tuvimos el honor en revista “Reflexión y Liberación” que nos acompañara desde los inicios junto a otro hombre de bien; su esposo Fernando Castillo Velasco… La recordamos como si fuera ayer en esas tardes de amenas conversaciones sobre lo divino y lo humano en su acogedora casa que era un lugar de acogida a toda persona que tenía su alma inquieta por los valores de la justicia, la libertad y la paz.

Les ofrecemos este escrito que Mónica escribió con motivo del Coloquio por los 50 años del Concilio Vaticano II y que realizamos -gracias a sus gestiones con la Rectoría- en la Casa Central de la Universidad Católica de Chile, con el auspicio de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) y que congregó a cientos de estudiantes, personalidades cristianas  y miembros de Comunidades Cristianas de Base en mayo de 2011.

La Tarde de la Esperanza

Cuando fuimos invitados por la FEUC y nuestra revista a escuchar las palabras de José Aldunate y Mariano Puga en torno al Concilio Vaticano II, nunca nos imaginamos la trascendencia que tendría esa convocatoria, pues no sólo el  auditorium de ese cuarto piso del Centro de Extensión de la Universidad Católica estaba repleto de público, sino los pasillos y el piso de la sala que se hacían estrechos para contener a un tropel de jóvenes y no tan jóvenes y de público diverso que se aglomeraba ávido de escuchar y participar en un acto que no sólo devolvería la esperanza sino también indicaría -que pese a la noche oscura por la cual pasaba la Iglesia católica -todavía existían cristianos dispuestos a proclamar su fe y dar testimonio de su entrega a una lucha por el pobre y desamparado.

       El hecho que fuera el nuevo vice-presidente de la FEUC que invitara, el hecho que en esa sala de una universidad que por largo tiempo había permanecido muda ante los atropellos a los derechos humanos,  olvidando el símbolo que representaba, adquiría una trascendencia especial y única. Pues era en estos momentos  que la verdad sobre crímenes de la Iglesia eran asumidos por el Vaticano y se destapaban pecados inaceptables que muchos católicos que habían vivido ignorantes de los hechos se sintieran  frustrados y desamparados acudiendo en masa a esta invitación.

    Escuchar al dirigente estudiantil de la Universidad Católica, Pedro Pablo Glatz, al teólogo y los curas obreros José Aldunate y Mariano Puga, exponiendo sus puntos de vista, conversar en seguida con los dirigentes poblacionales de diversos lugares, las monjas que viven en esos barrios populares ayudando al prójimo, uno que otro intelectual despistado, los estudiantes, y tantos proscritos del mundo triunfador y prepotente del capitalismo se tornaba urgente. Y los aplausos y comentarios, críticas y pasos a seguir se multiplicaban.

    Ese abrazo colectivo,  esa meditación sobre el presente de una Iglesia desorientada, el don de escuchar del público, las canciones en coro y la comunión de los santos con que finalizó la emotiva Eucaristía de Mariano Puga, fue como un baño de esperanzas entre todos nosotros, los cristianos dispersos y acongojados, ante este presente difuso tan carente de ideales.

     ¡Ojalá ese acto  se repita incansablemente como el tónico necesario para todos los que permanecen a la vera de la Iglesia dispuestos a continuar en la lucha por un país más justo!   

Mónica Echeverría Yáñez

Consejo Editorial de revista “Reflexión y Liberación”

Casa Central de la Universidad Católica – 25 demayo 2011     

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Actividades diversas en que participó Mónica,  organizadas por Reflexión y Liberación

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